miércoles, 16 de abril de 2025

La millonaria suma que Isabel Preysler le cobraba a Mario Vargas Llosa por vivir en su mansión

 

Isabel Presyler y Mario Vargas Llosa


La millonaria suma que Isabel Preysler le cobraba a Mario Vargas Llosa por vivir en su mansión, según medios españoles

Un revelador libro biográfico destapa los detalles financieros de la relación entre el Nobel de Literatura y la socialité española.

La muerte reciente de Mario Vargas Llosa, figura destacada en la literatura mundial, ha desatado una serie de reacciones tanto en el ámbito literario como mediático, y también ha revelado aspectos hasta ahora desconocidos sobre su relación conIsabel Preysler, socialité española conocida por su elegancia y estilo de vida lujoso.

Según los informes de medios españoles, una de las revelaciones más sorprendentes de esta relación es la millonaria cantidad que Mario Vargas Llosa habría pagado a Isabel Preyslerdurante los ocho años que vivió en su mansión de Madrid.

Una cifra impresionante: 80 mil euros al mes

De acuerdo con el libro biográfico ‘Reina de corazones’, escrito por la periodista Paloma Barrientos, el escritor peruano Mario Vargas Llosapagaba a Isabel Preysler una cantidad mensual de 80 mil euros por residir en su lujosa mansión en el exclusivo barrio de Puerta de Hierro, Madrid.

Esto equivale a alrededor de 90 mil dólares al mes, una cifra que ha dejado atónitos a muchos seguidores del escritor. Según los reportes, la relación entre ambos no solo estuvo marcada por una aparente complicidad emocional, sino también por una considerable contribución económica de parte de Vargas Llosa para sostener el alto nivel de vida de la socialité.

Isabel Preysler tuvo una relación
Isabel Preysler tuvo una relación de casi 8 años con Mario Vargas 

En total, a lo largo de los casi ocho años de convivencia, la suma que Mario Vargas Llosa habría pagado a Isabel Preysler por alojarse en su mansión asciende a más de siete millones y medio de euros, lo que demuestra el estilo de vida costoso que mantenían. Esta cifra fue divulgada por Barrientos en su libro, que profundiza en aspectos no conocidos del vínculo entre ambos. La revelación de esta cantidad ha sorprendido, especialmente considerando el carácter reservado de la vida personal del Nobel.

El libro ‘Reina de corazones’ también arroja nueva luz sobre los rumores que circulaban acerca de la situación económica de Isabel Preysler durante su relación con Vargas Llosa. Durante años, se especuló que la socialité mantenía un estilo de vida austero y que la relación con el escritor estaba marcada por su generosidad. Sin embargo, Paloma Barrientos refutó estas versiones, señalando que el escritor no solo no era tacaño, sino que, por el contrario, contribuyó ampliamente al mantenimiento de la mansión y al bienestar de Preysler.

“La gente solía decir que Isabel vivía a ‘cuchillo y mantel’, pero no es cierto. Mario Vargas Llosa daba mucho dinero, y eso es algo normal para mantener esa casa”, explicó Barrientos, citando a Federico Jiménez Losantos, amigo cercano de Vargas Llosa. El escritor, lejos de ser reacio a gastar, contribuía económicamente para garantizar la comodidad de su pareja en la mansión. La cifra de 80 mil euros al mes, según las fuentes citadas en el libro, sería una muestra clara de esta generosidad.

Aunque Vargas Llosa poseía su propia vivienda en Madrid, prefirió mudarse a la conocida mansión de Preysler en Puerta de Hierro, lo que pone en evidencia el deseo del escritor de estar cerca de la socialité, así como su disposición a asumir los altos costos de vivir en un lugar tan exclusivo. La mansión Villa Meona, de la que tanto se ha hablado, se convirtió en su residencia durante esos años.

Mario Vargas Llosa y Isabel
Mario Vargas Llosa y Isabel Preysler.

La ausencia de Isabel Preysler tras la muerte de Vargas Llosa

Mientras los hijos de Mario Vargas Llosa guardan luto en la privacidad, Isabel Preysler ha optado por el silencio. Su ausencia en las redes sociales y en los medios de comunicación ha generado incredulidad y sospecha entre los seguidores del escritor.

