sábado, 10 de septiembre de 2022

Los escándalos de ‘Don’t worry darling’, la polémica película de Olivia Wilde

 

Harry Styles y Florence Pugh en 'Don´t worry, baby' (No te preocupes, querida)

«Tú y yo sabemos los motivos de mi salida»: los escándalos de ‘Don’t worry darling’, la polémica película de Olivia Wilde

Olivia Wilde dirige su segunda película bajo la sombra de la polémica: recibió los papeles de la petición de custodia de sus hijos en directo y se ha visto envuelta en varias controversias con los actores del filme. Mientras, ha ido consolidando su relación con el protagonista: Harry Styles.

Olivia Wilde, conocida principalmente por su papel de Trece en la serie de televisión House, se toma muy en serio su carrera de directora. No es para menos, todavía en 2022 son pocas las mujeres que tienen una segunda oportunidad para dirigir en Hollywood si su primer film no es un hit en las taquillas. En el caso de Wilde, su primer título, Booksmart (2019), que se estrenó en España bajo el título de Súper empollonas, fue todo un éxito de crítica, pero su humor indie y feminista ni mucho menos arrastró a millones de espectadores a las salas.

Sin embargo, Wilde ha conseguido dirigir un nuevo proyecto, Don’t worry darling (No te preocupes, querida), que se estrenará el 5 de septiembre en el Festival de Venecia. La película, un thriller psicológico con toques de ciencia ficción, transcurre en la localidad de Victory en la década de 1950 y cuenta la historia de Jack y Alice, una pareja supuestamente feliz, interpretada por la actriz Florence Pugh y el cantante Harry Styles. Él trabaja para una gran corporación, mientras que ella es una perfecta ama de casa al estilo Mad Men. Poco a poco, el mundo de Alice se va resquebrajando, revelando una realidad inquietante, oculta bajo su mundo aparentemente perfecto.

La película promete ser una de las que va a dar más que hablar esta temporada. De hecho, ya se lleva tiempo hablando de ella. Las noticias, rumores y chismes al respecto de la producción nutren desde hace meses las webs y páginas de medios de comunicación a ambos lados del Atlántico.

Todo empezó con el anuncio, en septiembre de 2020, de que el cantante Harry Styles sustituiría a Shia LaBeouf en el papel de Jack. Según los rumores, el actor de Transformers habría sido despedido por mostrar “un comportamiento inadecuado en el set de rodaje y un estilo que chocaba con el del resto del reparto y el equipo”. LaBeouf ha negado estos rumores hace solo unos días, aprovechando los momentos previos al estreno, mediante una carta dirigida a Olivia Wilde, en la que afirma que fue él quien decidió abandonar el proyecto debido a las dificultades a la hora de encontrar tiempo para ensayar con el resto de los actores. «Yo me fui de tu película (…) Tú y yo sabemos los motivos de mi salida», explica en la carta.

Tras esta salida, voluntaria o forzada, Harry Styles se incorporó al proyecto. El actor y cantante había sido la primera opción de Wilde, pero a finales de 2019 su agenda estaba ocupada por una gira mundial. Gracias a la pandemia, la gira fue suspendida y de repente Styles tenía todo el tiempo del mundo para el cine.

Este cambio de protagonista acabaría teniendo enormes consecuencias en la vida personal de la directora, pero antes pasó otra cosa: solo un par de meses después de decidirlo, Wilde anunció su separación de Jason Sudeikis, el actor estadounidense que recientemente ha cosechado un gran éxito con su serie Ted Lasso. La pareja llevaba nueve años de sólida relación, todo el mundo daba por hecho que estaban casados, aunque nunca habían llegado a pasar por el altar, y tenían dos hijos en común, Daisy y Otis, de cinco y ocho años respectivamente.

El ruido mediático de esta ruptura, que de por sí ya resultaba bastante jugosa para los medios, se convirtió en un pequeño cataclismo informativo cuando en enero de 2021 se publicaron unas fotografías en las que se veía a Styles caminando junto a Wilde cogidos de la mano durante la celebración de una boda en Los Ángeles.

Esta tácita confirmación de la nueva relación provocó que tanto los fans de Sudeikis como los de Styles cargaran contra la actriz y directora. Los primeros la acusaban de deslealtad respecto a su anterior pareja, sugiriendo que el romance con Styles había comenzado antes de dejarlo oficialmente con el padre de sus hijos. Los segundos decían que era demasiado mayor para el cantante, 10 años más joven que ella.

