Triunfo en la tumba de Monteiro Lobato |
Monteiro Lobato
Taubaté, 18 de abril de 1882
São
Paulo, 4 de julio de 1948
Cemitério
da Consolação
Esta tarde fui por tercera y última vez al Cemitério da
Consolação a buscar a Monteiro Lobato. En dos días dejo São Paulo. Caminé
por aquí y por allá, en un cementerio que me parece cada vez más grande y donde
las tumbas cambian de lugar. Hay parranda en las noches. Al amanecer, los
finados tratan de dejar las cosas tan como estaban, pero algo se nota.
Le pregunté por Monteiro Lobato a un caballero
muy elegante que parecía vigilar el lugar, y dijo que no sabía, y me señaló el
centro del cementerio, una especie de capilla. "Toqué la campanilla",
dijo.
Seguí caminando y de pronto, de la nada,
apareció un hombre vestido de negro, con una especie de levita de pistolero del
Oeste y botas con clavos, maquillado y con el cabello tieso, alto y delgado.
Le pregunté si sabía dónde estaba la tumba de Monteiro Lobato, dijo que
sí y caminamos juntos. "Hace tanto tiempo que no hablo español", dijo
con un acento desconocido, con una voz grave. Pensé que aún no cumplía los
treinta, ni siquiera los veinticinco. Le pregunté qué países conocía pero no
respondió.
Llegamos a la tumba casi volando, quiero decir,
en un instante.
Tomé algunas fotos y le pregunté si quería posar
frente a la tumba. "No es necesario", dijo. Le pedí entonces que me
tomara una foto. Me preguntó sobre el manejo de la cámara y disparó dos veces.
"Tenga cuidado con los funcionarios",
me advirtió. "Está prohibido tomar fotos."
Entonces puse la cámara en el piso y me hice un
par de fotos.
Volvía mirar hacia donde estaba el hombre unos
segundos antes para darle las gracias, pero había desaparecido. Abandone el
cementerio como alma que lleva el diablo.
São Paulo, 28 de febrero de 2013
TUMBAS
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