Louise Glück
LA CANCIÓN DE PENÉLOPE
Versión de Nurit Kasztelan y María Lucía Puppo
Pequeña alma, pequeña y perpetuamente desvestida,
haz ahora lo que te ordeno, sube
las ramas como estantes del abeto;
espera en la punta, atenta, como
un centinela o vigía. Él llegará pronto a casa;
te corresponde ser
generosa. No fuiste totalmente
perfecta tampoco; con tu problemático cuerpo
hiciste cosas de las que no deberías
hablar en los poemas. Por lo tanto
llámalo a voces sobre las aguas abiertas, sobre el agua clara,
con tu canción oscura, con tu canción
mezquina, antinatural –apasionada,
como María Callas. ¿Quién
no te querría? ¿Qué gran apetito demoníaco
no serías capaz de satisfacer? Pronto
él va a volver de donde sea que esté yendo,
bronceado por haber estado lejos, queriendo
su pollo a la parrilla. Ah, debes saludarlo,
debes sacudir las ramas del árbol
para conseguir su atención,
pero suavemente, suavemente, no sea que
su bello rostro se desfigure
por la caída de demasiadas agujas.
Louise Glück
Meadowlands, 1996
haz ahora lo que te ordeno, sube
las ramas como estantes del abeto;
espera en la punta, atenta, como
un centinela o vigía. Él llegará pronto a casa;
te corresponde ser
generosa. No fuiste totalmente
perfecta tampoco; con tu problemático cuerpo
hiciste cosas de las que no deberías
hablar en los poemas. Por lo tanto
llámalo a voces sobre las aguas abiertas, sobre el agua clara,
con tu canción oscura, con tu canción
mezquina, antinatural –apasionada,
como María Callas. ¿Quién
no te querría? ¿Qué gran apetito demoníaco
no serías capaz de satisfacer? Pronto
él va a volver de donde sea que esté yendo,
bronceado por haber estado lejos, queriendo
su pollo a la parrilla. Ah, debes saludarlo,
debes sacudir las ramas del árbol
para conseguir su atención,
pero suavemente, suavemente, no sea que
su bello rostro se desfigure
por la caída de demasiadas agujas.
Louise Glück
Meadowlands, 1996
No hay comentarios:
Publicar un comentario