martes, 5 de octubre de 2021

Michaela Coel / Vivan los marginados

Michaela Coel


Vivan los marginados

La actriz Michaela Coel, autora de la serie ‘Podría destruirte’, compone una oda a lo diferente en un libro cargado de anécdotas personales que se publica este miércoles. ‘Babelia’ adelanta unas páginas de ‘Marginados’


 

Mi espectáculo creció y el público lo hizo conmigo, sobre mis alas, respondiendo, comprendiendo, riéndose y llorando cuando esperaba que lo hicieran. Llegaron personas que veían el mundo como yo y que notaban que no encajaban; algunas sentían que habían pasado gran parte de sus vidas siendo juzgadas y despojadas de poder incluso antes de abrir la boca. Los marginados se vieron inspirados a crear.




Seguí levantando la voz. Como actriz, en el Teatro Nacional, actué y estuve entre el reparto de varias obras. Incluso encadené cuatro días de función de Chewing Gum Dreams en The Shed, un teatro temporal. Fue genial y vinieron más marginados.

Una productora audiovisual, parte de una productora audiovisual aún mayor, leyó la obra. Me preguntaron si quería hacer una serie de televisión. “Sí, por supuesto, joder, claro que sí”.



Me sugirieron omitir Dreams del título. Contesté que “Sí, por supuesto, joder, por supuesto”. Lo primero que tenía que hacer era escribir y leer una versión de veinte minutos de cómo me imaginaba que sería la serie de televisión e invitar a una pequeña audiencia del canal interesado. Me pidieron escribir tres escenas televisivas de cinco minutos para colgarlas en Internet; fueron las primeras secuencias que escribí para la televisión. No tenía experiencia, obviamente, era una outsider.

Sí, una outsider. No en el mal sentido. Simplemente no estaba ahí. Cuando la gente menciona la “diversidad”, entiendo que se refieren a los que no ven o no hacen nuestra tele; a creativos que están fuera de la industria. Soy incapaz de usar la palabra diversidad, porque no me aclaro con ella. Tampoco puedo utilizar el término outsider, porque todo eso del dentro o fuera me recuerda al Brexit. Así que voy a coger la palabra marginado y a cambiar su significado solo para esta conferencia.


Michaela Coel


He creado una web que contiene mi propia definición de diccionario.

Aquí va:

Marginado

sustantivo

Plural: marginados/adas/ades

El término marginado tiene una doble acepción: es alguien que ve la vida de manera diferente. Muchos otros, en cambio, se convierten en marginados porque es la vida quien los mira de forma diferente, como la comunidad negra, la asiática o la pelirroja en el Reino Unido. Y hay muchos más ejemplos.

El término marginado puede ser intergeneracional y traspasar las nociones de género y cultura, solo por un anhelo de transparencia y de conocer el punto de vista del otro. Los marginados que en apariencia encajan, a veces se ven unidos a lo normativo solo por la sensación de seguridad que otorga.





Sinónimos: outsider, halcón.

Tacharé de fake news cualquier cosa que cuestione mi definición.

“Últimamente cadenas y productoras van en busca de marginados, como niños en un parque infantil buscando golosinas”

Últimamente cadenas, productoras y servicios de streaming van en busca de marginados, como si fueran niños en un parque infantil buscando golosinas, desesperados por llevárselos a la boca. Apenas conocen el sabor de estos dulces, de sus sueños, pero sí saben que pueden ser muy rentables.

El avión planea sobre la torre, sin saber dónde ni cómo aterrizar, si es que lo hace.

En la caza de nuevos escritores se busca instintivamente primero a los que tienen pinta de marginados. Pero, en lugar de educarlos para que escriban por sí mismos, en los últimos años se les ha ido juntando con escritores desde el inicio del proceso. Con escritores experimentados y que encajan en la norma.

¿Acaso no sería importante que estas voces, acostumbradas a ser interrumpidas, pudieran tener la experiencia de escribir sin interferencias al menos una vez?

‘Marginados. Un manifiesto personal’. Michaela Coel. Traducción de Moha Gerehou. Temas de hoy, 2021. 128 páginas. 11,90 euros. Se publica el 6 de octubre.



EL PAÍS

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