Antonio Tabucchi: Cuentos
Anagrama. Barcelona, 2018. 576 páginas. 24,90 €. El grueso de los relatos del autor de Sostiene Pereira se reúne en un muy recomendable volumen que da cuenta de la excelencia del escritor italiano también en las distancias cortas y de su impagable condición de orfebre de lo indecible y maestro de la palabra. Por Francisco Estévez
En la encomiable colección de “Anagrama Compendium” aparecen reunidos gran parte de los cuentos de Antonio Tabucchi, que agrupa los volúmenes El juego del revés (1981), en su conveniente segunda edición italiana con el apéndice de tres nuevos relatos más la propina de otros: “Dos relatos sin domicilio fijo” y “Fuegos artificiales” para la edición española; Dama de Porto Pim (1983); Pequeños equívocos sin importancia (1985); El ángel negro (1998) y El tiempo envejece deprisa (2009). Con todo, el grueso resultante prescinde, por ejemplo, del todavía no traducido Racconti con figure (Sellerio, 2011). Sin embargo, resulta más que suficiente para tomar perfil exacto de la sombra literaria que nos deja ya en la distancia la enorme figura del autor. Resulta clásico hasta lo manido adentrarse en la prosa del maestro italiano realizando fontanería de fuentes (expresión acuñada por Pedro Salinas para afear la búsqueda estéril de antecedentes literarios en la obra de autores) y ver en la escritura de Tabucchi los homenajes debidos, el uso de similares técnicas, misma obsesión de temas de su -y nuestro- querido e inagotable Fernando Pessoa y a lo que cabría añadir otras notables influencias.
Por más señas, se puede aventurar sin riesgo alguno la evidente presencia borgiana, el latir de F. Scott Fitzgerald o R. L. Stevenson, por citar las más obvias, pero poco se mencionan las concomitancias con Luigi Pirandello o con Joseph Conrad. Decir todo esto, es decir bien poco sobre la escritura de Tabbucchi y reducir a tópico los nombres de Pessoa, Borges, y compañía. El autor de celebérrimo Sostiene Pereira es, en el mejor de los sentidos, un escritor europeo atento al legado mayor de la narrativa de Occidente e inquietamente original en su clasicidad. La suprema elegancia de palabra, con una excelsa calidad de página, lo emparenta directamente con la mejor tradición italiana desde Italo Calvino hasta Carlo Dossi De tal modo, sus cuentos vagabundean en un tiempo fuera del tiempo.
La colección de relatos El juego del revés muestra “la otra cara de la moneda, la otra mitad del mundo, la cara oculta de la luna” con “Las Meninas” de Velázquez de apertura y cierre narrativo en circularidad enigmática de espejos fantásticos que devuelven reflejos falsos para pintar una única realidad central que no está en ninguno y está en todos, como acertará a cifrar Fernando Pessoa de su propio proceso de descomposición autorial. Los cuentos alucinados, visionarios, dulcemente oníricos, de Dama de Porto Pim trazan lo intangible traducido en simbólico y al encuentro con la trascendencia. Como el genial francés Raymond Roussel pareciera que Antonio Tabucchi nos hurtase a los lectores del desafío compositivo que se propusiera y solo nos dejara ese milagro redondo de su escritura, teniendo la humildad de escamotear junto a la complejidad que le ha conducido a la dura sencillez (Borges) también los afilados riscos del camino.
La equilibrada contención no elimina raptos de exquisito lirismo, como la versión platónica del mito de la caverna en “Hespérides. Sueño en forma de carta” y, en suma, el pleno magisterio en cada uno de los resortes narrativos convierte a Antonio Tabucchi ya en esta colección de cuentos en uno de los escritores más completos, rozando excelencia de continuo. La elegancia puede ser también nota superior como se aprecia en “Los trenes que van a Madrás”.
La trama de Pequeños equívocos sin importancia se podría condensar en el sueño del escondite de un secreto que alberga una mujer. El resto de cuentos no dejan de ser, equívocos, casualidades o ambigüedades mal cifradas que conducen sin remedio al descubrimiento de una realidad contraria a la concebida. Los argumentos laberínticos matizarán en multitud la fragmentación del sujeto en cada uno de ellos (“Yo soy una antología”, decía Pessoa).
La sutil inquietud del ambiente en estas delgadas pero profundas historias, el halo de misterio trascendente y enigma personal por donde respiran sus personajes, la exploración del yo visto como alteridad con el final de un velo de nostalgia serán temas también recurrentes en El ángel negro. Y los deliciosos meandros del camino nunca tornan en fárrago en los cuentos de El tiempo envejece deprisa, pues uno nunca atina a saber si se encuentra en el principio o ya en el final, si en medio, detrás o delante del espejo.
