Ingmar Bergman |
INGMAR BERGMAN
Tres preguntas
Ingmar Bergman Mi creatividad se agotó cuando hice Fantasmas y el drama televisivo Saraband. Me fui de Estocolmo y me establecí en Fårö para siempre. Nací hipocondriaco, y siempre he padecido diversos dolores y molestias indefinidos, pero nunca he dejado que interfiriesen con mi trabajo. Nunca he reflexionado sobre el modo en que envejezco. Mis achaques me han hecho compañía; han cambiado con los años, pero nunca se han interpuesto entre mi vida profesional y yo. En conjunto, he estado sano, y envejecer no me ha preocupado ni me ha dado motivos para reflexionar.
Desde que me establecí en Fårö y perdí toda mi capacidad creativa, la situación es radicalmente diferente. De repente, la edad es una realidad que me hace compañía. Me preocupan los fallos de memoria. De repente no puedo recordar una palabra. Me vuelve al día siguiente, o no me vuelve nunca. Llevo un diario y de un día a otro no puedo recordar lo que he hecho. Una vieja lesión muscular me está molestando, y me impide dar mis paseos diarios. Monto en bicicleta y me caigo (nunca antes había ocurrido). Mi creatividad me ha abandonado; la dejé en el teatro. Estaba a punto de escribir un guión cinematográfico (o un libreto teatral). El tema estaba ahí, el relato estaba listo. Pero no puedo ponerme en marcha. Durante los dos últimos años, el envejecimiento es un compañero involuntario pero inesperadamente bienvenido. No me estoy quejando, pero estoy un poco perplejo. Así que me estoy haciendo viejo, chocheo. No me quejo. No estoy lloriqueando ni gimiendo. Estoy bien, y de vez en cuando encuentro el envejecimiento más bien gracioso. Creo que fue Swedenborg quien dijo: «Si crees que tienes que vivir demasiado tiempo, es porque tienes que crecer». Es un buen consejo. Estoy pensando en mi vida. Leo libros sabios que requieren paciencia. Examino mi testamento y hago gestiones para tener un lugar precioso en el cementerio de Fårö donde seré enterrado. Mis dolencias a veces empeoran, pero me tomo las cosas como vienen. A veces me domina la nostalgia por el teatro y por mis actores. Pero fue mi propia decisión, y no lo lamento. Así que la respuesta a su pregunta es: el envejecimiento ha sido mi compañero durante los últimos dos años. Antes de eso no existía.
Ellen Hollender Bergman ¿Cómo le gustaría morir?
Ingmar Bergman La muerte no me asusta. Pero he tenido que presenciar la muerte de una persona muy querida que fue lenta, físicamente humillante e inmensamente dolorosa. Yo agradecería llegar a ver a la Muerte como una amiga. Agradecería que mi Muerte fuera dulce. Espero tener una Muerte dulce.
Ellen Hollender Bergman ¿Qué cree que ocurrirá después de su muerte?
Ingmar Bergman Dejaré que hable por mí uno de los personajes de mi película Saraband. Lleva viudo dos años y todavía llora a su esposa con la intensidad del primer día. Dice: «Vivir se ha convertido en un rito por sí mismo. No sé. Me fallan las palabras. Pienso con frecuencia en la Muerte. Me imagino que Anna me está esperando. Así es como lo veo: una mañana estoy caminando solo por el sendero del bosque, bajando hacia el río. Es otoño y todo está completamente inmóvil, completamente silencioso. Entonces veo a alguien que se aproxima por la cancela. Lleva su falda vaquera azul y una rebeca azul, y tiene los pies descalzos. Lleva el pelo en una gruesa trenza. Y camina hacia mí desde allí, junto a la cancela. Entonces es cuando me doy cuenta de que estoy muerto. Y entonces ocurre la cosa más extraordinaria. Es así de sencillo, pienso para mí. Nos pasamos toda la vida preguntándonos acerca de la muerte y de lo que hay después o de lo que no hay después. Y entonces “¿es así de sencillo?”». A veces se me ocurre una idea escuchado música; como con Bach.
De: Ellen Hollender Bergman y Lina Ikse Bergman. Tre Fragor [Tres preguntas], Estocolmo: Leopard Förlag, 2006.
Bergman vivió sus últimos años en Fårö, y continuó viendo películas casi a diario, recibiendo ocasionalmente visitas de su familia y manteniendo contacto telefónico con los amigos de forma regular. Murió el 30 de julio de 2007, a los 89 años, y fue enterrado en la isla el 18 de agosto de 2007.
Ingmar Bergman |
INGMAR BERGMAN (Upsala, Suecia, 14 de julio de 1918-Fårö, Suecia, 30 de julio de 2007). Guionista y director de teatro y cine sueco. Considerado uno de los directores de cine clave de la segunda mitad del siglo XX , es para muchos, el cineasta más grande de la historia del cine.
Dos dramaturgos, Henrik Ibsen y, sobre todo, August Strindberg, lo influyeron e introdujeron en un mundo donde se manifestaban los grandes temas que tanto lo atraían, cargados de una atmósfera dramática, agobiante y aún desesperanzada, lo que deja una profunda huella en el espíritu del joven Bergman y una marcada influencia en su obra artística.
Su narrativa visual suele ser deliberadamente lenta, con un montaje y una secuencia de planos mesurados, esto con el fin de lograr un suficiente tiempo de reflexión entre los espectadores, aun cuando ya estén «capturados» en la diégesis; sin embargo tal lentitud está, como en Andrei Tarkovsky, lejos de la monotonía merced a la carga del mensaje o a la excelente marcación actoral; otra característica de su estética fílmica es la limpieza de las imágenes.
Es recurrente el hecho de que en la mayor parte de la filmografía del realizador sueco, sus personajes son atravesados por los mismos caminos en que se internan. Se trata de trayectorias que los reconducen hacia sí mismos, hacia su propia alma, hacia su propia conciencia. Son recorridos íntimos, enigmáticos, que muchas veces se apoderan del espectador transportándolo a una experiencia estrictamente personal e inquietante, en la medida en que sus personajes realizan aquella trayectoria sobrecargada por un denso dramatismo, aquél que implica desnudar el alma humana en forma genérica.
Aquella trayectoria termina en algunos casos en la locura o en la muerte, en otros en un estado de gracia, un momento metafísico que permite a sus personajes comprender más de su realidad, una revelación que los iluminará y modificará el curso de sus vidas. En algunos casos les servirá para exorcizar, conjurar y dominar los fantasmas que perturban el alma del personaje.
Los personajes de Bergman arrastran un pesado lastre en sus mentes, en sus sentimientos. En general son adultos, salvo el caso del niño de El silencio (muy revelador, aunque sea Esther la que tiene el «alumbramiento», el personaje que interpreta Ingrid Thulin).
La inquietud que sienten esos personajes es más o menos latente, pero progresivamente irá revelándose ante el espectador produciendo un efecto de iluminación y a veces sólo devastador.
La transmisión de esos estados de conflicto interno de sus personajes, originan historias angustiosas y lacerantes, como pocos directores de cine han podido comunicar a su público, y éste es el mayor logro del director sueco.
Los especialistas Jordi Puigdomenech y Charles Moeller clasifican las más de cuarenta obras de Bergman, como director y guionista, en cinco etapas:
Obras de juventud o impresionistas, 1945-1948;
De peso psicológico, 1948-1955;
De contenido simbólico, 1956-1963;
De expresión crítica, 1964-1980;
De reconstrucción genealógica, 1981-2007.
Los archivos personales de Ingmar Bergman, 2008
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