Maisie Williams |
Maisie Williams: “Aún no he derramado ni una lágrima por el final de Juego de Tronos”
La actriz se despide de la mítica serie y se prepara para un futuro incierto y ambicioso.
Maisie Williams (Bristol, Inglaterra, 1997) asegura que todavía no ha derramado ni una lágrima por el final de Juego de tronos (cuya última temporada comienza el 14 de abril). El rodaje acabó el verano pasado. Cada actor fue terminando en distintos días y diferentes localizaciones. La última jornada de Williams, de su personaje, Arya Stark, fue también la última de rodaje para casi todo el equipo, un día «especialmente emocionante», pero ella no lloró. Y eso que la escena era de las más «tranquilas y serenas» de las que ha hecho en toda la serie.
Maisie ha llegado al final, como una de las pocas actrices que han aparecido con trama protagonista en cada una de las ocho temporadas, «en paz con Arya» y también algo cansada. «He agotado cada rincón de mi personaje», dice. Y en esta última temporada ha tenido mucho más trabajo aún. Después de 10 años dedicados casi en exclusiva a Stark pequeña, toda su adolescencia, está preparada para dejarla ir. «Probablemente llore en la alfombra roja en la premiere», se ríe.
Tenía 11 años cuando la eligieron para encarnar a Arya entre más de 300 niñas de todo Inglaterra. Ya le gustaba actuar, pero aún no era más que una afición extraescolar. Cree que ganó la audición porque se parecía mucho a su personaje. Entró en el casting con agujeros en las rodillas de sus medias. A los siete años los profesores ya le decían en el colegio que opinaba y quería controlarlo todo. «Tenía la misma caradura que Arya», suelta. También sus aspiraciones y espíritu guerrero. «¿Por qué no puedo ser esto o lo otro por ser niña?», se preguntaba.
Su Arya aspiraba a ser caballero y tener una espada como sus hermanos; Maisie no quería que la juzgaran por su imagen o por su ropa, como no hacían con sus compañeros masculinos del reparto. Aun así, tanto ella como su hermana en la serie y su mejor amiga en la vida real, Sophie Turner, admiten que empezar en la industria en una serie así, con personajes femeninos complejos, es casi haber sido «malcriadas».
Después de escuchar todas las historias de otras actrices que han ido saliendo en el último año, sabe que han tenido «mucha suerte». Se dio cuenta en cuanto empezó a leer guiones y nada estaba a la altura: «La industria tiene que mejorar muchas cosas, cambiar, pero al menos las mujeres estamos protegiéndonos. Es como una tirita, nos ayuda, nos cura, pero queda un largo camino por recorrer, aún hay muchas conversaciones que abrir».
Ya ha sido embajadora de la ONU en la campaña #LikeaGirl, siguiendo los pasos de otras actrices activistas como Emma Watson. En esta última década su papel en Doctor Who fue el que más repercusión tuvo fuera de Juego de tronos. Tiene una gran producción pendiente de estreno, The New Mutants, una versión más terrorífica de los cómics de Marvel, y sigue centrada en el desarrollo de su red social artística, Daisie. Ahora que recupera su vida por completo, prefiere parar, reflexionar y escoger papeles interesantes a trabajar por inercia.
«Indirectamente nos meten mucha presión», cuenta. «Hace tiempo que llevo escuchando eso de: ‘Cuando se te acabe el contrato de Juego de tronos tendrás 21 años y muchas oportunidades’. Pero hasta que no llega de verdad este momento no te preguntas qué quiero hacer, por dónde quiero llevar mi vida. Como les dije a mis agentes, necesito tomarme un descanso. Y en estos meses que he tenido para mí , he sido más creativa que nunca».
Williams dejó la escuela cuando empezó el rodaje de la serie y volvió tras las dos primeras temporadas, pero el acoso con el que se encontró la llevó a abandonarlo de nuevo y ya nunca regresó. Fue una época «amarga» en su vida y, nuevamente, coincidió con un estado emocional más oscuro también para Arya. A los 16 años se independizó de sus padres. Sabe que ha hecho casi todo mucho antes y más rápido que cualquier joven: «Como no he conocido otra cosa, no puedo compararlo, pero rodeada de toda esta gente tan interesante, aunque dejara los estudios muy joven, he aprendido cosas que no te enseñan en la escuela. Eso me ha formado».
Y ahora se siente, como cualquier joven de 21 años, confundida ante el futuro.«El otro día fui a dar una charla a la universidad y todos los estudiantes me preguntaban qué iba a hacer. Les dije que estábamos en el mismo barco, a esta edad todos pasamos por lo mismo: yo me he graduado de Juego de tronos y no sé qué voy a hacer. Estoy muy segura de que voy a hacer grandes cosas en mi vida, aunque no sé con qué rasero lo van a medir. Eso es lo estresante. Pero yo estoy segura de que haré algo bueno» .
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