La icónica pareja dejó atrás el bling a favor de un hogar sereno y en contacto con la belleza natural.
MAYER RUS
La vida en el hogar de Adam Levine y Behati Prinsloo no es muy rock-and-roll que digamos. Ni lo que esperaríamos de una supermodelo, en realidad. Las habitaciones no son enormes o cavernosas, no hay cascadas ni lagunas y, en lugar de tener rayas de zebra y cuero negro, los muebles están cubiertos de preciosas telas de lino y boucle. No hay nada que parezca aunque sea vagamente sórdido. Aunque es cierto; Adam sí es dueño de una colección bastante exhuberante de tenis de la mejor calidad, pero el clóset donde los guarda tiene un diván Rick Owens a la mitad del espacio. Eso no es algo que se vea en cualquier episodio de Cribs.
«No queríamos una mansión de Ricky Ricón. Simplemente no somos así», insiste el vocalista de Maroon 5, quien se encuentra actualmente de gira para promocionar el álbum más reciente de la banda, Jordi. «Nos sentimos atraídos por esta casa porque se sentía hogareña. Se notaba que aquí habían vivido niños antes», agrega Behati al describir el encanto de la propiedad de la pareja en Pacific Palisades que funciona como refugio para ellos como para sus dos hijas, Dusty y Gio.
La pareja vendió su hogar anterior completamente amueblado apenas después de que la pintura se secara luego de una amplia renovación por parte del dúo de diseño madre-hijo de Kathleen y Tommy Clements. «Beverly Hills comenzó a sentirse demasiado agitado. Es extrañamente céntrico, así que nos sentimos rodeados por la ciudad. Queríamos vivir en otro lugar más tranquilo, donde no escucháramos el tráfico y sintiéramos el estrés», explica Adam, quien creció en Los Ángeles y asistió a la preparatoria a unos minutos de su actual casa. «Las únicas cosas que trajimos con nosotros fueron los cuadros y los bonsáis, quienes son mis otros hijos pequeños», dice Behati.
La casa que compraron tiene pedigree arquitectónico —el maestro Cliff May diseñó la casa al estilo rancho a finales de la década de 1930—, aunque el diseño original de May casi hubiera sido borrado en las décadas de renovaciones y adiciones previas a la llegada de Adam y Behati. Entre algunos de los dueños previos de la propiedad, la cual se encuentra alejada de la calle y cuenta con vistas espectaculares del mar, se encuentran Gregory Peck, el productor Brian Grazer y Ben Affleck junto con Jennifer Garner.
Adam Levine y Behati Prinsloo buscaron nuevamente a Clements Design para traer a la vida su visión de un oasis familiar de alto diseño y pocas pretensiones. «Básicamente la desmontamos toda. Simplificamos los materiales y la paleta de colores y expusimos los huesos de la casa para crear un fondo hermoso y neutro para sus colecciones de arte y diseño», nota Tommy Clements. «Adam es un adicto del diseño muy obsesivo. A él y a Behati les gusta vivir entre cosas hermosas, pero de una manera muy casual, en la que las niñas puedan divertirse y donde los amigos y la familia siempre son bienvenidos», agrega Kathleen.
La voluminosa sala, gobernada por un llamativo lienzo de Rashid Johnson, es la habitación que mejor representa la vibra chic discreta y lujo lounge de la casa con su asiento personalizado y deliberadamente bajo, sillas Visiteur Jean Prouvé clásicas y las mesitas de coctel minimalistas de losa de basalto que rondan a unos palmos del suelo. «Un diván bajo no es para cualquier cliente», reflexiona Kathleen. «Yo necesitaría una grúa para que me levantara, pero creo que tanto Adam como Behati tienen la suficiente condición para saberlo manejar».
Behati subraya la descripción de de su esposo como un freak del diseño y las bienes raíces. «Adam normalmente es quien toma el volante al momento de tomar decisiones sobre diseño. Se desvela buscando muebles y casas. Debería de ser un diseñador de interiores», dice la modelo namibia. Se puede encontrar evidencia de los gustos cultivados del cantante en cada cuarto, desde las sillas Jacques Adnet en el estudio hasta el escritorio Charlotte Perriand en la oficina y la pintura de Raymond Pettibon que cuelga sobre la cama de la pareja. «No es exactamente bueno en caso de un temblor, pero estamos dispuestos a morir por esa obra de arte», bromea Adam.
Además del Pettibon y el Johnson, la intrigante colección de arte de la pareja incluye una mezcla de nombres mayúsculos —Henry Taylor, Richard Prince, Mary Corse, Mary Weatherford, Albert Oehlen y otros— junto con obras dramáticas de amigos como Sage Vaughn y Andrew Zuckerman. Comisionada por Behati como regalo para su esposo, la pintura trippy de un tiburón flotando sobre un campo de flores fue la que sirvió como cubierta del álbum Jordi. «Cuando las cosas están culturalmente caóticas, como lo han sido por el último lustro, esto tiende a fomentar arte grandioso. Behati y yo tenemos un vínculo emocional con todo lo que coleccionamos», dice Adam.
Ver galería: Conoce la hermosa casa de Adam Levine y Behati Prinsloo en Los Ángeles
Artículo publicado originalmente en AD US.
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