El nexo de ‘Imagine’: zen, haiku y otros lazos de John Lennon con Japón
John Lennon, « Imagine » et le Japon : 40 ans depuis la disparition d’une icône (Rimbaud)
El primer disco de los Beatles que compró Hirota Kanji fue Help!, publicado como single en 1965. Un año antes había visto A Hard Day’s Night, la película sobre la banda, y había quedado fascinado por la frescura y originalidad de su música. “En aquel entonces yo estaba todavía en la secundaria (12-15 años) y lo que oía era la música japonesa popular de la época, así que aquellos ritmos tan vivos me sorprendieron. Y aquellos cantantes tenían un aire de ídolos juveniles que inspiraba una gran cercanía”, recuerda.
Entre los integrantes del grupo, a Hirota le gustó especialmente George Harrison. Reconoce que solo se percató de lo extraordinario que había sido John Lennon cuando este fue asesinado por un fan enloquecido el 8 de diciembre de 1980.
“Yo cursaba un posgrado y estaba escribiendo la tesina para un máster sobre la historia de Oriente. Un día, a primera hora de la tarde, puse la televisión y vi que estaban pasando en texto la noticia de que Lennon había sufrido un ataque. Seguidamente, los informativos confirmaron su muerte. Me afectó tanto que me sentí incapaz de seguir adelante con mi tesina. Entonces, yo solía ayudar en las actividades del club de fans de los Beatles y me encargaron un número especial de nuestra revista para homenajearlo. Decidí seguir su trayectoria vital a través de sus obras. Como casi todas las canciones de Lennon tienen algo autobiográfico, poniéndolas en orden cronológico puede reconstruirse su vida”.
Repasando una vez más dicha trayectoria, Hirota se dio cuenta de cómo Lennon se había interesado y había profundizado en su conocimiento de la cultura japonesa a raíz de su encuentro con Ono Yōko, y de que la influencia que habían ejercido sobre él cosas como el zen o el haiku superaba lo que había imaginado. Todo esto le impresionó mucho.
Ceiling Painting: un ‘Yes’ muy elocuente
Lennon se había sentido interesado por Japón desde años atrás. En 1965, Hoshika Rumiko, ex jefa de redacción de la revista japonesa Music Life, consiguió entrevistar a los Beatles en el Reino Unido. Hoshika recuerda que Lennon le preguntó por los luchadores de sumō y por los grabados ukiyoe (“imágenes del mundo flotante”). Según dijo el cantante, cuando asistía a la Escuela de Bellas Artes de su ciudad uno de sus compañeros le mostró un álbum fotográfico de Japón con bellas imágenes de luchadores. Pensaba que Japón tenía una cultura muy especial y ansiaba poder visitar el país algún día.
Cuando los planes de Lennon se hicieron realidad y la banda actuó en Japón un año después, Lennon logró burlar el cerco de seguridad y escabullirse para comprar antigüedades. En noviembre de ese mismo año, en Londres, Lennon asistió a la inauguración a puerta cerrada de una exposición de Ono. Al principio, Lennon miraba con cierto escepticismo el arte conceptual de Ono pero con el tiempo sintonizó con su sensibilidad. El golpe de gracia se lo asestó la obra Ceiling Painting, para cuya contemplación los visitantes tenían que subirse a una escalera de mano y observar con una lupa el lienzo colgado del techo, sobre el que podía finalmente descubrirse un minúsculo “Yes”. La carga positiva de esa simple palabra resonó en el pecho de Lennon. En la muestra DOUBLE FANTASY - John & Yoko, abierta en Tokio entre el 9 de octubre de 2020 y el 11 de enero de 2021, se expone esta obra junto a otras dos que fueron igualmente testigos del encuentro entre ambos artistas: Ringo y Painting to Hammer a Nail.
