Lucian Freud |
Los 14 hijos de Lucian Freud esperan su legado
CONXA RODRÍGUEZ
- LondresActualizado: 11/11/2013
La muerte del pintor en 2011 los reunió por primera a todos
Han asegurado que no obstaculizarán la repartición de la herencia
El único beneficiario es el ayudante del pintor, David Dawson
"Nosotros sabíamos que no era un padre, ni un marido normal, de los que acuden a la puerta de la escuela o de los que se sientan a comer alrededor de la mesa; él estaba encerrado en su mundo, que era el del arte y la pintura, y en él nos metía a alguno de nosotros de vez en cuando", revela Jane McAdam a La Otra Crónica. Jane es hija del pintor Lucian Freud (1922-2011), una de los 14 que tuvo procedentes de seis mujeres y que ahora esperan que les toque algo en el reparto de la herencia del nieto de Sigmund Freud, fundador del psicoanálisis.
Jane, de 55 años y artista de profesión (en la foto de la izda.), retomó contacto esporádico con su padre a partir de los 30 años. Algunos de sus hermanos o medio hermanos le conocieron en su lecho de muerte.
Otros acarrean una herida psicológica por haber crecido y haberse formado con un padre al que sólo veían en los medios de comunicación porque era un artista famoso y cotizado (uno de sus cuadros, Inspectora durmiendo se adjudicó en 2008 por 25.8 millones de euros a Dasha Zhukova, esposa del oligarca ruso Roman Abramovich).
Como pintor, Lucian Freud fue un maestro del hiperrealismo; como padre y/o compañero no se responsabilizó de nadie. Sólo una mujer le hizo daño al abandonarlo, su segunda esposa, con la que no tuvo hijos, Lady Caroline Blackwood, con quien se casó en 1953 y de la que se divorció en 1959.
Aquel año de 1959, Freud ya tenía dos hijas de su primera esposa, Kitty Epstein (fallecida como él en 2011), y su amante, Katherine McAdam, daba a luz al segundo de sus cuatro hijos mientras que otra amante, Suzy Boyt, alumna del pintor, llevaba en su cuerpo a Alexander, el primero de los cuatro vástagos que tuvo el profesor con la estudiante de la Slade Art School.
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Una treintena de hijos
Las especulaciones sobre el número de hijos que engendró Lucian Freud raya entre los 30 y 40, aunque son eso: puras especulaciones. Con nombre, apellido y madre que los registrara como hijos del pintor de la carne trémula son 14 descendientes, desde la primera hija, Annie, de 64 años, hasta Frank Paul, de 28 años, nacido de la artista Celia Paul.
Por el medio de la prole, el lote de dos niñas: la diseñadora Bella y la escritora Esther, a quien su madre, Bernardine Coverley (también fallecida en 2011) les puso de primer apellido el del padre para que el mundo entero se enterara de donde procedían.
El pequeño de todos, Frank Paul, es un joven que se abre camino en el mundo del arte y que reside en un modesto piso de Harrow, al norte de Londres. "Nunca hablé con mi padre sobre arte, aunque sé que vio mis dibujos porque me enteré por terceras personas", reconoce el joven dibujante.
El más misterioso de la progenie es Francis Eliot, nacido en 1971. Su madre, Jacqueta Eliot, de rango aristocrático y casada con otro hombre, sirvió de modelo para el pintor y posó para media docena de sus obras entre 1969 y 1978.
La muerte del pintor en julio del 2011 reunió por primera vez a los 14 hijos. Algunos se conocieron en la ceremonia del adiós. Fueron ignorados en vida y han sido ignorados en su testamento, aunque ellos esperan que algo les quede cuando se haya hecho la repartición de las voluntades de su padre.
La ley les identifica como herederos y a todos les tocará algo, porque ellos han llegado al acuerdo de no obstaculizar la repartición de la herencia. La única persona identificada como beneficiaria en el testamento es el ayudante del pintor, David Dawson, el hombre obeso al que pintó repetidamente y quien le asistió en los últimos 25 años. Para él será la casa del barrio de Notting Hill donde vivía y pintaba Freud y tres millones de euros libres de impuestos.
Como albaceas para ejecutar las voluntades del difunto, el artista nombró a dos mujeres; su abogada, Diana Rawstron, y su hija Rose (a la izquierda en la imagen), nacida de la alumna Suzy Boyt. Estas dos son las encargadas de cumplir a rajatabla el testamento que les obliga a pagar el 40% de los bienes en impuestos de transmisión o herencia de una cifra total de 115 millones de euros.
Tras adjudicar a David Dawson lo que le toca, repartirán el resto entre los familiares más próximos, que son sus 14 hijos, al margen del recuerdo que puedan tener de su padre. Unos 46 millones en impuestos, los tres en metálico y otros tantos de la vivienda para David Dawson serán restados del legado total de 115. Las albaceas, según establece el testamento, cobrarán por su trabajo de los bienes del difunto.
El reparto de sus obras
Las testamentarias han llegado a un acuerdo con el Gobierno británico para pagar los derechos de herencia en obras de arte. Una práctica frecuente entre descendientes de artistas famosos. Su legado ya ha empezado a desmenuzarse. Con este fin, la National Gallery de Escocia ya ha recibido el cuadro Retrato de Laura Moubray, de John Constable, que el pintor guardaba en su casa. La escultura de Edgar Degas Caballo galopando sobre el pie derecho, perteneciente a la colección de Freud, ha sido adjudicada al Museo Nacional de Arte de Cardiff (Gales). A la National Gallery de Londres le han otorgado La italiana y Mujer con la manga amarilla, del francés Jean Baptiste-Camille Corot, comprada por Freud en 2001.
Antes había pertenecido al actor Edward G. Robinson y al armador griego Stravos Niarchos. Otras dos esculturas de Degas, Retrato de mujer y Cabeza apoyada en una mano están depositadas, de momento, en el Courtauld Institute de Londres a la espera de que la comisión adjudicadora les destine un museo estatal.
El artista del realismo anatómico, como hizo Pablo Picasso, era de los pintores a los que le tenía sin cuidado la reproducción de sus obras, y nunca tomó medidas drásticas para cobrar derechos de autor. En el caso de Picasso fue su hijo, Claude, el que vigila con recelo los derechos de autor de su padre. Freud delegó antes de morir los derechos de reproducción de su obra en la Bridgeman Art Library, una compañía privada que es ahora la que se ocupa de administrar el copyright de su pinacoteca. Y la que dará cuenta a sus descendientes de los ingresos que generará en el futuro la reproducción de sus obras. Ignorados por el padre, recordados por la ley.
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