Harry Hole, un antihéroe con defectos trágicos
«Una vez descartado lo imposible, lo que queda,
por improbable que parezca, debe ser la verdad».
Arthur Conan Doyle
América Gutiérrez
Aclaración importante: en México, la serie de libros que tiene como protagonista al inspector Harry Hole se publicó en desorden; sin embargo, no es necesario leerla en secuencia. Cada historia tiene un principio y un fin, con guiños que hacen referencias casi imperceptibles a personajes o situaciones de otros libros que pueden enriquecer la lectura pero no la limitan.
¿Que hace especial a un título que parecería ser uno más de una larga saga? ¿Por qué ‒además de que tiene su versión cinematográfica‒ esta entrega consigue atrapar nuestra atención más que las otras? Sucede que El muñeco de nieve respeta las convenciones del género y rompe con las líneas editoriales escandinavas a las que estábamos acostumbrados en las primeras entregas.
Para empezar, Nesbø plantea que, al menos en su caso, “toda novela negra, gira en torno a un asesinato y al amor”. El inspector Harry Hole no supera los problemas que tiene en su vida privada, lo atormenta una fallida relación amorosa, se muestra ansioso y explosivo frente a esos temas. Es un desastre, un héroe desencantado, que se da todas las licencias posibles (como beber grandes cantidades de alcohol y usar todo tipo de drogas), y cuya ironía y sentido del humor le permiten mantener una actitud aciaga pero atractiva. Hole es inteligente, deductivo y lógico. Disfruta del camino para atrapar al asesino en turno. Su vulnerabilidad y tensión emocional alcanzan el clímax con su compañera de investigación, la policía Katrine Bratt, quien propicia que la tensión personal de Hole aumente a la par de la presión sobre el caso.
Por otra parte, los personajes de Nesbø son imperfectos y llenos de vicios. El autor pone a sus personajes en situaciones que a simple vista los harán reaccionar de una manera, pero la vuelta de tuerca sucede exactamente ahí. La situación puede ser simple o compleja, pero el personaje evoluciona para sorprender al lector en una dirección inesperada que guarda lógica con la narración. En El muñeco de nieve Nesbø apuesta por una trama más compleja y con mayor reto literario, mantiene el suspenso con humor e ironía. Es el único libro de Nesbø en el que se nota la influencia de Arthur Conan Doyle, pues lo importante es el duelo de ingenio que se puede generar entre dos personajes.
El libro comienza en un pasado cercano, en la década de los ochenta, temporalidad nos permite entender por qué Harry Hole es de los pocos elementos de la policía nórdica que tiene una capacitación especial del FBI sobre asesinos en serie. Nesbø nos lleva a Oslo y nos ubica en el día a día de la ciudad más poblada de Noruega. Esto es muy importante en este caso, pues es la primera vez que Hole enfrenta un asesino en su tierra natal, y por ello los suyos también están en peligro. El criminal a quien debe atrapar se hace llamar Muñeco de nieve, y tiene una de las características que Hole detesta de este tipo de personalidad: es egoísta, no puede dejar de presumir las brutalidades que ha cometido, necesita una marca, que sepan que el crimen es suyo. Por eso los firma con atención a la próxima víctima, a la policía o simplemente como recordatorio para él mismo (querido lector, le dejo a usted descubrir esta sádica rúbrica durante la lectura del libro).
Finalmente, otra particularidad de esta entrega es la galería de sospechosos que Nesbø pone delante del lector. Las pistas falsas nos conducen por una especie de thriller macabro, lleno de laberintos y por momentos bastante denso.
Así pues, estamos ante el más personal de todos los libros de la saga. El crecimiento del protagonista y la destreza del escritor se notan en cada página.
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