Además, la exclusión de Preysler del testamento de Vargas Llosa no ha sorprendido, ya que su separación en 2022 había sido un indicio claro de la distancia que se había generado entre ambos. La relación de alto perfil que ambos mantuvieron no estuvo exenta de dificultades, como lo demuestra la falta de menciones de Preysler en los últimos momentos de la vida del escritor.

“Hemos podido hablar con una persona que ha hablado Isabel y me dicen que se ha enterado esta mañana del fallecimiento de Mario Vargas Llosa por una persona que le ha llamado”, fue lo que comentó un reportero del programa TardeAR, de Telecinco, respecto a la forma en que la socialité recibió la noticia de la muerte de Vargas Llosa.
Isabel Preysler se enteró de
Isabel Preysler se enteró de la muerte de Mario Vargas Llosa y quedó en shock.


INFOBAE



Así era el refugio de Vargas Llosa en pleno centro de Madrid

 

Vargas Llosa, junto a la calle Flora, donde se encuentra la que ha sido su casa en Madrid

Vargas Llosa, junto a la calle Flora, donde se encuentra la que ha sido su casa en MadridMontaje: David Díaz


Así era el refugio de Vargas Llosa en pleno centro de Madrid



En un edificio del siglo XIX y con una superficie de 283 metros cuadrados, su hogar de la capital era un lugar de inspiración para sus novelas

A lo largo de su vida, Mario Vargas Llosa expresó en múltiples ocasiones un profundo amor por Madrid, ciudad que no solo ha sido su residencia durante largos periodos, sino también un escenario vital en su trayectoria personal y literaria. Para el escritor peruano, Madrid representa mucho más que un simple lugar de paso: es una ciudad que le ofreció libertad, reconocimiento y un espacio fecundo para la creación.

Casa de citas / Adriana Herrera / Vargas Llosa

 



Adriana Herrera

VARGAS LLOSA

Ha partido el último de los grandes del Boom latinoamericano. Nunca respondió a la corrección política. Provocó incendios (literales y literarios) desde muy joven desafiando la autoridad opresiva de su propio padre, de la Escuela Militar Leoncio Prada, de las convenciones que asfixiaban la realidad interior para sostener las apariencias, y no tuvo inconveniente en cambiar, con absoluta integridad, de visión y opinión cuando los hechos sobrepasaban sus convicciones. Prueba de ello fueron su vida y su literatura: pienso en su valiosa y valiente defensa de Camus frente a Sartre,  y en el histórico libro "Israel-Palestina. Paz o Guerra Santa". Habría deseado preguntarle por este presente, segura de que no habría temido abrir la puerta a las controversias, siempre y cuando se preservara la honesta búsqueda de lo justo. Sus equivocaciones fueron quizás menores que sus retracciones. Se distanció de la utopía del comunismo tropical y abrazó de un modo  incomprensible para mí y para muchos, la defensa del neoliberalismo. Lo que nadie podrá negar es el valor de su honestidad, la capacidad para soltar el caparazón de sus propias creencias y expandir su visión más allá de cualquier forma de corrección exigida. Devoto de Madame Bovary, jamás temió al escándalo y sus héroes fueron a menudo personajes históricos controversiales. Tuve el privilegio de entrevistarlo varias veces para la revista Poder, bajo mi inolvidable editor José Fernando López. Escribí entonces: "Con Mario Vargas Llosa se puede o no estar de acuerdo, pero nadie puede acusarlo de haber cedido a los halagos del poder."



Vargas Llosa / Yo creí que era mi amigo

 

Javier Marías, Mario Vargas Llosa y Arturo Pérez-Reverte con Pilar Reyes, editora de los tres.

Arturo Pérez-Reverte comparte su mejor recuerdo con Mario Vargas Llosa y Javier Marías: “¡Yo creí que era mi amigo!”


El autor se despide del Premio Nobel con un coloquio tan recomendable hoy como el día en que tuvo lugar.


