¿Hasta cuándo?
Con un alza tan acelerada de los contagios, el gran peligro está en el colapso de las UCI.
Mauricio Vargas
27 de marzo de 2021
Aunque estaba cantada, la tercera ola de la pandemia de covid-19 en el país tiene apaleada a la gente, que, cansada tras un año de cuarentenas completas, cuarentenas a medias, toques de queda, pico-y-cédulas y demás limitaciones de la vida social y la movilidad, se había ilusionado con un razonable control de la crisis, al tiempo que arrancaba la vacunación. Pero el baldado de agua fría llegó, y lo hizo incluso unos días antes de lo calculado, que era para después de Semana Santa.
La tercera ola se caracteriza en el país por un ascenso muy veloz de las cifras de contagio, lo que se explica –según hipótesis de conocedores– en que al haber ya millones de colombianos inmunizados por haberse infectado antes, las variantes de contagio lento del coronavirus no encuentran mucho dónde expandirse, y solo las de contagio más acelerado lo logran.
Aún está por verse si la misma velocidad que triplicó las cifras de contagios diarios en unos pocos días en varias capitales se verá en el descenso. Ojalá, porque eso permitiría que la tercera ola fuera, si bien intensa, más breve, aunque, como ya ocurre, con las UCI al límite y ojalá no desbordadas. En todo caso, los días que vienen lucen muy complicados.
No avanza con la misma rapidez la vacunación, aunque su ritmo ha mejorado estos días y para inicios de abril debe estar por encima de 100.000 dosis diarias. Si las farmacéuticas cumplen con las entregas, en abril aterrizarían 8 millones de vacunas. Los 3,2 millones que llegaron entre febrero y marzo habrán sido agotados para entonces.
El promedio de las dos semanas anteriores ronda las 70.000 inyecciones diarias, y debe subir a más de 200.000 para la segunda quincena de abril, cuando el flujo de dosis llegadas al país casi se triplique. Si las autoridades consiguen inocular a ese ritmo, para inicios de mayo la gran mayoría de la población mayor de 60 años habrá sido alcanzada por la campaña de vacunación, lo que permitirá prevenir entre dos tercios y tres cuartas parte de las muertes que produce la pandemia.
El país estaría así mucho mejor preparado para una eventual cuarta ola de contagios en mayo o junio, que podría marcar números importantes de nuevos casos diarios pero, con suerte, muchos menos decesos. Los países más avanzados en vacunación en el mundo, como Israel y el Reino Unido, vieron caer significativamente su tasa de mortalidad por el covid-19, una vez vacunaron a la mayoría de los adultos mayores.
Lo de Israel es impresionante: el 55 % de sus 9 millones de habitantes recibieron ya las dos dosis. En consecuencia, los contagios diarios cayeron del pico de 10.000 en enero a menos de 500 esta semana; y las muertes bajaron de casi 80 a menos de diez diarias esta semana.
El Reino Unido no va tan avanzado como Israel, pero es líder entre los grandes de Europa. Su gobierno decidió acelerar la inoculación de primeras dosis sin afanarse por la segunda. El 44 % de la gente ya recibió esa dosis, y los resultados son bastante buenos: los contagios diarios cayeron de 60.000 a inicios del año a 6.000, y de 1.500 muertes por jornada, a menos de 100 decesos, siempre lamentables. Los meses venideros dirán qué tan perdurable es esta inmunización.
¿Cuándo podrá alcanzar Colombia niveles similares? La pandemia castiga a quienes aventuran pronósticos, pero si el Gobierno cumple su cronograma de vacunación, sería entre julio y agosto. Se ve un poco lejano, pero alienta saber que tanto Israel como el Reino Unido lograron bajar las muertes –que es el gran objetivo– a menos de un tercio, con apenas 25 % de la población vacunada, casi todos adultos mayores, un nivel que Colombia debe lograr en mayo. Mientras tanto, no queda más que acatar las restricciones y mantener con paciencia el autocuidado. Y, claro, ¡vacunarse apenas puedan!
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