JUAN MARSÉ |
La vida y la obra de Juan Marsé en diez claves
El catalán nos deja su literatura, una obra marcada por la grisura de la posguerra y la ciudad de Barcelona. Difícil sintetizar la riqueza de Marsé en un puñado de epígrafes; sirvan las siguientes claves a modo de aproximación.
EFE
Barcelona, 19 de julio de 2020
El escritor Juan Marsé, fallecido este sábado 18 de julio a los 87 años, deja una obra literaria en la que conviven novelas, cuentos, guiones, artículos, críticas de cine y crónicas. Estas son las diez claves para entender la narrativa del autor barcelonés, siempre entroncada con su vida en la posguerra española desde una ciudad, Barcelona, que es un personaje más de su obra.
1. Barcelona
Pocos autores se identifican con una ciudad y con un período histórico, y ni siquiera Eduardo Mendoza, que entronizó para siempre a "la ciudad de los prodigios", se circunscribió a un momento concreto. En Marsé aflora siempre la Barcelona oscura y gris de la dictadura que obligó a los de su generación a refugiarse en el cine.
Es la Barcelona del franquismo, la Barcelona del Guinardó, del Carmelo, la Barcelona obrera, la de los vencidos tras la Guerra Civil española, que aflora en algunas de sus quince novelas, en las páginas de Últimas tardes con Teresa, Un día volveré, Ronda del Guinardó, Rabos de lagartija, Canciones de amor en Lolita's Club o en Caligrafía de los sueños.
2. Posguerra y Pijoaparte
Marsé se hace eco de la Barcelona silenciada por el franquismo, y le da voz en obras como El embrujo de Shanghai, que se sitúa a finales de los 40 cuando los maquis todavía intervenían desde su refugio en el Pirineo. Habla en su literatura de cartillas de racionamiento, de estraperlo, del poder de la Iglesia; sin embargo, el propio Marsé confesó que quiso alejarse de la tendencia en auge en la literatura española del realismo social.
Si un personaje encarna todo ese imaginario de posguerra es Manolo Reyes, más conocido por su sobrenombre de Pijoaparte, que aparece en Últimas tardes con Teresa, un charnego que aspira a seducir a Teresa, joven universitaria, de familia burguesa y aparentemente rebelde que se siente atraída por ese ladronzuelo de poca monta.
3. El Marsé cuentista
Enrique Turpin consiguió en 2002 reunir por primera vez en un volumen los Cuentos completos de Marsé, trece obras escritas desde 1957, "algunas de ellas rescatados del olvido incluso del propio autor", anotó el antólogo, que tuvo que 'excavarlos' cual arqueólogo de las páginas de publicaciones como Triunfo, Ínsula, Rumbos, Destino, El Urogallo, Por Favor o La Vanguardia, así como de la antología de Planeta El fin del milenio.
Los argumentos de sus cuentos, como los de sus novelas, recogen elementos de literatura social, el ambiente de la Barcelona de posguerra y la interrelación entre distintas capas sociales.
Turpin había partido de un volumen anterior, Teniente Bravo (Seix Barral, 1987), que recogía sólo cuatro: el que daba título al libro, Historia de detectives, Los fantasma del cine Roxy y Noches de Boccaccio.
4. Crónica periodística
Marsé ejerció también la crónica periodística en su juventud e incluso llegó a ser redactor jefe de la revista Boccaccio y jefe de redacción de la revista Por favor.
Dos volúmenes se hicieron eco de esta labor más lejana de la ficción: Señoras y señores (1975), recopilación de retratos que aparecieron en la revista Por Favor y en el diario El País; y Confidencias de un chorizo, a los que siguió Periodismo perdido (2012), en el que Joaquim Roglan seleccionó más de 60 textos, entre críticas de cine, teatro y televisión, entrevistas a folclóricas y toreros, consultorios sentimentales y retratos en los que no rehuye la polémica. Sobre esta labor, el propio Marsé declaró: "Fui un pésimo periodista y mis textos eran alimenticios".
5. Narraciones infantiles
Poco conocida es su faceta como escritor de libros infantiles, en la que destacan dos libros: La fuga del río Lobo (Destino, 1985), que posteriormente tuvo una versión en Alfaguara con ilustraciones de su hija Berta Marsé; y El detective Lucas Borsalino (Alfaguara Infantil, 2013).
