La literatura y la democracia como trinchera en tiempos de coronavirus
Vargas Llosa y el presidente alemán Steinmeier reflexionan en el festival de literario de Berlín sobre los estragos de la pandemia en la cultura y la sociedad
BIOGRAFÍA DE MARIO VARGAS LLOSA
Ana CarbajosaBerlín, 10 de septiembre de 2020
La literatura como trinchera. Esa es la idea-fuerza que el Nobel Mario Vargas Llosa ha defendido en el festival de literatura de Berlín, en el que ha sido la gran estrella invitada y que durante 10 días reúne a grandes autores de todo el mundo. “La literatura crea ciudadanos más difíciles de manipular. Es un fermento de disconformidad”, reflexionó el escritor, encargado de inaugurar el 20º festival en la capital alemana. “La literatura busca la ilusión; dar una imagen de un mundo mejor que la realidad presente. La literatura es un testimonio de la inconformidad del mundo como es”, alegó Vargas Llosa en el edificio de la Philharmonie berlinesa.
Allí, en una de sus magníficas salas, con las hileras de butacas medio vacías por imposición de la pandemia, departió con el presidente alemán, Frank-Walter Steinmeier. Este consideró la literatura “una escuela de la tolerancia, de empatía, porque abarca el abanico de las percepciones de la realidad". "Por eso, nunca he dejado de leer. Lo necesito”, agregó. Autores como la también Nobel Olga Tokarczuk, David Grossman, Alaa al-Aswani, Hilary Mantel, Sharon Dodua Otoo o Pankaj Mishra participan también en este gran encuentro literario.
El político y el escritor hablaron de literatura, pero también de qué les pasa a las democracias y del papel del Estado de derecho frente a las pulsiones dictatoriales. ¿Tienen más éxito las democracias liberales que los Estados autoritarios a la hora de combatir la pandemia?, se preguntaban los organizadores del acto central del festival, coorganizado por el instituto Cervantes de Berlín.
Steinmeier sostuvo que, “viendo nuestro país, podemos decir que la democracia liberal ha sido capaz de tomar las medidas de protección correcta”, dijo aludiendo al equilibrio entre restricciones a las libertades ciudadanas e instrumentos de lucha contra la pandemia, que en Alemania ha evitado medidas drásticas como el confinamiento. “La diferencia es que en la democracia hay un debate y un examen jurídico de las medidas que pueden adaptarse y se pueden mejorar. Los Estados autoritarios no tienen esta posibilidad”, defendió Steinmeier.
Resaltó el presidente alemán el proceso de aprendizaje del método científico, en el que “la verdad es válida hasta que no se contradiga por otra verdad. Es un proceso de aprendizaje que también hay que permitirle a la política”. En estos meses, los políticos también han ido aprendiendo sobre la marcha lo que funciona y lo que no: “La política ha aprendido, ha corregido. Este avance cultural no está nada mal”. Han sido unos meses en los que las decisiones políticas han tenido repercusiones inmediatas y enormes sobre las vidas de los gobernados. “La política nunca ha sido tan palpable como en los últimos meses”, interpretó Steinmeier, quien no cree que exista el peligro de una deriva autoritaria, pese a la adopción de medias extraordinarias y de restricción de derechos y libertades. “Tenemos una sociedad civil alerta que no aceptaría ese camino”. Steinmeier aseguró que la inmensa mayoría de los alemanes apoya las restricciones adoptadas en los últimos meses y defendió que haya manifestaciones como las que han sacado a decenas de miles de coviescépticos a la calle para protestar contra la mascarilla. “Que haya protestas no debe ser anormal en democracia”.
Vargas Llosa apuntó que “la democracia liberal es un debate permanente en busca de las mejores soluciones. Cuando se equivocan, pueden rectificar a tiempo. En las dictaduras es más difícil porque no quieren reconocer que se han equivocado”. Sostuvo además que “en las democracias hay verdades y mentiras, pero en las dictaduras solo hay mentiras”, y puso como ejemplo el caso de China y lo poco que se conoce sobre cómo surgió el virus.
Tras el paso del virus, dijo Vargas Llosa, brotará la creación artística, pero aún hace falta tiempo. “Lo inesperado siempre va a enriquecer el arte, pero en el arte se necesita un tiempo de reflexión. Tendrá un efecto en la literatura, en la pintura, en la música, pero no será una respuesta inmediata, que normalmente es la más superficial. Lo importante vendrá solo después”, dijo el autor de La ciudad y los perros ante una audiencia reducida, con mascarilla y distancia física.