Una peculiaridad mayor de los personajes del maestro italiano es el continuo vaivén anímico que otorga en sus vicisitudes sabor especial a cada página del relato. El velo que separa la realidad del sueño, la fábula del cristal, la fantasía de la realidad para llegar a una realidad paralela, más profunda, que a veces acompaña de otro modo a la realidad visible. Así ocurre la magia, con apenas unas primeras frases de cualquiera de sus cuento uno se sabe, sin remedio alguno, hipnotizado en la lectura de Antonio Tabucchi, orfebre de lo indecible, excelente narrador, maestro de la palabra. Una de las voces que debieran perdurar.
La maestría literaria de Antonio Tabucchi no se plasma solo en sus novelas, sino que también impregna su producción cuentística. Reunimos en este volumen los cinco libros de relatos del escritor italiano (aunque portugués de adopción), que permiten valorar su virtuoso dominio de la forma breve, así como la variedad de sus temáticas y sus escenarios.
El lector se topará aquí con una Toscana secreta y embrujada, con las calles de Lisboa, Estambul, Varsovia y Bucarest, con un tren que hace el recorrido entre Bombay y Madrás, con un Berlín por el que deambula un ex agente secreto que espió a Bertolt Brecht y con las historias de ballenas y balleneros de las Azores que configuran Dama de Porto Pim.
Y aparecen perdedores que nunca se dan por derrotados, viajeros sin rumbo, contadores de historias, personajes sacados de El gran Gatsby e incluso algún fantasma. Todos ellos protagonistas de unos cuentos cosmopolitas y filosóficos, que condensan todas las virtudes –elegancia, sutileza, capacidad evocadora, profundidad– de ese escritor portentoso que fue Antonio Tabucchi.
«Un maestro en este tipo de narraciones, a veces cuasipoéticas, que requieren una gran condensación» (César Antonio Molina); «Una técnica sabia y controlada, ajena a cualquier estridencia. Un estilo grave,pausado, susurrante» (Ignacio Echevarría); «Proverbial finura de estilo y de percepción. Su maestría se expresa siempre con un punto de emoción y misterio» (Luis Mateo Díez); «No sería justo destacar unos relatos en detrimento de otros: todos son excepcionales» (Miguel García-Posada); «En estos escritos está Tabucchi en estado puro, con todas sus obsesiones» (Benjamín Prado); «Relatos construidos para ser releídos, para demorarse en las cadencias de su prosa» (J. E. Ayala-Dip, El País); «Excelentes relatos» (Michel Audétat, L’Hebdo); «Uno de los narradores italianos más originales. Sus textos son auténticas joyas de un arte de relatar entre lo maravilloso y el realismo más minucioso» (Nico Orengo, La Stampa).
Antonio Tabucchi |
Antonio Tabucchi (Pisa, 1943 - Lisboa, 2012) está considerado el mejor escritor italiano de su generación y goza de un amplio prestigio internacional. Fue galardonado con los premios más prestigiosos, entre ellos el PEN Club, el Campiello y el Viareggio-Rèpaci en Italia; el Premio Médicis Extranjero, el Premio Europeo de Literatura o el Méditerranée en Francia; el Aristerion en Grecia; el Nossak en Alemania y el Premio Europeo de Literatura en Austria. En España recibió numerosos galardones, como el Premio de Periodismo Francisco Cerecedo, el Premio Arcebispo Juan de San Clemente, el Premio Hidalgo y la Pluma de Planta; además, fue miembro de la Academia de Yuste y pregonero de Sant Jordi. También fue nombrado Oficial de la Orden de las Artes y las Letras en Francia y Comendador de la Orden del Infante Don Enrique en Portugal. En Anagrama se han publicado Piazza d’Italia, El juego del revés, Dama de Porto Pim,Nocturno hindú, Pequeños equívocos sin importancia,La línea del horizonte, Los volátiles del Beato Angélico,El ángel negro, Réquiem, Sueños de sueños & Los tresúltimos días de Fernando Pessoa, Sostiene Pereira, Lacabeza perdida de Damasceno Monteiro, Se está haciendocada vez más tarde, Autobiografías ajenas, Tristanomuere, El tiempo envejece deprisa, Viajes y otrosviajes y Para Isabel. Un mandala, así como los ensayos de La gastritis de Platón y La oca al paso.
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