George V. Higgins
LOS AMIGOS DE EDDIE COYLE
—Y al cabo de otro año, más o menos —dijo Clark—, volverá a estar en chirona otra vez, aquí o en otro sitio, y yo estaré hablando con otro hijo de puta, o quizá de nuevo contigo, y lo juzgaremos otra vez y volverá a salir libre. ¿No se termina nunca esta mierda? ¿Es que en este mundo las cosas no cambian nunca?
—Eh, Foss —dijo el fiscal, tomando a Clark por el hombro—, pues claro que cambian. No te lo tomes tan a pecho. Algunos mueren, los demás envejecemos, llega gente nueva, los antiguos se marchan… Las cosas cambian todos los días.
—Pero apenas se nota —dijo Clark.
—Eso, sí —asintió el fiscal—. Apenas.
The Friends of Eddie Coyle
By George V. Higgins
“Hey, Foss,” the prosecutor said, taking Clark by the arm, “of course it changes. Don’t take it so hard. Some of us die, the rest of us get older, new guys come along, old guys disappear. It changes every day.”“It’s hard to notice, though,” Clark said.“It is,” the prosecutor said, “it certainly is.”
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