Harry Styles y Olivia Wilde salían el 18 de agosto del restaurante Rubirosa, en Nueva York. FOTO: GETTY

En una larga entrevista que Wilde concedió hace solo unos días a Variety, la directora rechazó hablar de su relación con Styles, pero en los últimos meses la pareja no ha sido precisamente tímida a la hora de mostrar su afecto en público, lo que los ha convertido en la pareja de moda de la prensa del corazón estadounidense, con el permiso de J-Lo y Ben Affleck.

Pero no solo se habla sobre amor alrededor de esta película. En julio, la revista Page Six aseguró que la protagonista femenina del filme, Florence Pugh, no tenía una buena relación con Wilde y que, durante el rodaje, le habían molestado mucho las constantes muestras de afecto de la nueva pareja.

No pasó desapercibido tampoco que la actriz, conocida por sus interpretaciones en Midsommar o Mujercitas, no comentó la película en sus redes sociales hasta el 11 de agosto, cuando posteó un vídeo de ocho segundos, con un texto meramente promocional que anunciaba el estreno. La publicación fue tan poco entusiasta que parecía motivada más por el contrato que por un genuino entusiasmo.

Pero quizá el hecho que acabó de poner a la cinta en el epicentro global del cotilleo ha sido la forma en la que los abogados de Sudeikis decidieron entregar a Wilde los papeles de la custodia de sus hijos en abril. La directora se encontraba sobre un escenario presentando Don’t worry darling frente a cientos de representantes de las salas de cine de Estados Unidos durante la convención CinemaCon, en el Caesars Palace de Las Vegas, cuando una persona se le acercó para entregarle un sobre. La actriz, quizá pensando que se trataba de algún tipo de broma, decidió interrumpir su discurso y abrirlo delante de todo el mundo. “Quizá es un guion”, bromeó. Tras leer durante unos segundos y comprobar de lo que se trataba, dijo: “Ok, lo tengo, gracias”, y continuó su discurso con una sonrisa.

Olivia Wilde leía en abril los documentos sobre la custodia de sus hijos, ante cientos de personas en Las Vegas. FOTO: GETTY

Sudeikis negó tener conocimiento de que la entrega se iba a producir de esa forma, pero en la entrevista de Variety, Wilde afirmó que esta tuvo que planificarse muy cuidadosamente para poder atravesar todos los filtros de seguridad que había en la convención. Además, añadió: “Por desgracia, no fue algo que me sorprendiera demasiado. Me refiero a que hay ciertas razones por las que decidí terminar con esa relación”.

El hecho de que este extraño incidente no alterara lo más mínimo la exposición de Wilde da cierta idea de la seriedad, la fortaleza y la claridad de objetivos que tiene como directora y que, sin duda, todo ello la está ayudando también a superar su dolorosa separación y la exposición mediática de su nueva relación con uno de los hombres más famosos y exitosos del momento. “Hubiera odiado que ese golpe bajo [la entrega de los papeles de la custodia ante cientos de asistentes] hubiera eclipsado el gran trabajo de tantas personas a las que yo estaba representando”, declaró a Variety.

Wilde, declarada feminista y una de las caras más visibles del movimiento Time’s Up contra el acoso sexual en Hollywood, ha explicado que en Don’t worry darling, las mujeres no son meramente vehículos para el lucimiento de los personajes masculinos, sino que son las que impulsan la acción.

Eso mismo también se refleja en su representación del sexo. “Las mejores versiones del placer femenino en pantalla son las de las películas queer”, le contó a Variety, “¿Por qué nos sentimos más cómodos cuando el placer femenino se da entre dos mujeres? En las escenas de sexo entre heteros, el protagonismo de los hombres como receptores del placer es casi ubicuo”. La directora ha bromeado sobre este tema asegurando que ni un solo hombre tiene un orgasmo en su nueva película, solo las mujeres.

Sin duda, Wilde es consciente de que hacia ella apunta un foco que es mucho más poderoso y decisivo que el de los tabloides y los medios sensacionalistas. La industria cinematográfica la observa y, en parte, de su éxito o su fracaso dependerá que los grandes estudios decidan dar más oportunidades a otras creadoras de historias. Está convencida, además, de que los buenos resultados comerciales y artísticos de los filmes dirigidos por mujeres son la clave que inspirará a las siguientes generaciones de directoras. Ya solo queda ver si, tras la presentación en Venecia, la directora consigue o no que los cotilleos dejen paso a conversaciones algo menos triviales.

EL PAÍS


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