6. Cine
"La cinefilia es un fenómeno de juventud y la juventud pasa", una afirmación lanzada por el surrealista André Breton en los años 50, que el historiador del cine Román Gubern suscribe y que, como hijo de la Guerra Civil, le convirtió en cinéfilo como a sus amigos Juan Marsé, Manuel Vázquez Montalbán o Terenci Moix, porque era "el refugio de una España gris", y su cinefilia nació con el cine negro americano.
Marsé, que, como muchos de los de su generación, cultivó su educación sentimental en patios de butacas de los cines de barrio, tuvo, sin embargo, una relación insatisfactoria con las adaptaciones cinematográficas de sus novelas. Conocidas obras suyas viajaron a la gran pantalla como La muchacha de las bragas de oro, El amante bilingüe o El embrujo de Shanghai. "Todas las películas han sido muy fieles al texto literario, demasiado fieles. Creo que hay que darle la vuelta como un calcetín. Para decir lo mismo que el libro, hay otras formas. La narrativa cinematográfica no tiene nada que ver con la literaria", sentenció.
7. Teatro
Más satisfecho se mostró con la adaptación teatral que Oriol Broggi dirigió sobre su universo literario y que se representó en el Teatre Lliure de Gràcia, un edificio que albergó la cooperativa La Lleialtat, donde el autor de Últimas tardes con Teresa había ido a bailar de joven.
A partir de las novelas Caligrafía de los sueños, Si te dicen que caí, El embrujo de Shanghai, Un día volveré y Rabos de lagartija, la música de Jaume Sisa y la dramaturgia de Pau Miró, Broggi montó Adiós a la infancia, una aventi de Marsé, con todos los ingredientes de su corpus literario.
8. Autobiografía
A falta de unas memorias, el Marsé más en primera persona aflora en su novela Esa puta tan distinguida, que el propio escritor designó como su "obra más autobiográfica", en la que más se desnudó.
También se desnudó a tumba abierta en el documental Juan Marsé habla de Juan Marsé, una larga entrevista de Augusto M. Torres, en la que repasa su trayectoria, sin rehuir cuestiones como su dimisión de jurado del Premio Planeta o las adaptaciones al cine de algunas de sus novelas; o sus primeras lecturas de una obra sobre la heroína Genoveva de Brabante.
9. Generación literaria, 'Gauche Divine' e ideas políticas
Marsé perteneció por edad a la generación de escritores de los 50, en la que convivió con José Caballero-Bonald, Juan García Hortelano, José Agustín Goytisolo, Jaime Gil de Biedma, Carlos Barral, Carmen Martín Gaite, Carmen Laforet o Ana María Matute, algunos de los cuales compartieron sus ideas en lo que se llamó la Gauche Divine.
Aunque no estuviera adscrito a ningún partido político, Marsé se implicó ideológicamente con una visión abierta y bilingüe de la cultura catalana, no siempre bien entendida por la clase política, especialmente en los últimos años. Ya en 2012 señalaba que no veía "mucho recorrido al proceso independentista" y no ocultaba cierta "preocupación" por la deriva soberanista de Catalunya. En octubre pasado, Marsé firmó un manifiesto que pedía la dimisión del presidente Quim Torra y aseguraba que "no es cierto que en Catalunya la independencia sea una bandera de izquierdas y la defensa de la unidad esté en el campo de la derecha".
10. Premio Planeta y Premio Cervantes
Pocos escritores atesoran una trayectoria tan jalonada de premios como la acumulada por Marsé, comenzando por el Biblioteca Breve, que obtuvo por Últimas tardes con Teresa, el Planeta por La muchacha de las bragas de oro, o el Nacional de Narrativa por Rabos de lagartija, y como colofón, el Cervantes en 2008.
Su paso por el jurado del premio Planeta no fue fácil y demostró que Marsé no se mordía la lengua, como cuando consideró que ninguna de las dos novelas, ganadora y finalista en 2005, de Maria de la Pau Janer y el peruano Jaime Bayly, tenía suficiente calidad literaria, e incluso llegó a calificar la obra de la mallorquina de "bodrio tremendo". El incidente concluyó días después con la dimisión de Marsé del jurado al no ser atendidas algunas de sus sugerencias sobre posibles cambios en la selección de las obras finalistas.
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