Nik Cohn, fotografiado este viernes en el CCCB /
Primera Persona: Nik Cohn, cronista del mundo pop
El mítico periodista y novelista pasa por el festival del CCCB para exhibir pasión por la música
The 100 best nonfiction books / No 14 / Awopbopaloobop Alopbamboom by Nik Cohn (1969)
Juan Manuel Freire
Barcelona, 10 de mayo de 2019
El de Nik Cohn (Londres, 1946) no es un nombre que suene cada mediodía en todas las casas, pero el papel de este periodista y novelista británico en la cultura popular del último medio siglo ha sido inconmensurable. Cuando tenía solo 22 años, escribió el libro 'Awopbopaloobop alopbamboom', considerado por muchos el primer texto definitivo sobre la música pop. "Lo escribí porque me estaba desenamorando del pop. Estaba preparado para dejarlo atrás, y quería escribir un poema de amor mientras me iba… No me di cuenta de que fuera el primer libro de su clase hasta años después", nos explica Cohn antes de su paso por el festival Primera Persona.
A nivel de estilo, era menos poético que directo, veloz y sexi. Como las canciones que gustaban a nuestro entrevistado: "Quería que toda la energía y la velocidad y el absurdo adolescente y el aura mítica del Superpop [así llamaba Cohn al rock'n'roll más pegajoso de los 60], algo que había significado tanto para mí, encontraran un eco en mi texto y el ritmo de mi prosa". Todavía parece contento de su forma; no tanto del contenido. "Hay pocas afirmaciones de las que esté orgulloso. Y muchas de las que me arrepiento, como todas las referidas a The Rolling Stones [dijo que estaban acabados y que deberían "hacerse matar en un accidente de avión tres días antes de sus trigésimos cumpleaños"]. Tenía 22 años. Era un proto-punk. Ahora tengo más cabeza, espero", dice el ya septuagenario padrino del periodismo rock.
A causa y no a pesar de aquellas osadías, 'Awopbopaloobop alopbamboom' todavía resulta un libro inspirador. Hace tres años, Bob Stanley (miembro de Saint Etienne e historiador pop) coronaba una columna para 'The Guardian' en celebración del libro y Cohn en general con estas palabras: "La música pop necesita más autores como Nik Cohn, que busquen problemas, que den a los álbumes otra cosa que no sean reseñas de cuatro estrellas, y quizá de ese modo los músicos quieran estar a la altura del desafío".
Reanimado por Prince
¿Pueden los periodistas y críticos influir sobre los artistas? Cuesta creer cuando muchos de estos últimos dicen no leer las reseñas; en parte porque todavía hoy se malentiende el rol del crítico, que no es rajar sino tratar de contextualizar, explicar, arrojar alguna luz. Pero Cohn ha ejercido esa clase de influencia. Se dice que David Bowie pudo inspirarse en su novela 'Sigo siendo el mejor, dice Johnny Angelo' cuando creó a Ziggy Stardust. The Who convirtieron al personaje titular de 'Tommy' en experto del 'pinball' solo por agradar a Cohn, quien adora estas máquinas.
El desánimo de Cohn respecto al pop tampoco duró demasiado. "Todo revivió cuando llegó Prince", cuenta. "Era, de lejos, el mayor talento que el pop o el rock o el R&B o el funk o simplemente la música había producido, y echo de menos cada día su presencia en la Tierra". Desaparecido Prince, ahora mismo encuentra el espíritu del mejor pop (simple e inteligente al unísono) en el hip hop y el R&B. "Me excita tanto poder oír lo nuevo de Kendrick Lamar, Frank Ocean o Princess Nokia como en su día lo hacía descubrir algo de Chuck Berry o las Ronettes".
De hecho, en el 2005 Cohn publicó 'Tricksta', poema de amor dedicado al subgénero festivo del hip hop conocido como 'bounce', característico de Nueva Orleans. "Durante un tiempo, el rap sustituyó al pop en mis intereses. Pero estos días estoy metido también en la clásica contemporánea, la música africana, brasileña, árabe… Y sí, también española; artistas como Mala Rodríguez y Concha Buika".
Periodismo creativo
En el citado 'Tricksta', Cohn mostró indicios de arrepentimiento por haber embellecido algunos textos periodísticos de juventud, como aquel mítico 'Tribal rites of the new Saturday night' escrito en 1976 para la revista 'New York', que resultó ser tan ficcional como la película que inspiró: 'Fiebre del sábado noche'. De poder volver atrás en el tiempo, haría otro artículo. "Lo escribiría de otra manera, mucho más honesta y directa, y sacando a relucir el hecho de que Tony Manero [Vincent en mi artículo] no es solo una persona, sino un arquetipo que resume a todos los adolescentes sin futuro que se vuelven estrellas el fin de semana, de los teddy boys, a los mods, a los disco kings, y de ahí hacia el futuro".
Su tendencia a la autoflagelación puede rozar la falsa modestia. Cuando le pregunto si realmente se lleva tan mal con su antiguo yo, asegura que solo lee sus viejos libros cuando le piden que escriba una intro para alguna reedición. "Y cuando lo hago, a veces me río, pero más a menudo siento escalofríos". Según este maestro, si no hay apenas libros suyos publicados en España, "quizá sea porque a las editoriales no les gustan". De aparecer alguno más por estos lares, le gustaría que fuese 'King Death' o 'Arfur: Teenage pinball queen'.
En breve, ojalá, Cohn debería acabar otra opción: el famoso 'Dirty pictures', "largo proyecto de ficción que intenta sintetizar, a través de un puñado de historias entrelazadas, lo que ha significado vivir en esta era, de 1948 al 2017". Traiga eso y tome nuestro dinero, Mr. Cohn.
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