'Under the Skin', cine cósmico y sensorial
Es una de esas películas únicas y excepcionales, un título vigoroso que, a pesar de su notable poderío visual y emocional, llega con casi una década de retraso
Borja Crespo
9 de julio de 2020
'Under the Skin' es una de esas películas únicas y excepcionales, un título vigoroso que, a pesar de su notable poderío visual y emocional, nunca gozará de buenas puntuaciones en las páginas de cine de internet, esos directorios donde la mediocridad se premia y hay que hacer el caso justo. Por lo general, una obra que despierta filias y fobias jamás podrá llegar ni siquiera al notable haciendo la media. La democratización de la crítica cinematográfica no cuenta con el fracaso del espectador, únicamente se señala al artista, con lo cual una cifra irrisoria puede esconder una cult-movie indispensable. Lo curioso de este estreno sobresaliente es que llega con casi una década de retraso. El filme se presentó en Venecia en 2013, a concurso en la Sección Oficial, y se paseó un año después por festivales especializados como el de Sitges, donde fue la producción más destacada del certamen, y de la cosecha de género anual, junto a 'The Duke of Burgundy', 'Maps to the Stars' y 'Realité'. Hablamos de un cine de sensaciones, con trazas de experimentación, en la línea de 'The VVitch', 'High-Rise' o 'The Lords of Salem', apuestas todas ellas que obsequian al público desprejuiciado con un aquelarre en pantalla grande. No cuadra su proyección en cualquier ambiente, razón por la cual merecen ser degustadas en una buena sala oscura, con el ritual que conlleva. La oportunidad nos llega, más vale tarde que nunca, aprovechando las circunstancias, léase una cartelera alicaída que aspira a revitalizarse sin el empuje de las majors, con el riesgo de las distribuidoras independientes y el amor por los clásicos.
Que alguien produzca y filme una película hipnótica como 'Under the Skin' resulta maravilloso. Que alguien la distribuya por estos lares siete años después es un puntazo. Es una rareza fascinante, cuyo mayor reclamo de cara a la gran audiencia es la presencia de una exquisita Scarlett Johansson, en la piel, y nunca mejor dicho, de una mujer enigmática que vagabundea por las calles de Escocia sin rumbo aparente, cazando a hombres solitarios que se cruzan en su camino. Inspirada en la novela homónima de Michel Faber, se antoja una dulce pesadilla, un sueño febril que agita nuestros sentidos. Jonathan Glazer, artífice de la reivindicable 'Reencarnación', opta por incomodar y fascinar al espectador entregado a un mismo tiempo, esgrimiendo algunas imágenes tan bellas como escalofriantes, fruto de un derroche de audacia e ingenio. No es plato para todos los paladares, el argumento es lo de menos, pero toda persona receptiva que se deje llevar por la atmósfera envolvente del filme podrá sumergirse en una experiencia de otro mundo. Una muestra audiovisual imperecedera, necesaria y sorprendente.
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