Desde Seúl: la reacción que evitó el avance del coronavirus
MAITE CIRLACO
19 de marzo de 2020
Desde 2018, la joven psicóloga peruana Nathalie Vera Díaz vive en Seúl, capital de Corea del Sur. Estudia una maestría en Gestión Cultural y Turismo en la Universidad de Sookmyung con una beca que la ayuda a estudiar y entender la cultura de uno de los países que menos conocemos en América Latina. Conversamos con ella para comprender cómo se han comportado las personas en Corea del Sur frente a la pandemia del coronavirus COVID-19.
Se sabe que el Gobierno coreano fue uno de los más rápidos en implementar la estrategia de aplicar la mayor cantidad de pruebas de detección y descarte del virus entre su población y que esta medida ayudó a frenar la expansión del COVID-19. Pero más allá de eso, Nathalie Vera, quien vive en un modesto edificio con una compañera de estudios, destaca el nivel de transparencia con que las autoridades sanitarias manejaron los datos sobre la pandemia y, sobre todo, “siente que hay un genuino espíritu colectivo de protección”.
Por eso, en Corea del Sur la única medida más restrictiva que se impuso fue la regulación de la compra de mascarillas. Las demás acciones esenciales de contención del coronavirus, como el distanciamiento social y la cuarentena para los sospechosos, fueron reacciones voluntarias de las personas. Hasta la fecha, se han presentado 8.320 contagiados, 81 muertos y 1.407 curados.
¿Cómo la pandemia y las medidas que se tomaron cambiaron tu vida y las rutinas de las personas en Corea del Sur?
La vida de la gente cambió bastante. La interacción con el otro cambió por el distanciamiento social. Todo esto no fue una medida obligatoria del Gobierno, sino fue un acto colectivo voluntario, como un acto de conciencia de la población. Jamás se impuso una cuarentena obligatoria. El clima de ahora es triste porque no hay mucha gente en las calles y Seúl es un lugar de mucho movimiento, pero todos saben muy bien porqué todo se ha detenido.
Mi vida cambió un poco en el sentido de que ya casi nadie sale. En Corea del Sur siempre hay muchos festivales y actividades en la calle y todo está cancelado. El no poder estar afuera, conversar o salir sin miedo, si bien no es algo que me limite, pienso en que más que tener miedo, puedo tomar decisiones que son seguras para no exponerme.
¿Cómo manejó la comunicación de la pandemia el Gobierno? ¿La información a las personas llegó a tiempo? ¿Fue transparente?
Creo que se está llevando de manera bastante responsable sobre todo porque el Gobierno nos mantiene informados constantemente. Eso es muy importante para evitar la incertidumbre y posterior histeria de las personas. La población cree en la información oficial. Desde que salió la noticia del coronavirus COVID-19, hay bastante información de prevención, bastante concientización de las medidas que hay que tomar. Si bien, muchas actividades se han visto paralizadas, siento que no llegamos a la histeria colectiva porque la gente ha sido informada desde el comienzo. Todos podemos encontrar datos sobre las medidas de prevención en todas partes y en tres idiomas (inglés, coreano y chino). Hay afiches en las estaciones del metro, dentro de los buses, en las calles, que nos dicen sobre la importancia de lavarnos las manos, usar el alcohol gelado para limpiarlas y el uso de mascarillas [si estamos enfermos].
Creo que las personas han puesto mucho de su parte, independientemente de si son coreanos o extranjeros, y lo han hecho porque hay un pensamiento de bienestar colectivo.
¿Cómo fue la capacidad de respuesta del sistema de salud?
Creo que el Gobierno actuó súper rápido y bien. Los mensajes de prevención son claros, serenos y realistas. Nos llegan mensajes todos los días de dónde se ha detectado un nuevo caso, si está cerca de donde vives, para que las personas tomen medidas de precaución y sepan por dónde transitar y qué lugares evitar. Hay varias aplicaciones donde puedes hacer el seguimiento de casos. Se puede ver la cantidad de casos detectados, las zonas, la cantidad de muertos, la cantidad de recuperados, que es importante saber. El Gobierno ha sido transparente con toda la información. Todos sabemos en tiempo real cuál es la situación y las medidas que se van tomando.