David Arroyo
15 de abril de 2025

La noticia del fallecimiento de Mario Vargas Llosaha dejado conmocionado al mundo de la literatura. Las reacciones de escritores, lectores y políticos se suceden y entre ellas, la de Arturo Pérez-Reverte ha sido una de las más emotivas. El autor se ha despedido de su amigo con un mensaje en redes que ha acompañado de una fotografía con ambos, Javier Marías y la editora de los tres, Pilar Reyes. En ella salen charlando distendidamente tras un coloquio con motivo del 50 aniversario de la editorial Alfaguara. Y ahora que es el único superviviente de los narradores a la mesa, el cartaginés acompaña la instantánea del siguiente mensaje: “Cómo decía el torero Luis Miguel Dominguín, siempre queda uno para contarlo. Aunque al final siempre hay otros que acaban por contar al que lo cuenta. Son las viejas reglas”.


https://m.youtube.com/watch?v=Juaq4HnkIN4


Dicho coloquio es, además, uno de los mejores recuerdos que tiene Reverte junto a Mario Vargas Llosa y Javier Marías. Así lo ha dicho él mismo al compartir el vídeo de aquel día. Una charla de hora y media cargada de mensajes y bromas. “Fue una tarde divertida, maravillosa, no sólo para el público sino para mí. Qué honor, les aseguro, haber compartido con dos amigos a los que amé y respeté un momento como éste”, decía Reverte.

En un momento dado del coloquio, atentos a cómo describe Reverte a Vargas Llosa. No hay mejor forma de ver su admiración y cariño a su compañero de profesión, al que consideraba un regalo de las letras. “Qué se siente teniendo conciencia de que hay todo un mundo, un período fascinante e histórico de la literatura que en este momento se resumen en ti. Tú eres el que apagará la luz (cuando ocurra) de esa etapa”. Imperdible también las respuestas entre risas de Vargas Llosa (“¡Yo creía que era mi amigo!”) y Javier Marías (”Por lo menos ha dicho que la apagarás tú y no que te la apagarán”).


AS


Adiós a Mario Vargas Llosa

 

El escritor Mario Vargas Llosa, en la Biblioteca Pública de Nueva York, mayo de 2008.


Adiós a Mario Vargas Llosa

Con el Nobel desaparece un autor cumbre de la literatura en español, un ensayista íntegro y un articulista de radical independencia


El País
EL PAÍS
14 ABR 2025 - 22:00 

La obra literaria y ensayística de Mario Vargas Llosa, fallecido el domingo en Lima a los 89 años, no tiene parangón en las letras españolas del último siglo. Los lectores de este periódico lo han sabido durante décadas, porque en él escribió, desde 1990 hasta 2023, tanto sus artícu­los de opinión de actualidad como su crítica literaria. La insaciable curiosidad intelectual de Vargas Llosa y la necesidad de implicarse en los debates de su época le llevaron a ser para el público mucho más que un autor de novelas. En sus artículos quincenales en este periódico transmitió opiniones radicalmente independientes y a menudo muy pegadas a la actualidad. El lector que quizá esperaba solemnidad y barroquismo tras la firma de un premio Nobel encontraba observaciones expuestas de una manera sencilla, honesta y respetuosa. Igual que podía dedicar un artículo a explicar su fascinación por un cuento de Faulkner, en las páginas de este periódico Vargas Llosa vertió elogios a dirigentes políticos de su agrado, anunció a quién iba a votar, escribió un alegato a favor de la legalización de las drogas y llamadas al entendimiento de los grandes partidos frente a los extremos. Bajo el concepto de “votar mal”, que irritó a algunos, criticó sin complejos cualquier opción política que en su opinión fuera un peligro para la democracia, desde Donald Trump a la izquierda peruana.

martes, 15 de abril de 2025

Vargas Llosa / Un hombre hecho de literatura

 


Mario Vargas Llosa imparte una lección sobre Jorge Luis Borges en las universidad de Princeton, Estados Unidos, en octubre de 2010.


