viernes, 10 de diciembre de 2021

Richard Price / Por un puñado de dólares

 

Richard Price

Richard Price: por un puñado de dólares

'Los impunes' es una obra maestra escrita casi sin querer, cuando el autor buscaba el rendimiento económico de una obra menor

Enrique de Hériz
2 de febrero de 2016


En 2008, Richard Price cambió de pareja, cambió de casa y de barrio para instalarse en Harlem, cambió de agente y firmó un contrato con su editorial de siempre para una novela nueva, una radiografía novelada de la vida en Harlem, como había hecho con el Lower East Side en su entonces recién publicada 'La vida fácil'. En una cena con su nueva agente, se quejó de que lo único que no cambiaba era la molesta necesidad de escribir guiones para ganarse la vida. Desde 'El color del dinero' hasta seis capítulos de 'The Wire'Price ha firmado una treintena de guiones: ideas propias, adaptaciones de sus novelas, versiones de obras ajenas. Ha hecho incluso de productor ejecutivo e incluso ha asomado su rostro peculiar en una decena de cameos. Y sin embargo, reniega del cine con un argumento sencillo: lo que le gusta es escribir novelas. Tiene derecho a quejarse. Cualquiera de sus cuatro obras principales -'The Wanderers', 'Clockers', 'Freedomland', 'La vida fácil'- justificaría por sí misma un lugar prominente en la literatura contemporánea.

Su agente nueva le propuso una solución: como en sus labores de documentación callejera había acumulado centenares de sucesos y anécdotas policiales, tenía que escribir una novela de género que se dejara de sutilezas literarias y se centrara tan solo en el argumento. Dedicaría cuatro meses a escribirla y la publicaría con pseudónimo. Ella le conseguiría un buen contrato en otra editorial y gracias a ese dinero podría dedicar el tiempo necesario a su nueva novela literaria sobre Harlem. Se negoció con todas las partes y se acordó que la 'novelita' aparecería al año siguiente, firmada con el pseudónimo Harry Brandt. El invento se fastidió, en palabras del propio Price, "en cuanto puse a hablar a uno de los personajes". Cinco años después, cuando por fin terminó 'Los impunes', no tuvo reparos en afirmar: "Acepté ese engargo para ganar dinero y luego tuve que coger otros trabajos para ganar un dinero que me permitiera terminar el encargo que había aceptado para ganar dinero".


Un grupo de agentes mantiene durante veinte años la amistad forjada en una iniciación intensa en la vida policial y criminal, cuando se hacían llamar los Gansos Salvajes. El destino les ha dado salidas distintas, pero cada uno de ellos conserva la obsesión por un criminal particular que se le escapó en esos inicios. Eso son 'los impunes', en creativa traducción del original 'whites', una blancura que, en un guiño casi explícito a Moby Dick, nos trae el colosal tema de la novela: las relaciones entre la obsesión persecutoria y la culpa.

Con una trama paralela que afecta a la vida familiar del protagonista central, Billy Graves, Price se maneja con la misma soltura en el terreno del 'thriller', en las profundidades del perfil psicológico y, por supuesto, en la descripción literaria. Pocos autores consiguen con tanta eficacia como él que lo relatado adquiera una visibilidad casi tridimensional: un enfrentamiento pandillero con bombillas rotas a modo de armas blancas se resuelve con "una esquirla de cristal clavada en una córnea como una vela en miniatura". La respuesta de lectores, críticos y colegas ha sido unánime: a Harry Brandt le ha salido un Richard Price extraordinario.


OCIO Y CULTURA



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