Juan Cárdenas Foto de Patricio Fuentes |
Juan Cárdenas: “Hay una narrativa que nos atañe y se trata del agotamiento del modelo neoliberal”
El narrador y traductor, de paso por Santiago, habla de su premiada novela El diablo de las provincias, que ahora se publica en el país y se refiere al estallido social que se produjo tanto en Colombia como en Chile. También explica su admiración por la poesía y por la astrónoma María Teresa Ruiz.
Javier García
5 de diciembre de 2019
Hace dos años, entrevistado por el diario español El País, le preguntaron al escritor colombiano Juan Cárdenas (41) ¿Con quién le gustaría quedar atrapado en un ascensor? La respuesta: “Con María Teresa Ruiz, la astrónoma chilena, que se ha convertido en una de mis héroes”.
Ahora, sentado en un restaurante en Ñuñoa, de paso por Santiago, Juan Cárdenas cuenta que “meses después de esa entrevista tuve la suerte de entrevistar a María Teresa Ruiz. Cumplí uno de los sueños de la vida. La admiro mucho, me parece increíble su trabajo”, dice el narrador, quien en 2017 formó parte de la lista de Bogotá 39, que selecciona a los 39 mejores escritores menores de 40 años de Latinoamérica. Uno de sus cuentos aparece en la antología Bogotá 39, publicada por Laurel (2018).
Autor de dos volúmenes de relatos y cinco novelas, su última ficción es El diablo de las provincias, que obtuvo una serie de elogios de la crítica, publicada primero en España por editorial Periférica en 2017, y que ganó el Premio de Narrativa José María Arguedas 2019. Por estos días, la novela llega a librerías chilenas impresa por el sello Montacerdos y Banda Propia.
La historia sobre un biólogo que vuelve a casa y se enfrenta con su pasado, deriva en múltiples temas, incluyendo el asesinato de su hermano homosexual. “El diablo de las provincias se reviste tanto con la tensión intrigante y los elementos de una novela negra como con la atmósfera y los ingredientes de una distopía fantástica”, apuntó el suplemento El Cultural del diario El Mundo. Mientras que Marta Sanz, en El País, escribió: “El proyecto de Cárdenas es heroico porque está fracasado de antemano. Es un gesto hermoso, oportuno, patético, divertido. Un goce de lectura se mire por donde se mire”.
Admirador de la poesía, traductor de obras de William Faulkner, Thomas Wolfe y Joseph Conrad, Juan Cárdenas llegó con 19 años a vivir Madrid, donde estuvo durante 15 años. Hoy vive en Bogotá. “Hice vida de inmigrante, trabajé en restaurantes, en la cocina y muchísimo de camarero. Incluso cuando comencé a traducir, muchas veces compaginaba trabajos de locales con traducciones”, cuenta Cárdenas quien también estudió Filosofía en la U. Complutense de Madrid.
El acuerdo que no llega
Hacia el final de El diablo de las provincias se lee: “Vuelve a casa. Vuelve al amor mamífero. Vuelve al amor original. Al pecado original. Proactivo emprendedor de la Contrarreforma, mantén lleno tu cáliz y vuelve al nido. Vuelve al huevo. Cultiva tu propio jardín. Fabrica tu propio alimento. Vete a vivir al campo”.
¿Recuerda cómo nació la novela?
Normalmente trabajo muchos años los libros intentando hallar ese entrevero de elementos, donde aparecen cuestiones, por ejemplo, políticas, científicas y económicas. A medida que se va acumulando el trabajo voy descubriendo que allí dentro hay una historia y en ese trabajo me puedo demorar años. Mis novelas son, generalmente, breves. Me gusta esa distancia que se asocia a la fábula, al cuento popular y a la poesía.
¿Qué elementos le parecen atractivos de la novela breve?
Su desarrollo te permite unas formas muy torcidas de la perfección. Es raro, es como si la novela breve fuera un laboratorio para descubrir nuevas sensaciones de un sentido de la perfección, que ya no es simétrico, armónico, sino que integra elementos caóticos y ruidosos. Me gusta pensar estas novelas como pequeños artefactos sonoros, donde el factor del azar, del ruido, de lo turbulento, está también operando como parte de una estructura.
Uno de los epígrafes del libro es de Enrique Lihn…
Tengo un profundo interés por la poesía y por lo que la poesía hace, y sobre todo, por lo que realizan algunos poetas con el lenguaje y en ese sentido soy un admirador de la poesía de Lihn. Y en el trabajo de la novela breve hay una voluntad de incluir a la poesía.
¿Qué otros poetas le interesan?
Hace algunos años descubrí, gracias a Diego Zúñiga, la poesía de Yanko González y estoy fascinado con él. Me recuerda la poesía del peruano Rodolfo Hinostroza. Creo que ellos son unos raros primos lejanos. Me interesan mucho los procedimientos de la poesía.
¿Cómo ve su generación a autores mayores como Fernando Vallejo?
Hoy, justamente, pensaba en una circunstancia muy particular de mi generación y es que somos escritores mucho menos determinados por los relatos de la literatura nacional. Somos escritores latinoamericanos y estamos más influidos por escritores del continente que por creadores locales. Y esto me parece que es una diferencia con respecto a generaciones anteriores. Mis libros son obras que están dialogando con la tradición de Chile, Argentina, Perú y Brasil, más que con la tradición colombiana.
¿Qué opina del estallido social que vive Colombia?
Hay muchos paralelismos con Chile. Yo creo que hay una narrativa en común que nos atañe a todos y se trata del agotamiento innegable del modelo neoliberal en todas sus variantes. Allí donde se ha implantado ha provocado desigualdad, concentración excesiva de la riqueza e imposición de trabajos precarios. Es un modelo, el neoliberal, a todas luces fallido, excepto para quienes les funciona. Pero tampoco no sabemos por qué lo vamos a reemplazar. Otras similitudes, tras el estallido social, es como han reaccionado ambos gobiernos: dilatan los hechos y reprimen a la gente con violencia.
¿Y cuáles son las diferencias?
En el caso de Chile se está exigiendo una Asamblea Constituyente. En Colombia se exige que se cumpla el Acuerdo de Paz que se estableció en La Habana, Cuba, en 2016, y que el gobierno de Iván Duque se ha dedicado, sistemáticamente, a incumplir. Esto a pesar que está obligado a cumplirlo. Hay otras demandas en Colombia respecto a temas pensionales, de salud y educación, pero la más importante es la de la implementación del Acuerdo de Paz. Y esto, no es solo para que nos dejemos de matar entre nosotros, sino que son un amplio abanico de reformas.
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