Dostoievski
Cinco razones (inútiles) para odiarlo
En “Diario de un escritor” (Páginas de Espuma), Paul Viejo ha compilado por primera vez en castellano los diarios completos del autor de “Crimen y castigo”. Aquí, el mismo editor y traductor nos habla apasionadamente de un autor que fue a la cárcel por oponerse a los privilegios de la aristocracia y que defendió elevados conceptos éticos pero que no podía refrenar una pasión por el juego que le hacía estar siempre arruinado. Genio y figura.
Texto de PAUL VIEJO
Texto de PAUL VIEJO
Cuando se ha estado mucho tiempo inmerso en un libro, y más si éste es de un autor de la altura del que nos ocupa, y más si se trata de la obra a la que dedicó la mayor parte de su vida, y más si ésta constituye una de las cumbres ensayísticas del siglo XIX, y más si después de ese trabajo se logra por fin verla de manera completa como tenía que haber estado desde hace tiempo, y más si este libro es Diario de un escritor, el mundo entero cree que habrá que defenderlo a capa y espada por encima de cualquier otro libro, de cualquier otro autor y de cualquier otra lectura. Sin embargo, para uno que ha leído y releído demasiadas veces las más de 1.600 páginas de este volumen, la realidad es otra y no cuesta mucho trabajo encontrar varias razones para odiar a Dostoievski, como se pueden llegar a odiar las parejas de amantes después de una ruptura:
1. Por fraudulento, tramposo y equívoco. Y es que, si uno abre un libro que se llama Diario de un escritor, lo que espera encontrar entre sus páginas es la crónica mundana del día a día (“…ha llegado la primavera a San Petersburgo”) de un escritor, sus impresiones más íntimas, que nos cuente todo lo que hace, cada paso que da (con frases del tipo “hace unos días, con mi habitual precaución de invierno me puse a cruzar la avenida Nevsky”), todo lo que escribe (“este año de descanso me voy a ocupar de un trabajo artístico – su novela Los hermanos Karamázov– que se ha acumulado”) y que nos hable, incluso, de cómo se encuentra físicamente (“Debido a la falta de salud que me ha impedido editar el Diario…”). Porque eso esperamos de un diario de alguien a quien imaginamos continuamente encerrado en su casa, sin salir apenas, entregado a una escritura furiosa. Y no lo que nos entrega Dostoievski en estas páginas, que es, sí, un diario personal, pero también un diario de todo lo que ocurre en su tiempo, de la situación política mundial, de los cambios en el carácter de sus contemporáneos, de lo que se publica en las revistas literarias… No. Si pensamos en un diario, lo que queremos son hechos aburridos y cotidianos salpicados, si acaso, con breves pero intensos destellos de sabiduría (“No hay felicidad en la felicidad, sino sólo en su consecución”), y Dostoievski nos lo entrega, cierto, junto a mucho más que no le habíamos pedido. Pero eso es trampa, es un maravilloso fraude.
2. Por disperso, abarcador y ambicioso. Porque es difícil creerse que alguien pueda escribir con la misma calidad, a lo largo de tantas y tantas páginas, sobre temas tan diversos como “La cuestión de actualidad en Europa”, “La futura novela”, “Sobre el suicidio y sobre la arrogancia”, “Acerca de la belicosidad de los alemanes”, sobre los “Últimos acontecimientos literarios” o “Nuevamente sobre las mujeres”. Cuesta aceptar que alguien pueda, como hace Dostoievski, abarcar tanto y con tanta profundidad, y lograr además que todos o casi todos sean razonamientos firmes y exposiciones fiables. ¿No hubiera sido mejor centrarse sólo en un tema o dos y haber logrado una exquisita monografía? Algo como lo que hubiera resultado de publicarse de manera aislada las páginas que dedica a hablar de literatura (porque es magistral el largo ensayo que dedica a Pushkin dentro del Diario, así como la crónica de “La muerte de Nekrásov”, que es al mismo tiempo crítica e historia literaria, o la admiración sin mesura que desprende su extenso comentario a Anna Karénina). Aunque sería injusto y limitador pedírselo, a uno le surge la pregunta inevitable: ¿Qué quería lograr Dostoievski? ¿Formar una de las obras ensayísticas más contundentes y ambiciosas del siglo XIX? ¿Abarcar toda la realidad, sea ésta la que sea? ¿Que sonase ridículo ese refrán, “quien mucho aprieta poco abarca”? Lo malo es que casi lo consigue.
3. Por árido, descuidado y poco imaginativo. Como muchos de los textos que forman parte de su Diario son artículos y crónicas escritas para informar de manera inmediata acerca de lo que estaba sucediendo (“A propósito de una exposición”, “El discurso del señor Spásovich” o “Dos suicidios”), Dostoievski se enfunda el traje de periodista y hace gala de los tópicos de ese estilo y de esa forma de escritura, con textos redactados a la carrera, sin apenas revisión, con un lenguaje directo (sin pretensiones), informativo (sin vuelo literario) y veloz (es decir, ligero, en el peor sentido), demostrando así que algunos de los males de los que se acusa al periodismo se arrastran desde hace bastante tiempo. Aunque es verdad que sería injusto dejarlo tal cual, porque si las tres décadas generosas que abarca su Diario no fueran prueba de que Dostoievski no fue un periodista “normal”, se permite el lujo de incluir también trabajos de creación literaria, como los cuentos El muzhik Maréi, La mansa o El sueño de un hombre ridículo. Aunque incluso en ellos puedan discutir los filólogos sobre lo descuidado de su prosa, la calidad es innegable y por eso los tenemos como piezas claves de la narrativa breve rusa del siglo XIX.