Allí, en una de sus magníficas salas, con las hileras de butacas medio vacías por imposición de la pandemia, departió con el presidente alemán, Frank-Walter Steinmeier. Este consideró la literatura “una escuela de la tolerancia, de empatía, porque abarca el abanico de las percepciones de la realidad". "Por eso, nunca he dejado de leer. Lo necesito”, agregó. Autores como la también Nobel Olga Tokarczuk, David Grossman, Alaa al-Aswani, Hilary Mantel, Sharon Dodua Otoo o Pankaj Mishra participan también en este gran encuentro literario.
El político y el escritor hablaron de literatura, pero también de qué les pasa a las democracias y del papel del Estado de derecho frente a las pulsiones dictatoriales. ¿Tienen más éxito las democracias liberales que los Estados autoritarios a la hora de combatir la pandemia?, se preguntaban los organizadores del acto central del festival, coorganizado por el instituto Cervantes de Berlín.
Steinmeier sostuvo que, “viendo nuestro país, podemos decir que la democracia liberal ha sido capaz de tomar las medidas de protección correcta”, dijo aludiendo al equilibrio entre restricciones a las libertades ciudadanas e instrumentos de lucha contra la pandemia, que en Alemania ha evitado medidas drásticas como el confinamiento. “La diferencia es que en la democracia hay un debate y un examen jurídico de las medidas que pueden adaptarse y se pueden mejorar. Los Estados autoritarios no tienen esta posibilidad”, defendió Steinmeier.
Resaltó el presidente alemán el proceso de aprendizaje del método científico, en el que “la verdad es válida hasta que no se contradiga por otra verdad. Es un proceso de aprendizaje que también hay que permitirle a la política”. En estos meses, los políticos también han ido aprendiendo sobre la marcha lo que funciona y lo que no: “La política ha aprendido, ha corregido. Este avance cultural no está nada mal”. Han sido unos meses en los que las decisiones políticas han tenido repercusiones inmediatas y enormes sobre las vidas de los gobernados. “La política nunca ha sido tan palpable como en los últimos meses”, interpretó Steinmeier, quien no cree que exista el peligro de una deriva autoritaria, pese a la adopción de medias extraordinarias y de restricción de derechos y libertades. “Tenemos una sociedad civil alerta que no aceptaría ese camino”. Steinmeier aseguró que la inmensa mayoría de los alemanes apoya las restricciones adoptadas en los últimos meses y defendió que haya manifestaciones como las que han sacado a decenas de miles de coviescépticos a la calle para protestar contra la mascarilla. “Que haya protestas no debe ser anormal en democracia”.
Vargas Llosa apuntó que “la democracia liberal es un debate permanente en busca de las mejores soluciones. Cuando se equivocan, pueden rectificar a tiempo. En las dictaduras es más difícil porque no quieren reconocer que se han equivocado”. Sostuvo además que “en las democracias hay verdades y mentiras, pero en las dictaduras solo hay mentiras”, y puso como ejemplo el caso de China y lo poco que se conoce sobre cómo surgió el virus.
Tras el paso del virus, dijo Vargas Llosa, brotará la creación artística, pero aún hace falta tiempo. “Lo inesperado siempre va a enriquecer el arte, pero en el arte se necesita un tiempo de reflexión. Tendrá un efecto en la literatura, en la pintura, en la música, pero no será una respuesta inmediata, que normalmente es la más superficial. Lo importante vendrá solo después”, dijo el autor de La ciudad y los perros ante una audiencia reducida, con mascarilla y distancia física.
EL ESLABÓN MÁS DÉBIL
Algunos de los autores que participan en el festival literario berlinés escenificaron hoy jueves un “alegato por la democracia y la cultura”. Nora Bossong, Daniel Kehlmann, Pankaj Mishra o Sharon Dodua Otoo leyeron textos en los que reflexionaron sobre la interacción entre la cultura y la democracias en tiempos de pandemia, de lucha antirracista y de auge nacionalista. El director del festival, Ulrich Schreiber, resaltó cómo el virus ha impactado sobre todo en el eslabón más débil de la cultura. Cómo ha golpeado a los artistas y autores independientes, a las galerías y a los teatros. Por eso, pidió a “las instancias políticas deben concentrar su atención en este sector y ofrecer un apoyo financiero a la vida cultural”. Schreiber agradeció en especial el impulso al festival del director del instituto Cervantes en Berlín, Ignacio Olmos, quien en una de las sesiones advirtió que de manera creciente, “la diversidad cultural se percibe como una amenaza y la cultura como un pecado elitista”. Esa diversidad, advirtieron en el festival berlinés, se ha visto mermada durante la pandemia debido al fortalecimiento de las grandes empresas tecnológicas y plataformas de comunicación. Citaron como ejemplo la proliferación de noticias falsas y la uniformidad de la oferta cultural digital, mientras los teatros, galerías o museos han estado o siguen estando cerrados.
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