Fue, pues, el arte lo que propició el inicio de su relación. “Hacia 1968”, explica Hirota, “era ya evidente que cada uno de los Beatles tenía una orientación musical diferente y empezaron a menudear los choques entre ellos. Lennon dijo claramente que disfrutaría más siguiendo su carrera musical en compañía de Ono y en marzo de 1969, cuando se casó con ella, decidió también separarse del grupo”.
Hacia un mundo conciso y sin excesos, como el haiku
En los años sesenta y setenta, el movimiento hippie estaba en pleno auge. A Lennon le fascinaba la filosofía india, como a Harrison, y recibió también influencias del taoísmo y del pensamiento oriental en general. Entre todos estos elementos, se sintió especialmente atraído por el zen y el haiku.
“En aquellos años sesenta, muchos jóvenes con inclinaciones espirituales leían las obras sobre el zen escritas en inglés por Suzuki Daisetz (D. T. Suzuki). No sería de extrañar que también Lennon las hubiera leído. Por otra parte, aunque ignoro cuál fue el influjo concreto que ejerció Ono sobre él, desde que la conoció comenzó a interesarse por el haiku. Sus anteriores creaciones musicales, que tenían algo de psicodélico y de barroco, van quedando atrás y en su lugar van apareciendo canciones que, como Across the Universe o Because, tienen una letra de una concisión muy poética y un sonido muy simple”.
En una entrevista concedida en 1971 poco después de que se publicase en Japón el disco John no tamashii (se había lanzado en Reino Unido en diciembre de 1970 bajo el título John Lennon/Plastic Ono Band), Lennon reconoció que el zen y el haiku le habían influido.
“Lennon asegura entonces que, con ese espíritu zen, ha hecho un álbum ‘shibui’ (sobrio, pero de buen gusto). Dice también que el haiku es la forma poética más bella que ha conocido, y que le gustaría simplificar las letras de sus canciones de una forma tan bella como lo hace el haiku. Es decir, que llega a la conclusión de que las formas expresivas más simples son las que mejor reflejan el alma humana”.
Poemas de Bashō y lúgubres historias kabuki
En enero de 1971 Lennon y Ono visitaron Japón en privado. Estuvieron en la casa familiar de los padres de Ono en Tsujidō (Fujisawa) y pasearon por Sagano y por el monte Hieizan. Se dice que durante su visita a Kioto, Lennon no dejó de leer el libro Haiku, de Reginald Horace Blyth, que se convirtió en un fenómeno mundial.
En Tokio, visitó la famosa tienda de objetos de arte Hagurodō, en el barrio de Yushima. Su dueño, Kimura Tōsuke (1901-1992) solía contar que la primera vez que los vio entrar en su tienda diciendo que querían ver ukiyoe no sabía quiénes eran. Años después, narró su encuentro con Lennon, que se desarrolló como sigue.
Para que pudieran contemplar detenidamente los grabados, Kimura los condujo a su domicilio, donde solía guardar las piezas más valiosas. Lennon fue comprándole, una tras otra, diferentes piezas por las que sintió interés: tanzaku (tiras) con poemas de Matsuo Bashō, Kobayashi Issa o Ryōkan, pinturas zen de Hakuin o de Sengai, etcétera. Kimura no sabía qué pensar de su cliente, no acababa de entender si estaba ante alguien con buen criterio para el arte o ante un loco. Pero recuerda que cuando Lennon encontró una tira con el famoso poema de Bashō sobre la rana que se zambulle en el estanque, la tomó entre sus manos con veneración y dijo: “No le pene vendérmela. Cuando vuelva a Londres, haré construir una casa de estilo japonés con una habitación para el té y, con el mismo sentimiento de un japonés disfrutaré contemplando este kakejiku (cuadro colgante en forma de rollo) todos los días, al amanecer y al anochecer”. A Kimura le alegró oír aquellas palabras. “En Japón”, dijo Kimura, “cuando se habla de arte, la gente tiende a pensar que las obras más valiosas son las hechas para agradar a los nobles o a quienes ostentan el poder político y económico. Pero él no dedicó una sola mirada a este tipo de cosas. El que mejor sintonizó con el tipo de arte popular que yo trato en mi negocio fue precisamente aquel exBeatle llamado John Lennon”. Kimura regentó su tienda durante medio siglo, pero dijo creer que Lennon había sido el primer cliente que comprendía el valor de las piezas sin recibir ninguna explicación.