4. Por radical, vehemente y orgulloso. Porque parece que Dostoievski nunca aprendió de las represalias que sus posturas (políticas, literarias… ideológicas, en fin) le propiciaron. Ni un momento de flaqueza o debilidad muestra a lo largo del Diario a la hora de defender cuestiones peliagudas como la posición de Rusia respecto a Europa, alzarse como voz pública de la eslavofilia, reclamar para el pueblo ruso un carácter distintivo, criticar duramente las actuaciones militares de los políticos o entrar en ese terreno pantanoso de la “cuestión hebrea”. Incluso se muestra colérico y agresivo en unas cuantas ocasiones, hasta el punto de responder con furia a las cartas de sus lectores que le van llegando o a las críticas versadas por sus “enemigos” en alguna otra publicación. Se podría decir que sólo a propósito de una cuestión se vuelve Dostoievski una persona humilde, dialogante, dura pero comprensiva: cuando se trata de enfrentarse consigo mismo y con su obra, porque son deliciosos los momentos en los que hace repaso de su carrera como escritor y, al tiempo que nos sirve como una auténtica biografía, va criticando cada una de sus novelas y explicándole al lector cuáles eran sus planes originales y cuál el resultado que fue capaz de conseguir, señalando así sus errores, los problemas y las sombras de uno de los mayores escritores de la historia. Radical y vehemente, sí, pero también autocrítico –en público– como pocos autores han sido.
5. Por Dostoievski. Porque a qué obra se enfrenta uno después de algo de ésta, a qué crónica recurre cuando toda o casi toda la historia de Rusia está contada aquí, qué biografía del autor busca cuando él mismo lo ha dejado todo o casi todo revelado aquí, qué ensayo sobre literatura rusa consulta cuando uno de sus protagonistas nos la ha contado de primera mano. Porque incluso el propio Dostoievski, seguro, tenía claro que le amaríamos o le odiaríamos después de esto. Porque nos deja en esa posición injusta de decidirlo, sin término medio. Amor u odio. Todo o nada. De nuevo, Dostoievski o nada.
QUE LEER
QUE LEER
Que esbozo análisis juzgo y justo, judicial y AMOR..Dostoievski, porqué en mi humilde opinión es conflictivo, por todas esas cualidades buenas y malas. Y el ambigüedad pero el saber tratar de un yim y un Yam un balance entre lo bueno y lo malo es sumamente importante y difícil. Pero no hay persona que sea un millón de dólares para cualquier persona. Habrá quién lo menospreciar AUNQUE valga un millón de dólares, habrá muchos casos que lo retiren sin pensar. Y esa cualidades develan un ser humano real. Con enfermedades, con PROBLEMAS, con genialidad, con suelos con autocrítica propia, PREOCUPACIÓN POR LOS DEMÁS. Amado y odiado, pero odiado tal vez por incomprensión o por no tenerlo todo y hasta la MENTE de Dostoievski..Muchos generan criterios USANDO artimañas y valiéndose de una👁️ rango u estatus para destruir por envidia o venganza cuando detrás de ello hay admiración y codicia por lo que posee el otro.
ResponderEliminarSi bien lo dice el artículo, es uno de los personajes más complejos y difíciles y esto a la audiencia perezosa auyenta porqué lo obliga a pensar en macro y no en micro y deben tener extensos conocimientos de la cultura popular y universal para seguirle. Entonces ESTAMOS ante un filósofo. Moderno, no contemporáneo ni post contemporáneo. Y concentración esto lleva a la especialización, cómo ejemplo voy a tomar las ciencias médicas. Un médico estudia 7 años para un licenciatura en medicina general. En términos generales no sabe a ciencia cierta NADA. Porqué sólo atiende lo común y duró 7 años. Luego viene la especialidad médica un área determinada de un a parte ou órgano del cuerpo o áreas más integradas cómo geriatría o psiquiatría. Otros 5 años y 7 si es neurológica. Ahora sí estamos ante una eminencia de una parte del cuerpo. Pero ya olvidó lo general. O lo menosprecia. Y si hay una especialista para los dedos lo habrá. El Punto es que el conocimiento avanzá tanto que es incapaz de contenerse en una sola área y es fragmentado. Pero al fragmentarse las personas limitadas ya no desean saber de NADA MÁS que lo que saben y su fragmentos de conocimiento. Cuando en la antigüedad había médicos, pintores, artistas, filósofos, mecánicos, ingeniero, astrología etc. Había personas con bastante trabajo y deseos de conocer más y más. Ahora no. Y esto hace que en situación de emergencia si no está el especialista no se resuelve nada. Y ANTES todo lo resolvía una persona.
La moraleja es porqué divagar en todo porqué todo es importante!