Mario Vargas Llosa, un hombre hecho de literatura

A lo mejor fue tan grande porque se pasó la vida escribiendo como si recién empezara a escribir: con el mismo entusiasmo, el mismo temblor, el mismo deseo


Leila Guerriero
LEILA GUERRIERO
14 ABR 2025 - 22:56 COT


Varias de las preposiciones del idioma español pueden aplicarse a la larga existencia de Mario Vargas Llosade la literatura, desde la literatura, entre la literatura, hacia la literatura. Y, sobre todo, para la literatura y por la literatura. Falleció este domingo 13 de abril de 2025 en Lima, acompañado por los más suyos, después de haber vivido 89 años (los cumplió en marzo pasado). Álvaro, Gonzalo y Morgana, los tres hijos que tuvo con Patricia Llosa, con quien vivió un matrimonio de décadas, lo anunciaron en sus redes: “Con profundo dolor, hacemos público que nuestro padre, Mario Vargas Llosa, ha fallecido hoy en Lima, rodeado de su familia y en paz”. Esa tribu familiar —revoltosa, viajera, complicada, divertida, sólida— lo rodeó hasta el final. Es curioso, pero es sobre todo una proeza, que un hombre con una niñez como la que tuvo haya formado una familia así.

Vargas Llosa / A la espera de “esa novela de las novelas imposibles”

 


Mario Vargas Llosa toma apuntes en su  apartamento de Nueva York, el 10 de octubre de 2010.


Vargas Llosa, a la espera de “esa novela de las novelas imposibles”

Quiso ser escritor para huir de la soledad, y eso dijo muchas veces, que ese era su propósito, esquivar el murmullo implacable de la soledad


Juan Cruz
14 de abril de 2025

En Los nuestros dijo de él Luis Harss, que fue a entrevistarlo en París para el libro más importante de aquel descubrimiento que fue el boom: “En la distancia, a la vuelta del horizonte, lo espera a Vargas Llosa la novela imposible, la novela total. Sería, dice, una novela a la vez fantástica y psicológica, realista y mítica; abarcaría todas las manifestaciones concebibles de la realidad. “Grandes novelas —dice Vargas Llosa— son las que, hasta cierto punto, se acercan a esa novela de las novelas imposibles”.

Vargas Llosa / El escritor que debatió con el mundo


Mario Vargas Llosa lee un ejemplar del diario EL PAÍS con su fotografía en la portada en su casa de Nueva York, al día siguiente de habérsele comunicado la concesión del Premio Nobel de Literatura en 2010.


Vargas Llosa, el escritor que debatió con el mundo

Durante 33 años, escribió en EL PAÍS con pasión y criterio propio hasta componer una obra periodística a la altura exacta del novelista inmenso que fue


Pepa Bueno
PEPA BUENO
14 ABR 2025 - 22:56 COT


 “Para poder escribir novelas yo he necesitado siempre tener un pie en la actualidad”, nos dijo Mario Vargas Llosa en su última entrevista con EL PAÍS el mismo día que publicó su última columna en el periódico. Llegó a estas páginas el 2 de diciembre de 1990 y se despidió de sus lectores el 17 de diciembre de 2023. Desde el principio, su tribuna se tituló Piedra de toque“porque era la piedra que servía para medir la pureza y el valor de los metales” y le pareció una metáfora perfecta para “medir, o sea, encontrar, la verdad en el mundo que nos rodea”.

El sufrimiento silencioso de Mario Vargas Llosa: cinco años lidiando con una enfermedad sin cura

 



Mario Vargas Llosa, retratado en Madrid, en octubre de 2019.


El sufrimiento silencioso de Mario Vargas Llosa: cinco años lidiando con una enfermedad sin cura

Al Nobel le diagnosticaron una grave enfermedad en el verano de 2020. No quiso hacerlo público, pero su entorno más íntimo lo sabía. Sus últimos meses de vida los dedicó a visitar los escenarios de algunas de sus novelas más celebradas



Martín Bianchi
MARTÍN BIANCHI
Buenos Aires - 14 ABR 2025 - 22:56 COT

Mario Vargas Llosa sabía desde hace casi cinco años que se iba a morir. Los médicos se lo anunciaron en el verano de 2020. Según explica el entorno más cercano del escritor a EL PAÍS, una de las primeras cosas que hizo el premio Nobel de Literatura tras recibir la noticia fue escribir una carta a sus tres hijos: Álvaro, Morgana y Gonzalo. En ella, les hablaba de su enfermedad, una enfermedad grave, en su caso sin cura, pero para la que había tratamientos que podían retrasar el desenlace final. La “tribu”, como se llaman los Vargas Llosa a sí mismos, no tardó en responder a la llamada del pater familias. La carta sirvió para que el padre se uniera todavía más a sus hijos y para que todos olvidaran definitivamente las desavenencias familiares que surgieron en 2015, cuando el autor de obras como La ciudad y los perros Conversación en La Catedral rompió su matrimonio de 50 años con Patricia Llosa para iniciar una relación con Isabel Preysler.