Como persona, Kimura se había posicionado siempre a la contra frente a la autoridad establecida y en seguida sintió simpatía por Lennon. Como este y Ono le dijeron que disponían de una hora y media de tiempo, los invitó a una sesión de kabuki en el teatro más famoso de Tokio. Su intención era que la pareja viera algo magnífico, llamativo, pero lo que entonces estaba en cartelera era Sumidagawa, interpretada por Utaemon y Kanzaburō. Su argumento es lúgubre en extremo: una madre vaga por el país buscando enloquecida día y noche al hijo que le han robado, pero finalmente descubre que ha muerto y que está enterrado a orillas del río que da nombre a la obra. Sumidagawa es una obra de estilo kiyomoto, es decir, sin guion y con una simple narración acompañada por el sonido del shamisen (instrumento de tres cuerdas). Kimura se temió lo peor, pero cuando se volvió para mirar de reojo el rostro de Lennon lo vio recorrido por lágrimas, que eran amablemente enjugadas por Ono. Lennon ni sabía la historia y podía entender la narración. Pero luego, cuando comenzó la brillante actuación del joven pero ya popular Ebizō, Lennon hizo enseguida un gesto de disgusto y dijo que no le apetecía ver aquello. Kimura supuso que a Lennon, más que las cosas visibles, le importaban las que solo pueden verse con los ojos del corazón.
Lo que subyace bajo la canción Imagine
Hakuin y Sengai fueron monjes de mediados del periodo Edo (1603-1868) pertenecientes a la secta zen Rinzai-shū, que, convencidos de que el satori (iluminación) estaba al alcance de todos, difundieron sus enseñanzas por las clases populares de Japón. Los dos dejaron pinturas zen muy originales. Dado que Lennon compró obras de ambos maestros, Hirota aventura que debía de tener algún conocimiento sobre ellos y que se identificó con sus ideas.
“También en su conocimiento del haiku hizo grandes avances a partir de 1969. Se inclinaba hacia los haikus que reflejan del espíritu zen, es decir, aquellos que adoptan la perspectiva de un insignificante yo perdido en el universo, que se funde con la naturaleza y ama, consiguiendo así hacer vibrar el corazón del lector”.
“Imagine, que salió en 1971 después de John Lennon/Plastic Ono Band, produce también una impresión cercana a la de la composición poética renga (serie de poemas encadenados), que es el origen del haiku. Últimamente, algunos monjes zen han afirmado que bajo el tema de Imagine subyace el pensamiento de Hakuin, quien afirmaba que el cielo y el infierno existen solo en la mente de la gente”.
Al igual que Hakuin, a quien se considera refundador de la secta Rinzai-shū, Sengai recorrió todo el país predicando. Se le conoce por su aversión hacia la autoridad y su estilo de vida libre de ataduras. Desde su nombramiento como superior del templo de Shōfuku-ji, en Hakata, dedicó gran parte de sus esfuerzos a la reconstrucción de sus maltrechos edificios, pero al mismo tiempo cultivó el dibujo y legó a la posteridad muchas pinturas zen de carácter humorístico que le reportaron gran popularidad entre la gente común. Se cree que, más que hacer distingos o precisiones entre religiones y sectas, trató de conciliar sus enseñanzas en un único pensamiento.
