Guillermo Arriaga |
Guillermo Arriaga,
el novelista feroz
Recientemente reconocido con el premio Alfaguara
por su novela 'Salvar el fuego', habla con
Gentleman México sobre creación literaria
y 20 años de 'Amores perros'.
Javier Fernández de Angulo
2 de julio de 2020
Conversamos con el escritor y cineasta que acaba de ganar el prestigiado premio Alfaguara con su última novela Salvar el Fuego, justo veinte años después de su aclamada película, Amores perros. Una novela feroz, valiente, intensa, llena de un rico vocabulario y que te atrapa. Ya se ha convertido, en la novela más vendida de México. Sin duda Arriaga es una de las voces más interesantes del panorama cultural mexicano.
¿Has estado en la cárcel?
Es la primera pregunta que le hago y es que el detalle con el que relata la vida en el Reclusorio Oriente me hace pensar si Guillermo estuvo en prisión. “Nunca y nunca en México, ni prisionero ni visitante, las únicas cárceles que conozco fue cuando buscamos locaciones para 21 gramos en Tennnesse y Nuevo México. Vimos cárceles pobladas y cárceles vacías, lo que uso son conversaciones que he tiendo con gente que ha estado en la cárcel, yo no tengo el espíritu investigador de otros escritores” me dice desde la comodidad de su casa y vía Zoom.
El cazador, el cineasta, el lector, todas tus personalidades se vuelcan en la obra ¿es correcto?
La única forma de escribir una obra es volcarse uno entero, no hay otra forma de hacer un libro por lo menos en mi caso yo no puedo ser pudoroso, tengo que poner todos los huevos en la canasta toda la carne en el asador.
En la obra hay que leer entre líneas y aparecen tu mirada sobre el cine, la escritura, el arte.
No lo hice con afán de dar un mensaje o moralizar al respecto, pero es obvio que tus perspectivas del mundo se van colando, yo quería hablar desde el ángulo de una mujer rica como Marina y lo que para ella es riqueza, no hay que confundir al personaje conmigo. En la literatura si menciono obras que me interesan como El sonido y la furia de Faulkner, o El corazón de las tinieblas de Conrad que acaba con la palabras coronel Kurtz “el horror, el horror, el horror” es un guiño a un libro, pero hago pocas referencias claras. La parte polifónica de la novela da voz a un narco, un ejecutivo acomodado, una dama fresa y sobre esto le pregunto
¿En qué lenguaje te sientes más cómodo?
No te puedo decir en cual me divertí mucho en el malandro, es la segunda persona con más retruécano, me divierte también porque es un juego para usar un lenguaje pomposo que no está en mi naturaleza, y Marina es el lenguaje de clase de mujeres de universidades privadas.
En Venecia has sido premiado por la cinta No one left behind, donde relatas el mundo trágico de la frontera.
Sí muchísimo, no solo está la frontera entre Estados Unidos, están otras fronteras dentro de México, con las clases sociales, ¿Cómo nos verán al pasar con camionetas blindadas por los barrios duros en Iztapalapa? Dice mi personaje, como cuando pasa un carro destartalado por nuestras calles, responde otro. Son fronteras absurdas que causa cautela de uno y otro lado. A veces podemos decir. El barrio dejo de ser pitbull y se hizo golden retriever.
Celebramos veinte años de Amores perros, que mantiene toda su frescura…
Estoy muy orgulloso de esa película la verdad, marcó un cambio definitivo, en mi vida personal también, mis novelas se empezaban a traducir, pero Amores Perros marcó un cambio definitivo en mi carrera y estoy muy agradecido con esa película”.
¿Esta novela te ha dejado exhausto?
No, porque para mí es divertidísimo escribir y me dejó con 14 kilos más, entre El salvaje y esta novela, ahora ya bajé algo más, es que no hago ejercicio hago vida monacal cuando estoy escribiendo y me dedico en profundidad al libro. Me siento muchas horas, es un privilegio poder vivir de esto, no estoy exhausto, exhausto sería llegar a una oficina donde detesto a mi jefe y mis compañeros me arman grilla.
¿Cuánto tiempo habías tenido esta novela en la cabeza?
22 o 24 años, siempre tuve interés para escribir sobre un amor en un encierro y las ideas llegan de muchos lados y se crean capas. De una línea argumental pueden salir 150.000 libros distintos, mujer rica que tiene una compañía de danza y va a dar una función a la cárcel.
¿Cómo has vivido el confinamiento?
Me lastimó mucho el confinamiento porque se canceló mi gira, cuatro viajes a España, cuatro a Colombia, Ecuador, Chile. Iba a conocer Uruguay. Lo interesante del premio es la gira, y las expectativas de venta bajaron, porque la gente está encerrada, pero ha sido el libro más vendido de México. A mi juicio es el premio más prestigiado yo tengo toda la colección de los premios Alfaguara. Ahora cuando vaya a presentar el libro ya muchos lo habrán leído. Será una representación del libro, y puede ser un diálogo interesante.
Y es que Guillermo ha realizado, según nos cuenta, alrededor de 300 entrevistas on line, ha vivido una promoción atípica y agitada en tiempos de confinamiento, sin duda su obra invita al diálogo en las fronteras. “La idea de una obra de arte es suscitar un diálogo con la obra y contigo mismo. Salvar el fuego es una oportunidad para diálogos, que se cuestionen, se enojen, se rían, algunos me han dicho que después de leer mi libro se quieren divorciar, y lo que más me emociona es que algunos me han dicho que después de leer mi libro quieren escribir”.
Otra riqueza de la obra es el vocabulario
Le di el manuscrito a un par de amigas españolas y me dijeron: “nadie va a entender lo que estás diciendo”, fue un apuesta. El contexto da sentido a las palabras. Anglicismo como parquiadero, inventé como 300 palabras. Me dan ganas de exprimir el lenguaje y si no aparece la palabra y como Pío Baroja, la invento, algunos traductores me dicen “me vas a volver loco”. Era importante contar esta historia con este lenguaje (carcelario), y sentir que estás en ese mundo, y los lenguajes son mundos.
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