sábado, 7 de julio de 2018

Penelope Fitzgerald / A la deriva

Penelope Fitzgerald

A la deriva, 

de Penelope Fitzgerald (1979)


Nenna James vive con sus dos hijas, Martha y Tilda, en un barco en el muelle de Battersea. Estamos en los años 60 en Londres. Aquellos que quisieran tener acceso a vivir en la gran ciudad tenían pocas opciones, y una de ellas era residir en un barco. A pesar de lo que pueda parecer, como bien se nos indica en la novela, un barco no es más confortable que una caravana. Y en una ciudad como Londres donde la niebla y la humedad lo inundan todo las condiciones no son las más idóneas para criar a dos niñas.

Nenna está medio casada. Medio, porque no está divorciada pero su marido Edward se niega a habitar en ese barco. Está absolutamente convencido de que las condiciones de vida no son las apropiadas para sus hijas, y alquila una habitación en la ciudad. Eso sí, él solo. Gracias a que Nenna está sola, Fitzgerald recrea la forma de vida y de convivencia en estas estructuras sociales que se formaban en torno a la vida en una barcaza. De la necesidad surge la amistad. Nos cuenta también cómo obtenían luz eléctrica y agua corriente, cómo el lechero y el cartero se negaban a hacer el reparto a domicilio tras más de un accidente, cómo la solidaridad y el hermanamiento eran parte de la vida en un barco.

Tendremos a Richard y a Laura, habitantes del Lord Jim, un matrimonio que no funciona todo lo bien que pueda parecer, y que para compensar sus frustraciones Richard ejerce de presidente de esta comunidad de vecinos. En el Grace residen Nenna, Martha y Tilda. Sus hijas viven libres y felices vagando por los muelles, rescatando tesoros escondidos y ejerciendo de guías de un primo lejano llegado de Viena. El Dreadnought de Willis, un barco que literalmente hace aguas por los cuatros costados. El Maurice, un barco rebosante de mercancía de contrabando, información que todos los vecinos del muelle fingen desconocer.
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Entre subidas y bajadas de la marea transcurrirá la subsistencia de nuestros navegantes sin rumbo, con unas vidas a la deriva, ironizando sobre cómo su historia se desarrolla en un lugar concebido como medio de transporte, como forma de ir de un lugar a otro. Nuestra protagonista, Nenna, luchará contra las adversidades para tratar de mantener su romántico modo de vida. Pero la realidad es que las tres James están en la miseria y resulta difícil incluso obtener algo que llevarse a la boca.

Como encontrábamos en La libreríael argumento de esta obra es tan solo una excusa para mostrarnos una específica forma de vida en torno a un medio como es la vida en un barco. Los acontecimientos narrados no poseen una importancia grande, pero sí el pasar de los días y los pequeños acontecimientos que les suceden.

Resultan de especial interés los personajes de Martha y Tilda, dos seres libres y sin responsabilidades que en ocasiones son más cabales que su propia madre. Nenna se apoyará por completo en ellas, hasta tal punto que en ocasiones dudas sobre quién está al mando en ese barco. La falta de medios de su madre les obliga a tomar las riendas de sus propias vidas y a comprender que viven en la miseria.
Penelope-Fitzgerald

A la deriva tiene un fuerte componente autobiográfico. Al principio de los 60, Fitzgerald se mudó a Londres y no encontraba ninguna vivienda de la que se pudiese permitir pagar el alquiler. La opción más asequible y que fue bastante popular en su momento era alquilar un barco para vivir en él. Penelope tenía la determinación y el coraje suficientes para mantener a su familia lo mejor que podía, y lo consiguió con la inestimable ayuda de su marido Desmond.

Algunos de los personajes que aparecen en la novela están también inspirados en sus vecinos de aquel momento. Uno de los que mejor recuerdo guardó fue del que le sirvió de inspiración para Richard, utilizando un momento real de sus vidas para la novela. Para las niñas se inspiró en sus propias hijas Maria y Tina, con nombres muy similares a las noveladas, dejando fuera de la historia a su hijo Valpy que precisamente en aquellos años estaba estudiando y apenas convivió con ellos en el barco.

Con esta novela, Penelope Fitzgerald no solamente alcanzó la fama que merecía sino que obtuvo el Premio Booker de 1979. Ya había estado en las listas de candidatos el año anterior con La librería, y no sería la última vez que su nombre sonaría para el premio. Lástima que una novela tan aclamada esté descatalogada en nuestro país.



Título: A la deriva (Offshore).
Autor: Penelope Fitzgerald.
Traductor: Catalina Martínez Muñoz.
Editorial: Mondadori (2000)
Año de publicación: 1979.
Páginas: 168.

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