jueves, 9 de abril de 2020

De reina adolescente de los 90 a iluminada de las pseudociencias / El extraño destino de Alicia Silverstone

Alicia Silverstone

De reina adolescente de los 90 a iluminada de las pseudociencias: el extraño destino de Alicia Silverstone

Con motivo del 25 aniversario del estreno en cines del filme de culto Clueless (Fuera de onda), repasamos la caída en desgracia de quien diera vida a su protagonista, la icónica Cher Horowitz.

CARLOS MEGÍA 
08 ABR 2020 19:31

De reina adolescente de los 90 a iluminada de las pseudociencias: el extraño destino de Alicia Silverstone
En la cima de su fama, Alicia Silverstone fue vilipendiada por la prensa por su físico. FOTO: GETTY
Con apenas 19 años tocó la cima. Fue en el por entonces llamado Kodak Theatre, durante la gala de los Premios Oscar de 1996. Allí, en el mayor escenario mediático de la industria cinematográfica, Alicia Silverstone ratificaba el estatus de gran “reina adolescente” de Hollywood tras el éxito de Clueless (Fuera de onda). Su Cher Horowitz, la estudiante más estilosa, popular y descarada de Beverly Hills, había hecho de ella la It girl del momento y fue la encargada de entregar la estatuilla al mejor maquillaje del año (para Braveheart). Paradójicamente, aquel instante de gloria iba a suponer su precipitado final como estrella internacional. Cuando se cumplen 25 años del estreno del filme de culto, que todavía hoy sigue siendo una referencia en el mundo de la moda, repasamos qué sucedió con la actriz destinada a reinar en la meca del cine.
“Los críticos de moda confirman que se parecía más a Babe (el cerdito valiente) que a una baby, escribió la revista Entertainment Weekly, añadiendo que Silverstone lucía “como su abuela”. “Definitivamente no es la belleza que vimos en Clueless”, declaró un presentador de la BBC valorando a la joven vestida con un diseño blanco de aires nupciales de Vera Wang acompañado por un chal. “Mucha gente dice que Alicia tiene una buena cabeza sobre sus hombros, pero, aunque suene horrible, es más importante que mantenga un buen cuerpo bajo ellos”, publicó el New York Daily News, en boca de un directivo cinematográfico anónimo. El paso de Alicia Silverstone por la alfombra roja de los Oscar cambió para siempre la percepción pública sobre ella, diana de un acto de body shaming (avergonzar a alguien por su cuerpo) de manual por parte de la prensa especializada, quizá desconcertada porque aquella joven de San Francisco no fuera una réplica en la vida real de su personaje en Clueless. 24 años después de aquello, la californiana no ha vuelto a acudir a los premios de la Academia.
La popularidad fue meteórica. Su primer protagonista llegaría en 1993 con Veneno en la piel, que buscaba conjugar los éxitos de thrillers noventeros como Atracción fatal y La mano que mece la cuna sumándole a Silverstone como un trasunto de la Lolita de Nabokov. Para conseguir el trabajo, los productores obligaron a la californiana, que por entonces tenía 15 años, a pedir ante un juez la emancipación legal de sus padres para esquivar la legislación laboral concerniente a los niños actores. La intérprete se plantó delante de un juez y mintió para lograr la independencia, esgrimiendo que ya no vivía en el hogar familiar. Aunque estos se negaron en un principio, la presión del agente de su hija, que consideraba vital la medida para el futuro profesional de su hija, les hizo ceder. “Nunca olvidaré el sentimiento de pérdida que tuve cuando se marchó a rodar, era como si la hubiera perdido. Desde ese día, ya nunca nada volvió a ser igual”, evocó su madre, Didi, en una entrevista. El éxito del filme supuso su salto del teatro de instituto a la meca del cine, ganó un premio de la MTV a la actriz revelación y en apenas un par de años apareció en nueve películas y tres videoclips de la banda Aerosmith, algunos tan míticos como Crazy o Cryin. También se convirtió en un icono erótico, pese a no tener todavía edad para votar. “Ella es una coqueta estrella cinematográfica de 18 años con la que muchísimos hombres sueñan con acostarse”, decía la primera línea de un perfil publicado por Rolling Stone a raíz del taquillazo de Clueless.
Silverstone fue, sin saberlo, pionera en un camino que hoy tratan de seguir cada una de las estrellas jóvenes que se mudan a las colinas de Los Ángeles. Firmó un contrato multianual sin precedentes en la industria con Columbia Pictures, que la unía al estudio por valor de 10 millones de dólares. Con 18 tenía su propia productora y decidía qué filmes protagonizaba o no, exhibiendo un empoderamiento profesional que acabó siendo juzgado como una amenaza a la históricamente sexista maquinaria hollywoodiense. Cuando se atrevió a dar el paso mediático definitivo de su carrera, el que debía situarla ya a la altura de las Julia Roberts de la época, los medios se cebaron con ella.

