Parejas, transeúntes
La primera novela de Marta Carnicero, ‘El cielo según Google’, arma en pocas páginas una tragedia sobre el amor cuyo poso de emoción remanente engancha hasta el final
Carlos Pardo
21 de enero de 2019
Esta primera novela de Marta Carnicero (Barcelona, 1974), ingeniera industrial de la que no conocíamos ninguna obra literaria previa, tiene el encanto y la frescura de las primeras obras. Es decir: una escritura siempre alerta a su propia intuición y al placer del descubrimiento de sus posibilidades. Pero maticemos: primera novela no quiere decir novela primeriza, y en El cielo según Google, escrita en catalán y traducida con precisión por Pablo Martín Sánchez, uno advierte la posesión de un idioma flexible y un deslumbrante uso del matiz. Una escritura propia. Una sabiduría asordinada que promete enormes resultados en el futuro.
El cielo según Google es una nouvelle en la que poco o nada sobra y que maneja con agilidad, en capítulos breves, los cambios de perspectiva temporal y de voz narradora. Se nos cuentan dos historias entrelazadas, o mejor dicho, dos momentos especulares de una misma historia. La pareja formada por Júlia y Marcel se desmorona cuando adoptan a la pequeña Naïma. Dos actitudes enfrentadas de la vida, digamos una celebratoria y otra judicial, lo que también equivale a decir una disociada de su cotidianidad y otra cargada de responsabilidades, ambas pertinentes, entran en conflicto. A su vez, años más tarde Naïma, convertida en una joven de veintitantos, asiste a los últimos días de Marcel, padre que supuestamente la abandonó, mientras ella misma, con una niña adoptada, asiste al final de su relación de pareja.
Los elementos que pone en juego El cielo según Google son sencillos y universales: las ganas de ser feliz, casi la prisa, y los lazos de arrinconamiento, odio, lástima, gozo y ternura que tejen las relaciones de pareja. No es exagerado decir que Carnicero maneja el detalle significativo con una maestría poco común en las letras peninsulares (por ejemplo, en los sutiles ejemplos de vulnerabilidad que distancian a las parejas: ese cabello aplastado de quien sale a la calle sin ducharse, como si tal cosa…). Porque Carnicero posee, como he dicho antes, una inteligencia que le permite extraer de un tema acotado todas sus posibilidades. Así, El cielo según Google, en poco más de 130 páginas, realiza una completa disección de la pareja a comienzos del siglo XXI: de la crianza, la maternidad, la adopción, el secreto, la mentira, los celos, el resentimiento y, por repetirlo, del abismo que se abre entre el estricto sentido de la justicia de la víctima y el inconsciente principio de placer que nutre la vida.
En sus mejores momentos, Carnicero se maneja con la objetividad de un clásico, una distancia a la vez despiadada y empática en la que cada personaje tiene sus razones: y uno se acuerda de la escritura contenida de algunas piezas largas de Alice Munro o de los inclementes análisis de Uniones, de Musil. En los momentos menos logrados, por ejemplo en la necesidad de rematar en las páginas finales, narradas por Naïma, una historia que ya ha explotado ante los ojos del lector, la narradora moraliza y señala una interpretación optimista al libro. No obstante, estas pequeñas indicaciones no restan valor a un libro que sabe disimular su complejidad y la enorme ambición de narrar el amor en pareja en sus muchas perspectivas. Y como en las mejores nouvelles, aunque las piezas que arman la tragedia se despachan en unas pocas páginas, el poso, la emoción remanente, ya no nos suelta.
El cielo según Google. Marta Carnicero. Traducción de Pablo Martín Sánchez. Acantilado, 2018. 144 páginas. 14 euros.
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