viernes, 13 de agosto de 2021

Parásitos / Del paraíso al infierno



Gustavo Faverón Patriau
PARÁSITOS
Del paraíso al infierno

¿Cuál es el tema de Parásito y por qué es original? Para responder eso primero hay que observar las cosas que la película no es. No es una película sobre la desaparición de una clase social ni sobre el deseo de desaparecer a una clase social o un orden social para reemplazarlo con otra cosa. No es una picaresca del ingenio y los modos de sobrevivencia de los pobres o lo marginados en un mundo en el que no pueden hacer otra cosa que buscar las sobras del capital ajeno para vivir de él. No es una película acerca de las carencias que el capitalismo genera en el camino a su prometida perfección. La sociedad de Parásito, que es la sociedad surcoreana contemporánea, es una sociedad capitalista avanzada que, además, ya incorporó en su modelo elementos clave de la sociedad de bienestar y de los modelos de soporte socialistas y, por lo tanto, ya debería haber superado todos los "growing pains" del capitalismo. Es una sociedad que provee cuidado médico universal gratuito; tiene uno de los mejores sistemas escolares del mundo; da ayuda financiera incluso a las instituciones académicas privadas; ha convertido sus universidades nacionales en las mejores del país y acceder a ellas depende del rendimiento de los estudiantes y no del dinero de sus padres (pero si no accede a ellas, hay muchas otras); y claro, es un valhalla de las nuevas tecnologías y los nuevos modelos laborales. Sin embargo, ese paraíso sobre el papel ha conducido, en la realidad, a un callejón sin salida: el de una generación de surcoreanos educados, brillantes, colmados de información, que en la mayor parte del planeta estarían destinados a la élite intelectual o a la élite profesional, pero que en Corea del Sur son marginales, porque son una masa enorme, que se queda tirada en los bordes del camino a las universidades top porque hay otros millones de surcoreanos que son aun más efectivos académicamente, o más afortunados o aferrados a una posición o una fortuna heredadas. Por eso en Parásito no hay una historia de conflicto clasista: porque no hay sino una sociedad con un "adentro" en el que todo funciona bien, y después hay un "afuera" de esa sociedad que es insuficiente y pesadillesco. Los coreanos le llaman a ese orden de cosas "Hell Joseon", aludiendo irónicamente a una antigua dinastía real coreana y a una época de oro fuertemente idealizada en el imaginario nacional. Algo así como que los peruanos habláramos de un "Tawantinsuyo del Infierno": nuestra versión retorcida y perversa del paraíso social. Los personajes marginales de Parásito no tienen un problema con las clases sociales, tienen el problema de no ser parte de la sociedad. No están tratando de atentar contra los ricos, es solo que necesitan que dejen sus lugares vacíos. No se dan cuenta, inicialmente: creen que pueden vivir de ellos parasitariamente (así como los ricos creen que pueden vivir de los marginales parasitariamente, por eso la ambigüedad del título) hasta que llega el carnaval sangriento que parece inevitable, porque dos personas o dos grupos de personas (o tres) no pueden ocupar el mismo paraíso. Y cuando eso pasa, el paraíso se convierte en un infierno. Porque la sociedad coreana tiene miembros de número y ha creado un circuito en el que da a sus jóvenes todas las llaves pero no los deja acercarse a las puertas. Parásito no es otro "Casa tomada". Pero tampoco es otro "Cabecita negra" ni es otro "Upstaris, Downstairs" (los jóvenes en Parásito podrían reemplazar socialmente a los ricos en cinco minutos y nadie notaría que vienen de otra "clase social"), aunque juegue con todos esos modelos. Es una explicación de por qué esos modelos no sirven para entender Corea del Sur hoy. Y Corea del Sur es solo un adelanto de la historia de otras partes del mundo. Y yo creo que eso lo ve Bong Joon-ho de manera muy original.

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