Más de la mitad de los españoles ingresados por coronavirus han desarrollado problemas neurológicos
Varios estudios con 3.500 pacientes muestran que el virus está provocando un amplio espectro de anomalías en el sistema nervioso
Miguel Ángel Criado
16 de julio de 2020
El coronavirus ataca al sistema respiratorio sí, pero cada vez hay más pruebas de que, en paralelo, está afectando al sistema nervioso. Una serie de estudios con varios miles de pacientes españoles muestra que la mayoría ha desarrollado al menos un síntoma neurológico. El abanico de manifestaciones es tan amplio que va desde cefaleas hasta estados de coma. Incluso, las afecciones neurológicas fueron la causa principal de la muerte es un porcentaje de casos. Aunque se ha señalado a la respuesta inmunitaria excesiva como causa de estos síntomas, algunos datos apuntan a que el virus estaría atacando directamente al cerebro.
La Sociedad Española de Neurología (SEN) ha recopilado los estudios más recientes realizados en España sobre la conexión entre el coronavirus y el cerebro y todo el sistema nervioso. La muestra es variada, desde investigaciones centradas en la alteración de los sentidos del olfato y el gusto hasta un trabajo sobre las cefaleas sufridas por sanitarios infectados, pasando por el seguimiento a más de 1.600 infectados buscando accidentes cerebrovasculares.
Pero el trabajo de mayor impacto es el llamado registro Albacovid. Se trata del estudio de las manifestaciones neurológicas observadas en una muestra de 841 pacientes ingresados en dos hospitales de Albacete (el universitario de la capital y el de Almansa) en lo peor de la pandemia durante todo el mes de marzo. Sus resultados, publicados en la revista especializada Neurology hace unas semanas, muestran que el 57,4% desarrollaron alguno o varios síntomas neurológicos.
“El espectro neurológico es amplísimo”, dice el jefe del servicio de neurología del Hospital Universitario de Albacete y coautor del estudio Tomás Segura. Entre los síntomas más comunes están la mialgia (dolores musculares de origen nervioso), dolor de cabeza y mareas. Destaca también que casi el 20% de los infectados estudiados presentaron algún trastorno de la conciencia, aunque este síntoma se concentró en pacientes de edad avanzada. Otro 20% de los pacientes (no son grupos excluyentes) desarrolló problemas neuropsiquiátricos, como insomnio, ansiedad o psicosis. “Algunos síntomas, como las mialgias, el insomnio o las cefaleas, no habían sido observados en estudios anteriores”, añade Segura, también profesor de la Universidad de Castilla-La Mancha.
El abanico no se detiene aquí. En porcentajes menores, pero aún significativos (de entre el 1% y el 5% de los casos) los neurólogos han detectado miopatías (enfermedad neuromuscular), disautonomía (una alteración del sistema nervioso autónomo) y enfermedades cerebrovasculares como el ictus. Y ya por debajo del 1% vieron casos de convulsiones, trastornos del movimiento o encefalitis. En una decena de casos, los pacientes entraron en coma. Además, las complicaciones neurológicas supusieron la causa principal de la muerte en el 4% de los fallecidos por coronavirus.
“Del registro Albacovid se desprende que las manifestaciones neurológicas son más comunes de lo que se pensaba en pacientes hospitalizados con covid-19″, sostiene el presidente de la SEN, el doctor José Miguel Lainez. “Además, el hecho de que para la realización de este registro se haya contado con un mayor número de pacientes, respecto a otros estudios que se han llevado a cabo en otros países, nos hace pensar que los datos de este registro son los más aproximados, o al menos en lo relativo a la población española”, añade.
Otro amplio estudio, esta vez con 909 pacientes de Madrid, mostró cómo la alteración o pérdida de los sentidos del gusto y el olfato se presentan de forma simultánea en el 90% de los casos. En la mayoría de ellos las alteraciones fueron la única manifestación clínica o iban acompañadas de otra sintomatología leve. Otras infecciones víricas, como las provocadas por la gripe, rinovirus o parainfluenza, también provocan estos trastornos, pero se señalaba a la propia congestión nasal y el moco como agentes causantes. Aquí, más de la mitad de los afectados no presentaban tal congestión. Así que no se descarta la acción directa del coronavirus sobre el sistema nervioso central.
El trabajo más reciente, publicado la semana pasada, fue el de mayor duración (50 días) y participantes (1.683). Publicado en la prestigiosa revista Brain, el objetivo del trabajo era detectar y analizar los casos de accidentes cerebrovasculares en la muestra. El 1,4%, 23 de ellos, sufrieron algún ataque o derrame cerebral. Lo relevante aquí no es la cantidad de casos, ya significativa, sino la calidad de los datos, basados en las imágenes del escáner y el análisis de los tejidos afectados. Se trata de episodios de pequeños derrames cerebrales generalizados que preocupan a los neurólogos porque podrían evidenciar que el coronavirus se ha colado en la cabeza.
“El cerebro se caracteriza por estar aislado del mundanal ruido. Si hay un patógeno en el resto del cuerpo, la barrera hematoencefálica impide que entre”, explica Segura, cuyo grupo es referente en la investigación del ictus e incluye a la mayoría de los autores del estudio. Esta defensa permite que la sangre con el oxígeno llegue desde los capilares hasta las neuronas, pero filtra el resto de tóxicos, bacterias y virus incluidos, que se mueven por el torrente sanguíneo. “La ruptura de esta barrera es una afectación que no habíamos visto antes”, añade. Para Segura, encontrar células del endotelio (capa interna del tejido del corazón o los vasos sanguíneos) en las muestras de tejido cerebral analizadas podría indicar que es el virus el que ha vencido la principal defensa cerebral más que un debilitamiento provocado por la propia respuesta del sistema inmune. Para este neurólogo, estamos ante “un virus respiratorio que también es neurotóxico”.
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