En todos lados encuentras el gel sanitario. Hay varios controles sobre la temperatura corporal de las personas que por alguna razón tienen que salir a la calle y les toman la temperatura para evaluar si presentan fiebre, sea por coronavirus o no, para regresen a su casa. Es un poco fastidioso, pero son medidas que han protegido a todos.
¿No hubo nunca un momento de histeria colectiva de la gente? ¿Entendieron los mensajes de las autoridades sanitarias?
Se presentaron dos momentos tensos. El primero se dio cuando se detectaron los casos en la ciudad de Daegu (a unos 230 kilómetros al sureste de Seúl) porque fue prácticamente una explosión de contagiados inesperada. Nosotros íbamos en 30 casos y en dos semanas ya eran mil. Creo que ese fue un momento de mucha tensión, sobre todo para la gente que vive en esa ciudad. Allá se cerró todo y las calles se volvieron un desierto. Nunca se aisló la ciudad, nunca se les apartó de Seúl, pero la misma gente asumió la responsabilidad de no salir, de tratar de no exponerse.
El segundo momento de mucha tensión se dio porque el Gobierno no quiso cerrar la frontera con China. Solo lo hizo con la provincia Hubei, cuya capital es Wuhan. Entonces, seguían llegando vuelos de China. Por un tiempo se sintió el malestar de las personas, estaban bastante enojadas, pero aún así, no se cerraron todas las fronteras, solo con Hubei. Luego, las aerolíneas [chinas] dejaron de venir a Corea, cuando los casos en el país aumentaron de forma rápida. Tengo muchos amigos que han tenido problemas para regresar a sus países. Creo que ese ha sido el único momento de tensión con las decisiones que tomó el Gobierno. Luego, todas las medidas fueron acatadas e incluso las mismas personas tomaron medidas de precaución por sí solas.
El tipo de cuarentena que se tomó acá ha sido de manera voluntaria. La misma gente tomaba conciencia de que no se tenía que salir, que no tenía que ir a lugares concurridos, la gente no salía a los supermercados, cines, restaurantes, bares, discotecas, ni ningún lugar de entretenimiento. Todos han respetado esa cuarenta autoimpuesta, tanto coreanos como extranjeros.
En ningún caso fue necesario tomar medidas extremas para que hicieran caso a las indicaciones sanitarias...
Hay muchos locales que tomaron la decisión de cerrar y antes de eso desinfectaron todo. Los buses y los metros son desinfectados después de cada recorrido. Si vas a un centro del ciudadano puedes alquilar el material especial para hacer la desinfección de lugares. En mi edificio pasan a desinfectar bastante seguido. Creo que hay bastante conciencia de la población porque nunca se declaró una cuarentena obligatoria. Cada persona tomó la decisión de dejar de salir de su casa, de no frecuentar lugares que normalmente eran muy concurridos y eso sigue hasta ahora.
Pensaron mucho en el bien común...
Ellos tienen un pensamiento de bienestar colectivo. Así que nunca vimos compras compulsivas en los supermercados, ni en las farmacias. Y por eso mismo el Gobierno no tuvo la necesidad de declarar una cuarentena obligatoria. Lo hizo en las zonas afectadas como Daegu. Es una zona declarada como zona especial porque allí aumentaron los casos. Allí se llevó a acabo el culto de Shincheonji, que congrega a miles de fieles distribuidos en espacios muy estrechos, y el caso 31 de contagio fue un miembro de Shincheonji. Se cerraron todas las bases militares del país, se puso en cuarentena a 9 mil personas, se cancelaron eventos culturales, conciertos y se redujeron los vuelos internos.
¿Todavía no ha vuelto a normalidad Seúl? ¿Siguen la alerta y los cuidados?
En Seúl las personas se autoimpusieron la cuarentena porque era por el bienestar de todos. Lo más arrebatado que he visto en ellos ha sido la compra compulsiva de mascarillas. Fue un episodio corto porque el Gobierno puso medidas inmediatas para frenar eso. Al comienzo, cuando recién empezaron a salir más casos, las personas empezaron a comprar mascarillas de forma desenfrenada. Por ejemplo, una tienda sacaba su stock de 30 mascarillas, llegaba una señora y se compraba las 30. Pero el Gobierno actuó súper rápido y limitó el número de ventas y prohibió que se suba el precio. Es que aquí todo el mundo usa mascarilla. No ves a nadie sin ella. Cuando alguien sale a la calle sin una, los demás lo miran y le dicen dónde está tu mascarilla, por qué no te preocupas por la salud de los demás. Las personas aquí se preocupan mucho por la salud colectiva. La idea que se tiene aquí es que no solo tienes que protegerte a ti, sino a la persona que está a tu lado para que no se contagie.