Stacey Dash y Alicia Silverstone, Dionne y Cher en ‘Clueless (Fuera de onda)’. FOTO: PARAMOUNT PICTURES
Más allá de los indefendibles comentarios que recibió en la alfombra roja de los Oscar de 1996, el episodio más bochornoso de los protagonizados por Silverstone llegaría con el lanzamiento de Batman & Robin, su primera incursión en una gran superproducción de Hollywood. La película de Joel Schumacher, con George Clooney como caballero oscuro, fue vilipendiada por crítica y público, pero todos los comentarios sobre el trabajo de la actriz tenían una misma temática: su peso. La atención sobre unos hipotéticos kilos de más provocó que por la calle se refirieran a ella como Fatgirl (‘chica gorda’, juego de palabras con su personaje Batgirl) e incluso su representante y el propio director del filme tuvieron que lanzar un comunicado defendiendo el estricto programa de tonificación y pérdida de peso al que se estaba sometiendo. Hasta dentro del equipo de producción se convirtió en la broma recurrente por los supuestos problemas que tenía para entrar en el traje de superheroína. Según el periodista de The Telegraph Adam White, “la fama adquirida en sus días de Clueless dio paso a uno de los espectáculos de odio sin sentido a una famosa más vergonzantes y desagradables de la era moderna”.

Alicia Silverstone, George Clooney y Chris O’Donnell posan en una imagen promocional de ‘Batman & Robin’. FOTO: WARNER BROS
Superada por la presión y el escarnio de la prensa, la californiana dijo basta y abandonó la primera línea. “No tenía ningún interés en ser una celebrity u ostentar cualquier forma de fama. Si me hubieran dicho que interpretar llevaba implícito que me fueran a llamar gorda y tener que hacer cosas de una manera determinada, les habría mandado a la mierda”, explicó la artista natural de San Francisco en la edición estadounidense de Vanity Fair.
A principios de siglo, Silverstone decidió aparcar su prometedora carrera y dedicar la mayor parte de su tiempo a la causa activista medioambiental y en defensa de los derechos de los animales. Ella fue una de las primeras celebrities en apostar por la dieta vegana y convirtió su libro, The Kind Diet, en un todo un best-seller del New York Times en 2009. Inaugurando el camino seguido -y rentabilizado– por figuras como Gwyneth Paltrow, se puso también en manos de los mandamientos de la pseudociencia, como cuando defendió las ventajas de premasticar la comida (a lo polluelo) a su único hijo, de por entonces 11 meses, Bear Blu. En su etapa más extrema, llegó a defender que los tampones causaban infertilidad, que las vacunas son contraproducentes o que los pañales son innecesarios. “No hay un manual sobre qué hacer cuando de repente te conviertes en una joven famosa. Fue demasiado para mí. Así que decidí usar esa atención para algo que fuera importante para mí. Me embarqué en una aventura para cambiar el mundo, para hacer que las cosas fueran mejor para los niños, el planeta y los animales”, declaró en The Guardian. Actualmente comercializa una línea de complementos vitanímicos orgánicos y veganos llamada MyKind.

En los últimos años Silverstone ha recuperado su interés por la interpretación, con papeles protagonistas en ficciones televisivas sin demasiado predicamento, películas con vocación de sobremesa y trabajos de doblaje en series de animación. También se ha dejado ver en las afterparties de los Oscar y en los desfiles del diseñador Christian Siriano, en la semana de la moda de Nueva York. Además del remake de la serie El club de las canguro para Netflix, lo próximo en su agenda debería haber sido la celebración del 25 aniversario del clásico del cine adolescente, que tenía previsto su reestreno en más de 700 cines de Estados Unidos. Aunque la pandemia del coronavirus nos obligue a prescindir de la reivindicación global de Clueless (actualmente en Netflix y con una readaptación en marcha), el confinamiento forzado puede ser una buena ocasión para revisionar y celebrar el talento de su máxima responsable frente a la cámara.

La californiana ha vuelto en los últimos años al foco mediático. 

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