Vargas Llosa, en 10 lecturas



Mario Vargas Llosa, en 10 lecturas

De ‘La ciudad y los perros’ a ‘Le dedico mi silencio’, un repaso a las obras más destacadas del Premio Nobel de Literatura


DOMINGO RODENAS DE MOYA
13 ABR 2025 - 19:58 COT


Mario Vargas Llosa fue “el primero de la clase”, como lo llamó José Donoso, quizá el más incoercible caso de talento narrativo de aquella generación prodigiosa del boom. En su cosecha de novelas y ensayos escandaliza la abundancia de obras maestras, cada una de las cuales podría haber sostenido el prestigio de toda una carrera. Propongo aquí una decena de títulos para empezar la lectura, una biblioteca escogida en la que he cedido a mis propias querencias.

La ciudad y los perros (1963)

Del cruce de la memoria de adolescencia en el colegio militar Leoncio Prado y de sus bulímicas lecturas (Sartre y Malraux y Faulkner y toda la lost generation), nació esta primera y rotunda novela, premio Biblioteca Breve en 1962, que fue la cabeza de puente del boom de la novela latinoamericana. Con voces y tiempos movedizos y un recurrente juego de duplicaciones, Vargas Llosa representa en el colegio Leoncio Prado tanto una maqueta de la sociedad peruana como una metáfora intemporal del darwinismo social, de la imposición de los fuertes sobre los débiles. La violencia, la vejación y el miedo espesan la atmósfera del internado militar donde los cadetes han creado su propio sistema de castas (jefes, perros y esclavos). La extraña muerte de de uno de ellos, El Esclavo, activa una cadena de revelaciones y ocultamientos que enfrenta a su amigo El Poeta con el supuesto asesino, El Jaguar, y desafía los códigos militares (impostura y omertà) que, no obstante, acaban prevaleciendo.


Portada de 'La ciudad y los perros', de Mario Vargas Llosa.

La casa verde (1966)

Novela magistral y laberíntica construida con precisión de ingeniero mediante un audaz instrumental narrativo aprendido en buena medida de Faulkner. Escrita en París entre 1962 y 1965, es un tour de force en el que se entrecruzan cinco historias distintas, dos ubicadas en la ciudad de Piura y tres en la selva, donde se halla el burdel al que alude el título. En este recital de argucias narrativas, una serie de ecos y recurrencias, de datos ambiguos y escamoteados, permiten que las cinco tramas, mientras se alternan y trenzan, fluyan hacia su convergencia en una unidad superior donde la barbarie (o las fuerzas primitivas) triunfan sobre la civilización. En el abigarramiento de personajes e historias, descuellan la prostituta Selvática y Lituma (al que el autor recuperará en Lituma en los Andes, en 1980), pero también el espíritu insurgente del líder indígena Jum, que se alza contra las atrocidades de los caucheros, o el relato aventurero de un contrabandista japonés que viaja hacia su propio final en una leprosería. Una obra portentosa cuya génesis contó Vargas Llosa en Historia secreta de una novela (1971).



Portada de 'La casa verde', de Mario Vargas Llosa.