"Los hospitales están en la capacidad de hacer las pruebas a todos los que las necesiten. No se la niegan a nadie".
¿Qué cosa limitó el Gobierno?
Para evitar la compra compulsiva de mascarillas, se ha instalado una medida por días de la semana. Dependiendo de tu año de nacimiento, te asignan un día en el que puedes ir a comprar. Por ejemplo, los que han nacido en 1991 y 1996, tienen que ir los lunes. Los que nacieron en 1994 van los martes. Para comprar tienes que presentar tu carné de identidad y tu certificado del National health Insurance (NHI). Y solamente puedes comprar dos mascarillas.
Hemos visto que Corea del Sur es uno de los países que más pruebas de detección del coronavirus hizo en poco tiempo para identificar a los contagiados. Se le está viendo como un referente en ese tipo de respuesta ante la pandemia...
Sí, creo que la actuación del Gobierno con respecto a las pruebas y los tratamientos ha sido rápida y eficaz. Acá la detección y el tratamiento es completamente gratis. Se realizan pruebas a todas las personas que presenten síntomas, no importa si eres coreano, extranjero e incluso si eres ilegal. Se envió un mensaje a todas las embajadas diciendo que si había un inmigrante ilegal, no importaba, que se le hiciera la prueba. Si este sentía que tenía los síntomas, podía acercarse a cualquier hospital para hacerse la prueba porque no lo iban a deportar. El hospital no iba a avisar a migraciones porque la idea era que toda persona que sintiera algún tipo de síntoma fuera examinada lo más pronto posible. Por ese lado también fue acertado porque muchos ilegales que tenían síntomas y que efectivamente no iban por miedo a que los boten. Pero fueron y no los deportaron. Los hospitales están en la capacidad de hacer las pruebas a todos los que la necesiten. No le niegan la prueba a nadie y mucho menos el tratamiento.
¿Cómo se accedía a estas pruebas?
Una de las primeras cosas que se implementó fue el número de emergencias que estaba escrito en todos los afiches que se colgaban en todas partes del país. Incluso en los buses y en los mensajes por mail las universidades y los trabajos.
Incluso, hay un anexo para que los extranjeros puedan comunicarse en inglés. Yo no tuve necesidad de llamar, pero entiendo que cuando llamas, te preguntan tus síntomas y mandan una unidad a tu casa dependiendo de si te consideraban un potencial caso o no. Los resultados de las pruebas demoran dos días, pero si parece un caso muy grave puede tardar solo un día.
Si el paciente sale positivo, entonces se hace un seguimiento a todas las personas que estuvieron en contacto con él. Por eso se han hecho miles de pruebas al día. Incluso, en los dormitorios de las universidades mandaban mensajes y encuestas obligatorias para preguntar la actividad que habían tenido los alumnos durante las vacaciones para ver si habían estado en una zona de riesgo.
¿Cómo es la atención para adultos mayores y embarazadas?
La verdad es que no he visto ningún tipo de distinción. Todos reciben la misma atención y apoyo.
¿Crees y percibe la gente en Corea que ya han pasado lo peor y hay un escenario más estable?
Nadie baja la guardia. Si bien esta es una situación súper delicada, Corea del Sur están enfrentándola del mejor modo sin mensajes de miedo. La gente se ha sentido más tranquila desde que el Gobierno compartió toda la información certera que tenía, todo lo que están haciendo. Eso hizo que la gente tenga mucha confianza y pueda aportar en la prevención. Ahora que los casos están bajando, la gente sigue tomando precauciones. No han bajado la guardia. Hay mejor humor, hay lugares que empiezan a abrir. Ya no está tan triste todo porque antes estaba desolado. Nunca se llegó a la histeria, nunca faltaron cosas a excepción de las mascarillas y que es lo único que se ha regulado. Yo siento que no es que sea el lugar más seguro, pero no tengo miedo de estar aquí (...) Hay una broma interna entre muchos amigos extranjeros que dicen: “si se contagian, el mejor lugar para tratarse es Corea del Sur”. Siento que el Gobierno ha logrado esa seguridad en su población y que las personas mismas te brindan esa seguridad.
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