miércoles, 27 de noviembre de 2019

Marie Modiano / “Quise evitar escribir, era inconcebible hacer lo mismo que mi padre”

Marie Modiano


Marie Modiano: “Quise evitar escribir, era inconcebible hacer lo mismo que mi padre”

La escritora y cantante, hija del premio Nobel de Literatura Patrick Modiano, publica ‘Distante’, un relato sobre la relación entre una joven actriz y un escritor maldito



Una mujer evoca sus veinte años: entre el encuentro en el Pont des Arts con un escritor norteamericano apenas mayor que ella y una interminable gira teatral donde vislumbra el lado opuesto de la escena. Distante es un inquietante relato tejido de recuerdos soñados, melancólicos o felices, de un amor de juventud. «He firmado mi primer contrato sin siquiera preguntarme si sería feliz con esos treinta y dos versos que declamar cada noche, durante más de un año, en diferentes ciudades europeas y francesas de provincias. Para mí, era un salvavidas, un medio de escapar gracias a un salario mensual fijo. Había que huir. Huir de París y los malos recuerdos de los últimos años que flotaban en el aire en cada esquina de cada calle, como las rapaces que vuelan a la altura del pecho, dispuestas a atacar en todo momento.»


ALEX VICENTE
Paris, 26 de noviembre de 2019

Marie Modiano

Marie Modiano (París, 41 años) se parece a su padre, Patrick, el premio Nobel de Literatura en 2014. Se le asemeja por su inexplicable cercanía, poco habitual en los círculos intelectuales de su país. Por su manera de gesticular y de expresarse, con frases perpetuamente inacabadas que encierran significados profundos. También se le parece cuando se sienta a escribir: la misma melancolía adusta, una idéntica obsesión por el tiempo que se esfuma. Y una precisión compartida al evocar la geografía urbana, como si los nombres de las calles y sus códigos postales fueran lo único a lo que uno puede aferrarse en un mundo evanescente.

“Aunque nuestros temas sean distintos, porque yo no hablo del París de la ocupación, sí tenemos una sensibilidad similar”, admite la escritora en un viejo café de Saint-Germain, donde debió de reunirse esa juventud perdida de las novelas de su padre. “Nos une una melancolía, una relación extraña con el paso del tiempo. Es como si fueran cosas que uno hereda a su pesar. Después de todo, los perros no engendran gatos”. Así expresan los franceses que de casta le viene al galgo. Y que de tal palo, tal astilla.


La hija menor de Patrick Modiano acaba de publicar Distante (Cabaret Voltaire), relato fantasmagórico que protagonizan una joven actriz perdida en la vida y un escritor maldito del que quedó prendada al cruzárselo en un puente sobre el río Sena. Es una novela que hubiera preferido no escribir. “Lo quise evitar por todos los medios, porque era inconcebible que me dedicara a lo mismo que mi padre”, admite. Modiano estudió interpretación en el prestigioso Royal College of Art. Siempre escribió, pero prefirió componer poemas, que ha publicado en distintas antologías, para evitar comparaciones incómodas. “Mi padre bromeaba: ‘Tú has elegido un género noble como la poesía, no como yo…”, recuerda. Luego decidió dedicarse a la música: ha publicado cinco álbumes, que suele componer con su compañero, el músico sueco Peter von Poehl. “Pero llegó un momento en que la escritura me atrapó y se convirtió en una necesidad. Entendí que no tenía escapatoria”, recuerda.
Sucedió cuando firmó su primera novela, Upsilon Scorpii, que había escrito como un poema en prosa, hasta que su editor le hizo entender que tenía una novela entre manos. La publicó en 2013 con gran aprensión. “Al final, los periodistas fueron amables”, recuerda. La ambientó en una ciudad que era “como si París, Madrid y Viena hubieran tenido un hijo ilegítimo”, inspirada por sus paseos por las calles oscuras de la capital española, donde su hermana, la directora Zina Modiano, vivió algunos años.

Cual flâneuse de otro tiempo, sus estrofas y sus párrafos suelen surgir de esos paseos. “Caminar crea un torrente de pensamientos que luego transformo en escritura”, explica. A continuación, saca de su bolso un cuaderno de páginas ennegrecidas con una letra microscópica e ininteligible. Modiano lleva 25 años relatando todo lo que le sucede durante el día. Lo describe de manera clínica e impersonal, sin dar excesivos detalles. “De pequeña, una vez mi hermana leyó mi diario personal y eso me traumatizó”, bromea (o no). Anota las direcciones a las que se dirige, los nombres de los bares, los números de los trenes y las puertas de embarque de los aviones. Cuando tiene algo personal que expresar, lo escribe en chino, una de las muchas lenguas que domina.
Resulta tentador leer Distante como una autoficción. Adivinar sus facciones suaves en las de su propio personaje. Entender a esa joven actriz encargada de declamar un puñado de versos en una larga gira por el continente europeo como un alter ego en versión más frágil y siniestra. Igual que su protagonista, Modiano quiso dedicarse a la interpretación, pero terminó renunciando a ello. “No era un trabajo adecuado para mí, era demasiado joven”, afirma. Llegó a recorrer Europa a las órdenes de un gran director como Luc Bondy y vivió durante años entre París y Londres, como le sucede a su personaje. “Es un relato personal y, a la vez, muy alejado de mí”, aclara. “No importa si es autobiográfico o no. En el fondo, es solo una historia sobre el hecho de tener una vocación o no tenerla”.

Ese pequeño detalle resume la diferencia entre sus dos protagonistas: un joven y fogoso escritor, nacido para dedicarse a la literatura, y una joven algo desdibujada y sin aptitudes particulares, que viaja de Oslo a Viena y de Zúrich a Edimburgo, caminando entre las ruinas y el silencio. “Él se quema las alas por ejercer ese oficio. Ella flota de ciudad en ciudad, dejándose llevar como una hoja al viento, como sucede al comienzo de la edad adulta”. Pese a todo, es la segunda quien termina con más posibilidades de ser feliz. “Incluso loca y prisionera de sus recuerdos, por lo menos está viva”, afirma.

En el rostro de ese torturado escritor, algunos han reconocido al estadounidense Tristan Egolf, el autor de El amo del corral, que se suicidó en 2005, a los 33 años. Marie Modiano coincidió con él a mediados de los noventa y se lo presentó a su padre, que le dio cobijo y presentó su novela, rechazada hasta entonces por 70 sellos, a su editorial francesa, Gallimard, que aceptó publicarla. “A ese personaje, la escritura le destruye. ¿Es posible entregarse plenamente a la literatura y seguir en vida?”, se pregunta Modiano. La respuesta se encuentra en las páginas de un libro modesto pero cautivador.



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