Conversación en La Catedral(1969)

Otra obra maestra, modelo de ejecución impecable y de conciliación entre el testimonio crítico de una sociedad lacerada, la del Perú bajo la dictadura de Manuel A. Odría (1948-1956), y la aplicación deslumbrante del utillaje técnico de la novela moderna. A través de una conversación de cuatro horas en el bar «La Catedral», Zavalita —periodista que carga a partes iguales con el desencanto y la frustración— y Ambrosio —ex chófer de su padre y ahora al servicio del cruel Cayo Bermúdez, pieza clave del engranaje de la dictadura—, Vargas Llosa hace una minuciosa anatomía de la putrefacciónmoral que se ha propagado por todo el cuerpo social peruano. La multiplicidad de historias, desde lo melodramático a lo épico, junto con la polifonía llevada a su máxima expresión, conectan la esfera pública con la privada y ponen en evidencia cómo cunde el envilecimiento generalizado bajo cualquier régimen dictatorial, una degradación moral que incluye a quienes, por miedo o cálculo, se refugian en la inhibición o la mediocridad acomodaticia. Una novela impresionante.

Portada de 'Conversación en La Catedral', de Mario Vargas Llosa.

La orgía perpetua (1975)

Análisis sagacísimo de Madame Bovary, del taller de Flaubert y, por encima de eso, una declaración fervorosa de una vocación literaria «exclusiva y excluyente». Si Conversación… había sido una tentativa lograda de novela total, la ambición de totalidad se aplica ahora a la crítica. Vargas parte de la lectura de los 13 tomos de la correspondencia de Flaubert (comprados con el dinero que le reportó La ciudad y los perros) para sumergirse en los secretos y paradojas de la escritura del francés. La admirativa relación de las cualidades de esta se torna una confesión de la propia poética: el realismo antes que la tentación de lo fantástico o lo maravilloso (pese a que Historia de un deicidio —su tesis doctoral— fuera un análisis pormenorizado de Cien años de soledad); la obsesiva minuciosidad en la estructura, los procedimientos y el estilo; la adecuación entre el asunto narrado y el tratamiento formal; el rechazo de la improvisación o la fe en la genialidad; la habilidad inusitada para narrar la multitud; el aprecio por la acción melodramática o, en fin, el anclaje soterrado de la novela en la experiencia vital del escritor.

Portada de 'La orgía perpetua', de Mario Vargas Llosa.

La tía Julia y el escribidor (1977)

La conexión entre novela y autobiografía (la autoficción, si se quiere) tiene aquí un ejemplo temprano y nada trivial. El joven protagonista, Marito o Varguitas, que aspira a ser escritor, trabaja en una emisora de radio donde conoce al escribidor de folletines radiofónicos Pedro Camacho, cuyas fabulaciones disparatadas vamos leyendo. Junto al careo irónico entre la alta literatura y el culebrón popular, Vargas narra los pormenores de su matrimonio en 1955 con su tía política Julia Urquidi, a la que dedica el libro. Aunque la estructura y las estrategias narrativas se alejan aquí de su complejidad habitual, la novela aborda con humor dos de los «demonios» del escritor: la persecución de la excelencia literaria y la vida amorosa, pero sobre todo plantea la imposibilidad de ser fiel a lo real cuando se intenta trasvasar a la ficción novelesca.

Portada de 'La tía Julia y el escribidor', de Mario Vargas Llosa.

La guerra del fin del mundo(1981)

Reconstrucción de proporciones tolstoianas de la guerra de Canudos en 1897 en la que la joven república de Brasil, desafiada por una rebelión religiosa encabezada por un mesías de medio pelo, Antonio Conselheiro, aplastó a los insurrectos de forma cruenta. La ignorancia y la pobreza de la población nativa del nordeste del país, fácil pasto para el fanatismo, desafían el proyecto modernizador del Estado y la respuesta que provocan en políticos e intelectuales pone en cuestión la función y las motivaciones de unos y otros. Vargas Llosa moviliza nuevamente una legión de personajes de todos los grupos sociales, con singular atención a los desdichados seguidores del Consejero, y los retrata con una vívida inmediatez. Entre ellos, se agarra a la memoria el periodista miope, trasunto de Euclides da Cunha, autor de la novela Os Sertoes (1902), de la que La guerra del fin de mundo constituye una suntuosa reescritura. Él es el embajador de Vargas en ese mundo desquiciado.

Portada de 'La guerra del fin del mundo', de Mario Vargas Llosa.