Lennon reconoció que en ciertos pasajes de la letra de Imagine en que utiliza expresiones de invitación como “trata de imaginar” o “escucha”, estuvo influido o inspirado por el poemario de Ono Grapefruit. “Por supuesto, hay influencias del pensamiento utópico occidental y de la propia Ono, pero yo creo que no solo eso, creo que al nacimiento de Imagine contribuyó también de alguna forma el pensamiento de Hakuin y Sengai, que animaban a la gente a vivir libremente sin alojar ningún temor”.
Amo de casa y largas estancias en Japón
La pareja, que después de casarse venía desarrollando una gran actividad pacifista en muchos lugares del mundo, se estableció en Nueva York después del lanzamiento del álbum Imagine. Allí, se implicó en el movimiento radical contra la guerra de Vietnam. Lennon abogó por un movimiento no violento y sus actividades siempre lo fueron, pero la administración Nixon, temerosa de la gran influencia que tenía sobre la gente, decretó su expulsión del país. La pareja plantó cara para conseguir la revocación de la orden y decidió continuar en Estados Unidos.
Después de una larga lucha, finalmente en octubre de 1975 la orden fue revocada. Precisamente ese mismo mes nació su hijo Sean. Su siguiente visita a Japón llegó dos años después. Entre mayo y octubre de 1977, los tres residieron en Japón. Luego, repitieron sus estancias en 1978 (tres meses) y 1979 (un mes), así que en total Lennon vivió nueve meses en este país, en lugares como Tokio, Shōnan, Karuizawa, Hakone, Kioto, etcétera. Se dice estuvo incluso buscando una casa de campo donde poder quedarse a vivir tranquilamente.
“En nuestros tiempos, la noticia de que alguien ha visto a Lennon en algún lugar correría por Twitter y se difundiría rápidamente por todo el país. Pero en aquellos tiempos su presencia pasaba desapercibida y apenas llegaba a los noticieros”.
Lennon anunció que interrumpiría su actividad musical hasta que Sean cumpliera los cinco años y se dedicaría a ser “amo de casa”. “Eso de ser amo de casa no resulta tan extraño ahora, pero en aquella época la gente no entendía bien el concepto. Creo que Lennon fue el primer hombre famoso con gran influencia que anunció públicamente que se dedicaría a la crianza de su hijo. Y en la crianza se dejó guiar por pensamientos como el yin-yang o el zen. Él mismo, utilizando arroz integral, legumbres y otros ingredientes, hacía comida macrobiótica, cuyos principios se remontan al yin-yang”.
En la exposición DOUBLE FANTASY - John & Yoko, pueden verse fotografías de familia tomadas en Japón, así como cuadernos de dibujo en los que Lennon plasmaba, con letras e ilustraciones, sus avances en la lengua japonesa. Algunas de estas ilustraciones tienen un vago aire zen.
El lanzamiento, cinco años después, de Double Fantasy (17 de noviembre de 1980 en el Reino Unido) fue una gran alegría para Hirota. “Cuando oí las canciones en la versión de prueba que me envió la discográfica, vi que su nuevo álbum hablaba con sinceridad y realismo de cosas como las vivencias matrimoniales, la crianza de su hijo o las relaciones hombre-mujer. Me las prometía muy felices, pensando en sus próximas producciones. Y de repente, lo asesinan”.
“No era, simplemente, que le gustasen cosas como el zen o el haiku. Lennon comprendió ese pensamiento y lo llevó a la práctica en su propia vida y en su labor creativa. Ha habido muy pocos músicos que lo hayan hecho. Si hubiera vivido más años, habría tenido su casa de campo en Japón y muchas oportunidades de entablar relación con el mundo musical y artístico del país. Supongo que también habría probado suerte escribiendo haiku en japonés. Es una pena que todo quedase truncado”.
Fotografía del encabezado: John, Yōko y Sean en 1977, durante un viaje familiar por Tokio (fotografía de Nishi F. Saimaru ©Yoko Ono) / de la exposición en TokioDOUBLE FANTASY - John & Yoko.
NIPPON
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