Patrizia Cavalli
AHORA QUE EL TIEMPO PARECE TODO MÍO
y nadie me llama para la comida ni la cena,
ahora que puedo quedarme mirando
como se deshace una nube o como se destiñe,
como camina un gato por el tejado
en el lujo inmenso de una exploración, ahora
que cada día me espera
la ilimitada largura de una noche
sin llamada y no hay ya razón
para desnudarme con prisa y descansar en
la cegadora dulzura de un cuerpo que me espera,
ahora que la mañana no tiene comienzo
y silenciosa me permite dedicarme a mis cosas,
a todas las cadencias de la voz, ahora
querría de pronto la prisión.
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