Historia de Mayta (1984)

Está por redescubrir el valor de esta novela sobre la suerte de la juventud revolucionaria latinoamericana —de la que formó parte el autor—, contada aquí como un reportaje de investigación sobre Alejandro Mayta por un narrador que es un trasunto del propio Vargas Llosa. Tiempos y espacios oscilan desde el presente en el que se entrevista a los testigos supervivientes (los años setenta en un Perú aplastado por la miseria y la corrupción) hasta los días en que Mayta hacía su noviciado como futuro guerrillero (años cincuenta). Pero su figura se mantiene inaccesible, como una enigmática encarnación del idealismo de izquierdas que creyó poder transformar la realidad mediante el sacrificio y las armas. Frente a Mayta, el narrador se hace visible, con sus dudas y métodos, para asumir metaficcionalmente que el único camino para alcanzar la verdad de Mayta es inventarla: «mentir con conocimiento de causa», como dice.

Portada de 'Historia de Mayta', de Mario Vargas Llosa.

La verdad de las mentiras (1990 y 2002)

Deslumbrantes lecciones sobre medio siglo de novela moderna, desde Thomas Mann y James Joyce hasta Saul Bellow y Ernest Hemingway pasando por muchos de los nombres capitales: Woolf. Scott Fitzsgerald, Hesse, Faulkner, Huxley, Miller, Canetti, Greene, Camus, Moravia, Steinbeck, Frisch, Nabokov, Pasternak, Lampedusa, Grass, Kawabata, Lessing, Solzhenitsin y Böll. Siendo lecturas extraordinarias, es el ensayo inicial —que da título al libro— la pieza fundamental: una prístina defensa la necesidad de la ficción, en la que los seres humanos encontramos cifradas las verdades más profundas y escurridizas, las que escapan a la ciencia, la historia y el periodismo. La ficción es un simulacro que dota de orden y sentido el tumultuoso caos de la vida y que, con ello, compensa de la precariedad e insuficiencia de la vida cotidiana. En ese simulacro compensatorio, los lectores descubrimos una verdad esencial, honda e indefinible que ensancha y enriquece la existencia.



Portada de 'La verdad de las mentiras', de Mario Vargas Llosa.

La fiesta del chivo (2000)

Con esta novela sobre la caída de la dictadura de Rafael Leónidas Trujillo en la República Dominicana, Vargas Llosa regresó a la recreación arquitectónica de la Historia y a la ideación de psicologías complejas, pero sobre todo a la denuncia de la abyección profunda y contaminante que engendra todo poder tiránico. El lento desfile de individuos execrables forma una galería del terror: la de la teratología moral creada por el delirio del poder político irrestricto. Frente a ellos, los jóvenes ilusos que urden una conspiración contra el dictador representan el idealismo revolucionario abocado a la autodestrucción. La movilidad temporal y focal del relato, el vaivén de lo privado a lo político, la rotunda veracidad de las voces y psicologías coadyuvan a producir una imagen demoledora de cualquier régimen autoritario. No importa que la novela se base en hechos reales, porque Trujillo podría haberse llamado Juan Vicente Gómez, Stroessner, Perón o Castro.


Portada de 'La fiesta del Chivo', de Mario Vargas Llosa.

Le dedico mi silencio (2023)

Vargas Llosa se despide de la novela con esta hermosa celebración de la música popular peruana que es, a la vez, una irónica burla del utopismo nacionalista. Quien lo encarna es un folclorista triste y desmedrado, Toño Azpilcueta, aferrado a la idea ingenua de que la música criolla es la argamasa que permite superar las diferencias étnicas y de clase en Perú: la huachafería (una efusividad sensiblera ajena al uso de la razón) es el sentimiento que unifica la patria. El ensayo donde Azpilcueta expone su tesis se incrustaen el relato de su cotidianidad miserable, a la que apenas llega el eco del terrorismo de Sendero Luminoso, en un contraste brusco entre el ideal y lo real, entre lo que creemos y queremos que sea la realidad y su semblante hosco y desconsolador. Y, sin embargo, la novela logra que permanezcan en el aire, por encima de la derrota, los ritmos de los huainos, los valsecitos y las marineras.


Portada de 'Le dedico mi silencio', de Mario Vargas Llosa.


EL PAÍS