Fotografía de Ren Hang |
La desnuda insolencia de Ren Hang
Una exposición recorre la obra del joven artista chino, convertido en mito por su mirada renovadora y su prematura muerte
Fotografía de Ren Hang |
El suicidio ocurrió mientras disfrutaba del éxito. Acababa de inaugurar una exposición en el museo Foam de Ámsterdam y en el Museo de la Fotografía de Estocolmo. En su propio país, el centro de arte KWM de Pekín le dedicaba una muestra. De la misma suerte, la editorial Taschen lanzaba esa misma semana un monográfico dedicado al joven autor. Sus impactantes imágenes habían recorrido el mundo entero mediante 20 exposiciones individuales y 70 colectivas, seduciendo al público con su estilo limpio y su composición formal. Colaboró con algunas de grandes marcas y revistas de moda quienes buscaban una mirada distintiva. “Era un fotógrafo asiático que influyó en los artistas occidentales, no al contrario”, afirma Simon Baker, actual director de La Maison Européenne de la Photographie (MEP), en The New York Times. Baker es también comisario de Love, Ren Hang, la exposición que el MEP dedica al autor chino. Se trata de la primera exposición en la que el exdirector de Fotografía de la Tate ejerce de comisario para el centro de arte francés, que en paralelo dedica otra exposición a la española Coco Capitán, quien se sentía muy vinculada con el artista chino, con quien mantenía correspondencia. Ambos son ejemplos de jóvenes artistas que han difuminado la barrera entre la fotografía de moda y la fotografía artística.
La obra del autor nos ofrece una visión de la joven subcultura en China a la que difícilmente tenemos acceso desde afuera. Compuesta por 150 obras, la muestra recorre el universo de quien se podría decir que ha renovado el género del desnudo a través de sus peculiares composiciones para las cuales posaban sus amigos o conocidos. “Son el resultado de un proceso espontáneo e instintivo, y su candidez los imbuye de poesía y humor”, destaca la nota de prensa. El autor establecía una especie de juego —que bien podría ser una performance, o una escultura humana— que estaba siempre dispuesto a interrumpir si observaba que sus modelos no se divertían durante la sesión. Solían tener lugar bien en su apartamento o en los parques de Pekín. Utilizaba una cámara compacta Minolta, con flash incorporado. A través de sus colores saturados, las uñas, los labios, el pelo negro, los cuerpos andróginos entrelazados, nos adentran en una atmósfera de sexo y deseo. “Me gustaría que la gente tuviese fantasías a través de mis fotografías, que se sintieran seducidos a conjurar sus experiencias sexuales personales”, declaraba a la revista Purple. El tema del género nunca fue un tema central en su obra: “Solo me preocupa cuando tengo sexo”, reconoció.
La naturaleza explícita de su obra fue la causa de sus continuos problemas con las autoridades de su país. Así como los libros que autoeditaba (la autopublicación es ilegal en China). Fue detenido varias veces mientras fotografiaba en exteriores y una de sus exposiciones fue clausurada. Baker no duda en clasificar la obra de “definitivamente inconformista”, pero no de radical. “Resulta muy difícil fotografiar desnudos en China”, se quejaba el autor a la revista Purple. El joven artista se sentía fuertemente enraizado a la naturaleza, reivindicando la desnudez como estado natural, no como un acto de rebeldía, así en ocasiones sus desnudos parecen fundirse entre los elementos naturales que les rodean. “La gente se rige por actitudes tradicionales y conservadoras con respecto a sus cuerpos. Consideran que hay algo de degenerado o de inmoral en mostrar lo que creen debe ser privado. Por lo general aborrecen la desnudez. Escondemos el cuerpo en nuestra cultura”. De la misma forma negaba la existencia de cualquier posicionamiento político en su obra. "La política de mis imágenes no tiene nada que ver con China. Es la política china la que quiere intervenir con mi arte", afirmaba en la revista Dazed en 2015.
Nació en un suburbio de la ciudad de Changchun. Su infancia fue “quizás demasiado normal”, como le dijo a un periodista al ser preguntado por las posibles causas de su depresión. Su padre trabajaba para una empresa ferroviaria, su madre, quien posó para él en múltiples ocasiones, trabajaba en una empresa de estampación. Estudió publicidad y comunicación en la Universidad de Pekín. Su afición por la fotografía surgió como una distracción para escapar de su tedio vital. “Nada importa excepto el momento”, era su lema. “Su visión está claramente influenciada por el realismo cínico, un movimiento artístico chino enraizado en los hechos que tuvieron lugar en la plaza de Tiananmen en 1989”, dice la nota de prensa. En alguna ocasión reconoció la influencia del poeta y director de cine y teatro japonés Shuji Tereyama, quien hizo de la sexualidad el eje de su emancipación.
La muestra también indaga en su faceta como poeta, que corría en paralelo a su trayectoria como fotógrafo. Alimentaba su página web con sus versos que hablaban del dolor, del ser humano, de la pérdida y el desamor. Su alma quedaba desnuda.
Love, Ren Hang. La Maison Européenne de la Photographie. París. Hasta el 26 de mayo.
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