sábado, 11 de julio de 2020

Germán Alcarazu, el joven bilbaino con el que Maribel Verdú ha vuelto a las escenas de sexo

Maribel Verdú en la Revista Clara de octubre
Maribel Verdú

Germán Alcarazu, el joven bilbaino con el que Maribel Verdú ha vuelto a las escenas de sexo

Para uno de Bilbao, no puede haber nada mejor que protagonizar una película, ‘El doble más quince’, que básicamente consiste en pasear por su ciudad junto a la actriz madrileña


Juan Sanguino
11 de marzo de 2020





El doble mas quince pelicula
Germán Alcarazu posa con el sol en los ojos y camisa de manga corta DSQUARED2. Elisa Sánchez

Asegura que “una de las etapas más bonitas” de su vida fue antes de que todo el mundo tuviera teléfono móvil, antes de que Internet nos acercase a los que están en la otra punta del mundo y nos alejase de los que están sentados enfrente. Pero Germán Alcarazu nació en 1997, así que es posible que esa etapa tan bonita sea un recuerdo, distorsionado e idealizado, de su infancia en Zorroza, un barrio del extrarradio de Bilbao. El pasado y el futuro no se perciben igual con 22 años que con cualquier otra edad (en un momento dado, recuerda una crisis personal cuando pasó “muchos años sin trabajar”, después aclara que fueron dos años) y sobre eso trata, entre otras cosas, El doble más quince.

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El título de la película de Mikel Rueda indica los años que Ana (Maribel Verdú) le saca a Eric, el adolescente interpretado por Alcarazu. Ambos mienten sobre su edad cuando se conocen en una aplicación de ligue pero, ya que están, deciden pasar unas horas juntos en lo que el actor describe como “una road movie de paseo”.
El formato es similar al de Antes del amanecer, pero en vez de dos estudiantes encantados de escucharse hablar hay dos desnortados temerosos de lo que se les pueda escapar. Y en vez de Viena, recorren Bilbao casi entera. “El director no me dijo que viese ninguna película, lo cual agradezco, porque a mí me gusta crear de dentro a fuera. No he visto Antes del amanecer, pero me la voy a apuntar ahora mismo. Maribel me regaló muchísimas películas. Una de las que más me gustó era una suya, La buena estrella, y otra que se ha convertido en una de mis películas porque me parece preciosa: Big fish. Me la he visto tres o cuatro veces. También me regaló la saga de El padrino, pero solo he visto la primera y tengo pendientes las otras”. Qué envidia. “Eso me decía Maribel, que qué bonito tener aún tanto por descubrir”.
Cuando le tocó decidir qué hacer con su vida tras la educación obligatoria, Germán le dijo a su madre que quería ser actor. “Se echó las manos a la cabeza y me dijo que tenía que estudiar bachillerato”, recuerda, “pero a la semana siguiente hicieron un casting en mi instituto para una película de Mikel Rueda, A escondidas, y aunque yo no quería presentarme, porque ser actor me parecía tan imposible como ser astronauta o futbolista, una profesora me convenció. Mi madre me dio permiso para que viera que la vida no es de color de rosa”.




"Ha habido mil momentos en los que he querido dejar la interpretación, estaba hasta los cojones, hay que tener la cabeza muy fría para aguantar que te digan que no tantas veces”

Pero a la suya, de momento, se le está poniendo buen color: con 16 años Alcarazu fue seleccionado para protagonizar la película y luego se mudó a Madrid. El único lugar donde se sintió como en casa, claro, fue Vallecas. “Se me hizo muy duro, me vine con 18 años. Ha habido mil momentos en los que he querido dejar la interpretación, estaba hasta los cojones, hay que tener la cabeza muy fría para aguantar que te digan que no tantas veces. Me mudé al centro y duré una hora en el piso. Salí al balcón a tomar el aire y me dio un ataque de ansiedad, allí no podía vivir. Así que acabé instalándome en Vallecas. A mí lo que me gusta es salir a la calle y que haya cuatro señores paseando al perro”, confiesa.
Durante el rodaje de El doble más quince no se sintió intimidado por trabajar con Verdú. Lo único que le dio miedo fue la escena sexual, porque nunca había hecho nada parecido (delante de una cámara, se entiende): “Maribel también estaba un poco nerviosa, llevaba muchos años sin hacer escenas de cama. En un momento dado decidió que se acabó, que ya había hecho muchas. Pero fue todo tan delicado, tan cuidado y tan tranquilo que cuando Mikel nos dijo que había que quitarse la ropa interior me la quité y ya está. No me lo pensé dos veces. Mikel y Maribel se quedaron en plan ‘mira este, qué relajado”, presume. Pues efectivamente: mira este, qué relajado.













































































































































































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