Las frases más crueles para dejar a alguien
"Te tengo cariño pero nunca te he querido."
Dejar a alguien de forma acertada es más difícil que llevar a un humano a Marte
23 de septiembre de 2015
Técnicamente, nunca me han dejado. Técnicamente. Es decir, que quizás lo que pasó es que yo era demasiado orgullosa como para permitir que me dejaran, y me adelantaba. Básicamente, las frases las decía yo pero porque las leía en los ojos de mis amantes. También puede ser que tuviese cierta tendencia a relacionarme con seres cobardes que no se atrevían a decirme un rotundo: "Paso de ti".
Lo que está claro es que dejar a alguien de forma acertada es difícil. La prueba más patente la tuve cuando vi "Espero que estés bien", una exposición de la artista Sophie Calle. Resulta que esta buena señora fue dejada por un novio por mail (esto es bastante cutre, sí, no lo hagáis). Y como esta señora no es como tú o como yo, que nos tragamos las penas hechas un ovillo comiendo Yayitas, llorando y viendo películas basadas en novelas de Jane Austen, se le ocurrió mandar ese mail a un buen porrón de mujeres (desde Christina Rosenvinge a su propia madre, pasando por Peaches y Victoria Abril) para que lo interpretaran a su manera. Todas pusieron al desgraciado ex a caer de un burro. Pero, ¿hay alguna manera de dejar a alguien que no suene a eres una-basura-humana-y-tu-cadáver-será-devorado-por-tus-gatos? Y, dando por hecho que la respuesta es no, pasemos al lado salvaje del asunto: ¿Cuál es la forma más hijoputesca de abandonar a una persona? Pregunté a mis amigos por sus propias experiencias y esto fue lo que me contaron:
"Es por mí, no por ti. Estoy en un momento complicado, y no te mereces esto".
Un gran clásico. La frase estrella. Suena mansa y sincera, pero sólo hay que traducirlo al idioma de la Cruda Verdad para obtener la frase hijoputesca.
"Es por mí, no por ti" sería igual a "Es por algo que me pasa a mí, y ese algo que me pasa a mí es que NO ME GUSTAS". Claro que no eres tú. Tú no has hecho nada más que amarle con una sonrisa bobalicona que ha terminado dándole repelús.
Pasemos a la segunda parte: "Estoy en un momento complicado". Piénsenlo, amigos: Es cierto que con distancia todo se relativiza pero, en el momento en el que se está viviendo, ¿no resulta todo momento de la vida una etapa complicada? ¿Cuándo saldrás de esa etapa complicada? ¿Cuando tengas mujer e hijos, vivas en un chalet y te hagas peinado cortinilla para taparte la calvorota? ¿Es entonces cuando estarás preparado para tener una relación conmigo?
Y para terminar, la joya de la corona:: "No te mereces esto". En cierta manera, esto es verdaderamente mezquino. Aparte de dejarte, el muy desgraciado te dice lo que es bueno y malo para ti, te advierte de la pupa que te puedes hacer en el corazoncito. Es como una última perla de exquisito merengue en el pastel caducado: Mira qué bueno soy, que te cuido de mí mismo. ¿Has visto?
"Eres muy bajita. Yo necesito a alguien que me cubra al abrazarme".
Bravo. Esta frase se la dijo una vez a una amiga una enfermera bastante corpulenta a la que se estaba triscando por aquella época. Es un claro ejemplo de que cuando no hay de donde sacar, uno se agarra a cualquier excusa. Todos sabemos que el amor no es cuestión de altura ni bajura, sino de una mierda de cóctel de hormonas que fluye o no fluye. Lo peor de todo es que volvió a encontrarse a Miss Cúbreme en un bar de bolleras y estaba saliendo con una chica diminuta con la que, según sus propias palabras, era muy feliz. Aunque justo antes de irse dejó caer un "pero también podemos quedar y follar un día".
"No tienes tatuajes, ni piercings. Eres... No sé... Demasiado poco alternativa".
Creo que ni siquiera merece la pena detenerse demasiado en esta frase de abandono. El ser que le dijo eso no estaba buscando alguien a quien amar, sino a un cachorrillo a quien pasear por la calle Fuencarral de principios de los dosmil.
"Lo que pasa es que no me gusta tu "yo" presente, sino tu "yo" futuro. En el futuro vas a estar muy buena. En realidad lo que quiero es dejar pasar un poco el tiempo, darte tiempo a que mejores".
Esta auténtica marcianada se la dijo a una amiga su novio de los 14 años. Vista ahora, es una mamarrachada, pero sus buenos lloros se pegó en su momento. ¿Cómo encaja esto una niña de 14 años? ¿Qué hace? ¿Sentarse a esperar en su casa a madurar y "ponerse buena"? No. Llorar dos días y después seguir viviendo su vida, hasta llegar al punto exacto de madurez para darse cuenta de que aquel tío era un gilipollas.
"Te tengo cariño, pero nunca te he querido"
Esta frase se la dijo a una gran amiga su primer amor, con el que estuvo de los 15 a los 18 años (eso en aquel entonces era casi un matrimonio teenager). Ella quedó terriblemente deprimida, hasta el punto de ir al psicólogo y tomar pastillas. Su gran amor se había esfumado. Años después, casi con 30, él aún se le aparecía en sueños. En ese momento mi amiga descubrió a Jodorowsky y los poderes exorcizadores de la psicomagia. Ni corta ni perezosa, decidió enviarle a su ex un regalito psicomágico: Cogió un trozo de amatista, se lo metió en la vagina, se masturbó, lo sacó y se lo envió por correo a aquel ex lejano. Él dejó de aparecerse en sus sueños. Poco tiempo después se enteró por amigos comunes de que era gay.
"No puedo seguir contigo. Estoy enamorado de África".
Imaginad lo peor. No, no se había colado por una chica llamada África. Sí, se refería al continente. Él se había marchado a Guinea Bissau de voluntariado solidario, y a las pocas semanas llamó para soltar esta perla de frase. Otra cosa no, pero a este chico deben otorgársele las insignias scout de la valentía y la absoluta ausencia de miedo al ridículo. Bravo.
"Tengo otitis".
No fue exactamente la frase con la que la abandonó, pero sí las últimas palabras que escuchó de sus labios. Llevaban saliendo cinco años. Un día, ella le llamó para quedar y él le dijo eso, que tenía otitis. Después de eso, desapareció del mapa y nunca más se volvió a saber de él. Esta frase, por absurda y descolocante, me parece que gana con creces la copa de oro de la crueldad.
La verdad es que todas estas frases de abandono, vistas con distancia, resultan ridículas y dichas por seres tan patéticos que casi llegan a enternecer. Ha sido maravilloso sentarme en el patio de butacas y que hayan ido desfilando frente a mí esos momentos, porque en todos y cada uno de los casos, la persona que me lo ha contado ya había superado el drama y se ha reído conmigo de su historia. Si imagino que me las dicen a mí, inmediatamente voy echando mano de la caja de galletas y poniendo a bajar "Sentido y Sensibilidad" en el Torrentz.
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