miércoles, 25 de mayo de 2005

Henning Mankell / "Fui a Mozambique en busca de diferencias y sólo encontré similitudes"



Henning mankell

"Fui a Mozambique en busca de diferencias y sólo encontré similitudes"

Rosa Mora
San Sebastián, 25 de mayo de 2005


Ese 8 de enero de 1990, en Asesinos sin rostro (Tusquets), Kurt Wallander andaba ya camino de los 43 años. Cuenta Henning Mankell en el prólogo de La pirámide, el libro de relatos que cierra el ciclo del inspector de policía de Ystad, que a lo largo de estos años ha recibido muchas cartas de lectores en las que se referían a algunas incoherencias en sus novelas, que él se toma con mucho humor, pero, sobre todo, querían saber qué había sido de Wallander antes de que se iniciase la serie policiaca. Éste fue uno de los motivos que le impulsaron a escribir los cinco relatos, ahora reunidos en español y en catalán (también publicados por Tusquets).
En La cuchillada encontramos a un joven Wallander de 21 años, agente de policía que patrulla por las calles de Malmoe y que sueña con incorporarse a la Brigada Judicial. Un vecino suyo aparece muerto, todo hace pensar que es un suicidio pero el caso es mucho más complicado. Kurt se implica por su cuenta, comete todos los errores posibles, recibe una cuchillada que un poco más y le cuesta la vida, pero pone también de manifiesto su especial intuición y su tozudez. Consigue su objetivo y pasa a la Brigada Judicial.





"Que no se preocupen los admiradores de Wallander; aunque su hija sea la protagonista de las nuevas novelas, él siempre andará por ahí"
"Vivimos en una sociedad que cada vez es más violenta. Hay muchos jóvenes marginados, no tienen trabajo, hay choques étnicos entre bandas..."

En los siguientes relatos, La grieta, El hombre de la playa, La muerte del fotógrafo y La pirámide, veremos una violencia creciente, la muerte de un joven negro surafricano sin papeles, casos de venganza y de celos, de drogas... También cómo se casa con Mona, tiene una hija, Linda, el matrimonio va mal y se separan. Vemos a un hombre hipocondriaco, que no se cuida, bastante pesimista y solitario, siempre obsesionado por su trabajo.
La primera novela de Wallander que se publicó en España fue la sexta de la serie, La quinta mujer. Luego Tusquets las recuperó todas por orden cronológico. Han sido traducidas a 37 idiomas.
Hasta que no acabó de escribir la octava y última, El cortafuegos, no cayó Mankell en la cuenta de cuál era el subtítulo que había estado buscando en vano para la serie, según explica en la introducción de La pirámide: "Novelas sobre el desasosiego sueco".
Mankell ha pasado unos días en San Sebastián, donde ayer participó en el primer Literaktum, festival de letras y lenguajes. Se trata de un encuentro que dura hasta el 28 de mayo y en el que hay conferencias de escritores procedentes de todas las geografías literarias, encuentros entre escritores y creadores, talleres sobre nuevos proyectos y tendencias, etcétera. Las entradas (gratuitas) para escuchar a Mankell se agotaron mucho antes de que él llegara a Donosti.
Pregunta. ¿Qué es eso del desasosiego sueco?
Respuesta. Prefiero hablar de lo que ocurre en Europa, no de lo que pasa en Suecia. Está surgiendo una nueva identidad, algo se mueve, y también hay cierta preocupación. Por ejemplo, muchos europeos viven con recelo el no tener que sacar el pasaporte en una frontera, un pasaporte que diga que soy sueco, español... Esta preocupación es el contexto en que escribo. Hoy me he sentido feliz porque al llegar aquí, al hotel, me han pedido el pasaporte. Siempre me acordaré del hotel Londres de San Sebastián.
P. Pero usted se plantea en La pirámide una pregunta inquietante: "¿Qué estaba sucediendo en el Estado de derecho sueco durante la década de los noventa?".
R. Han pasado 15 años desde que empecé la serie de Wallander, y Suecia es un buen ejemplo de Europa. No puedo contar historias generales de Europa, pero si escribes historias reales de lo que pasa en Suecia o de lo que pasa en el País Vasco se pueden aplicar a Europa.
P. En La grieta, Wallander se lamenta de la "violencia creciente, de la brutalidad inexplicable".
R. De lo que se queja Wallander es del cambio. Vivimos en una sociedad que cada vez es más violenta. El fenómeno de los navajeros, por ejemplo. Ahora los jóvenes sacan cada vez más la navaja. Hay muchos jóvenes marginados, no tienen trabajo, viven conflictos sociales, hay choques étnicos entre bandas... Quizá esto no suceda aquí, en San Sebastián, pero sí en Madrid, en Barcelona, en Bilbao, en Sevilla o en Valencia.
P. Desde el primer relato se ve que las relaciones con Mona no van bien, ¿por qué se casan?
R. Porque está enamorado y sigue estando enamorado. Es un hombre bastante normal, no quiere divorciarse y lucha para que su matrimonio funcione.
P. ¿Es muy individualista?
R. Intenta cooperar realmente aunque muchas veces trabaja solo. Ése es uno de sus problemas, la tendencia a trabajar solo, aunque lucha por cooperar, porque le conviene. Ésa es la batalla de toda su vida.
P. En Cortafuegos le abren expediente por presuntos malos tratos a una joven en la comisaría. Se siente furioso, piensa en dejar el trabajo. ¿Está cansado?
P. No lo sé, y quizá debería saberlo, porque lo he escrito yo. Quizá se trata de demostrar que Wallander también puede sorprender. Tiene contradicciones, pero todos tenemos aspectos oscuros que pueden sorprender.
P. ¿Y usted? ¿Se ha cansado de Wallander?
R. No, pero la vida es corta y hay tantas cosas sobre las que escribir... Calderón de la Barca dijo que la vida es sueño, pero también es escasez de tiempo.
P. Dentro de un año Tusquets publicará Innan frosten, la primera novela en que Linda, la hija del detective, se hace policía y aparece convertida en protagonista de una nueva serie. ¿Qué pasará con Wallander?
R. Wallander andará por ahí. Hasta ahora estaba en primer plano y su hija iba dando vueltas; a partir de esa novela, cambia. Ella estará en primer plano y él andará dando vueltas.
P. Los admiradores de su policía están un poco preocupados por su futuro.
R. No tienen por qué preocuparse, Wallander siempre estará ahí.
Innan frosten es de todas mis novelas la que mejor se ha vendido.
P. ¿De cuántas novelas constará esta nueva serie?
R. De tres.
P. ¿Aún escribe teatro y literatura infantil?
R. Sí, trabajo mucho. Antes de salir de viaje hacia España, dejé las pruebas de mi última obra para revisar. Se titula Kennedy's brain, pero no hablaré de ella hasta dentro de seis meses.
P. ¿Sigue viviendo parte del año en Maputo?
R. Sí, en junio regreso allí. Mozambique es parte de mi vida. He pasado mucho tiempo allí, tengo muchos amigos... Estoy dividido entre África y Europa, y con el tiempo me he dado cuenta de lo muy cercanos que estamos. Fui a Mozambique hace 30 años en busca de diferencias y sólo he encontrado similitudes.
P. Y, sin embargo, su gran novela africana de la serie Wallander, La leona blanca, no pasa en Mozambique, sino entre Suecia y África del Sur, y el tema es el apartheid.
R. Kennedy's brain sucede en 1963, cuando el presidente Kennedy fue asesinado. Su cerebro desapareció... Y en esta novela hablo de Mozambique.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Miércoles, 25 de mayo de 2005




