viernes, 22 de mayo de 2020

Lily King / Xambun III




Lily King
XAMBUN III




19

    15/3 (15 de marzo) Las fiestas para celebrar el regreso de Xambun no parecen tener fin. Cada mañana pienso que seguramente habrán pescado todos los peces que había que pescar y cazado todas las aves de gran calibre y los cerdos salvajes que había que cazar, que sin duda habrán agotado sus fuerzas, si no ya sus provisiones de alimentos. Y cada noche pienso que sin duda al día siguiente todo volverá a la normalidad, que las mujeres saldrán al lago al alba, que volverán mis visitas de la mañana, que los comerciantes irán al mercado, pero eso no acaba de ocurrir. Duermen todo el día porque se han pasado despiertos toda la noche. Justo antes del anochecer los tambores vuelven a sonar y las hogueras se encienden y arranca una nueva noche de comida, de bebida, de bailes, de gritos, de cantos y de llantos.

    Acaba de llegar alguien de la aldea vecina por la costa, y ha traído consigo nuevas danzas de playa. Hasta ahora las danzas de playa estaban prohibidas por los ancianos, pero esta semana todos las han aprendido. Dado que su danza estándar incluye giros rápidos e intensos del pene, imitando la copulación con una gran precisión, las nuevas danzas parecen tan inocuas como un juego infantil. Los hombres se han pintado los unos a los otros con unos elaborados diseños que no he visto ni en sus piezas cerámicas más caras. Todo el mundo se ha engalanado con sus mejores conchas, tiras y tiras de ellas, y hay que gritar para oírse con el ruido que hacen al entrechocar.
    He llenado unos cincuenta cuadernos en cinco días y aun así me aburro mortalmente. Sé que soy un bicho raro, agotada por esta actividad frenética, por las visiones y por la fornicación en público. Sé que, como antropóloga, debería estar exultante al poder presenciar esta manifestación del simbolismo de su cultura. Pero no me fío de las multitudes, cientos de personas juntas, sin conocimiento y siguiendo sólo los impulsos más básicos: comida, bebida, sexo. Fen sostiene que si liberas la mente encuentras otra mente, la mente del grupo, la mente colectiva, y que ésa es una estimulante forma de conexión humana que hemos perdido al abrazar la cultura del individuo salvo cuando vamos a la guerra. Que es exactamente lo que sostengo yo.
    Por no mencionar mi impaciencia por llegar a X., por poder hablar con él, para asediarlo con mis preguntas, como diría Bankson. Malun me promete que me conseguirá una entrevista en cuanto se acaben las fiestas. Ella sigue dándonos las gracias, y no parece que se convenza de que nosotros no hemos tenido nada que ver con su regreso.
    Ojalá B. no se hubiera ido antes de la llegada de X. Me habría ido bien tener a alguien con quien hablar, alguien que no esté flotando por los aires, colocado con semillas de campanilla y algo que llaman honi, y quién sabe con qué más. Le he pasado una nota a Tadi para que se la dé a los kiona cuando vaya al mercado, pero no ha ido. Nadie se ha alejado del lago en más de una semana.
    He llegado a pensar que esta celebración por Xambun es como un animal salvaje que se mueve para comer, pero que nunca acaba de irse a otra parte.







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