miércoles, 4 de mayo de 2005

Isabelle Huppert / "No soy nada de lo que interpreto y lo soy todo"

Isabelle Huppert


Isabelle Huppert: "No soy nada de lo que interpreto y lo soy todo"

La actriz encarna a Hedda Gabler en el Lliure


JACINTO ANTÓN
Barcelona 4 MAY 2005

Extraordinaria cita en el Teatre Lliure de Barcelona: Isabelle Huppert, actriz fetiche de Chabrol, interpreta dos noches consecutivas, hoy y mañana, Hedda Gabler, de Ibsen, en un montaje del director Eric Lacascade. De una delicada belleza, suavemente irónica y apasionada con su profesión, Huppert comparó a la protagonista del drama de Ibsen con Madame Bovary -"Hedda Gabler es más mental"- y afirmó sobre los personajes que encarna: "No soy nada de lo que interpreto y lo soy todo".
Isabelle Huppert consideró que Bovary y Gabler, "dos abismos fascinantes", no son "primas, sino hermanas", que se caracterizan por su sexualidad, aunque la segunda "no va como Emma Bovary al final de su deseo, es más mental". Interrogada acerca de lo que le ha atraído del personaje de Ibsen, Huppert dijo que como todos los grandes personajes "a Hedda Gabler podemos volver a descubrirla infinitamente, hay muchas maneras de verla e interpretarla, podemos preguntarnos si encarna el bien o el mal, el deseo o su rechazo, el amor o el odio, el afán de vivir o de morir, y por toda esa complejidad llegamos a un punto de verdad".
La actriz señaló que le interesan "los personajes que no se acaban nunca de definir pero en los que uno puede proyectar su manera de definirse, o de no definirse". Reflexionó que la abundancia de personajes atormentados en su carrera "quizá se deba al azar o quizá no", pero "hay mucho placer en hacerlos". En todo caso, dijo: "No soy nada de lo que interpreto y lo soy todo; una actriz tiene todos los sentimientos dentro y por eso los puede interpretar".
Sobre si prefiere el cine o el teatro, dijo que le gustan las dos cosas. "Son diferentes, pero yo he intentado que no lo sean tanto, que el teatro que hago tenga la misma confrontación con uno mismo que a mí me parece que es el principio fundamental del cine". La actriz valora especialmente el "misterio de la corriente que se establece a veces entre la sala y el escenario".
Huppert, que en septiembre estrenará una película de Patrice Chéreau a partir de una novela de Conrad, explicó que antes de las funciones de Hedda Gabler no hace nada especial. "No tengo miedo, no sé cómo lo he conseguido pero es así". Y dijo que no se plantea si ama o no al personaje, "porque eso sería moralizar y los grandes personajes se escapan a cualquier intento moralizante".
* Este artículo apareció en la edición impresa del Miércoles, 4 de mayo de 2005