jueves, 19 de agosto de 2021

Mitsuyo Kakuta / La japonesa que vende más de un millón de libros

Mitsuyo Kakuta, la japonesa que vende más de un 

millón de libros

'La cigarra del octavo día', el primer libro en español de la autora, fue publicado por entregas en el periódico de mayor tiraje en su país

Una obra con mátices de novela negra sobre una mujer que huye con el bebé de su examante



Mitsuyo Kakata, autora de 'La cigarra del octavo día'. / LUIS SEVILLANO
Mitsuyo Kakuta (Yokohama, 1967) ha vendido en Japón más de un millón de ejemplares de su obra La cigarra del octavo día, con la que ha debutado en castellano en Galaxia Gutenberg. El relato sobre la mujer que secuestra al bebé de su examante apareció primero en el periódico japonés de mayor tiraje, Yomiuri, en entregas diarias de 500 palabras durante todo 2006, antes que se publicara como libro en 2007. La historia fue adaptada para una serie de televisión en 2010 y posteriormente saltó al cine en 2011, meses antes de que Japón fuera sacudido por el terremoto de mayor magnitud que ha sufrido.
La obra, que tiene el pulso y suspense de novela negra, trata sobre la maternidad. Kakuta cuestiona lo que implica el asumir el papel de madre y observa que "no es un fenómeno natural que se da de manera orgánica en la vida de una mujer", sino que es una situación condicionada por convenciones culturales, sociales, y lacerada, o no, por la relación interpersonal entre las parejas y las familias. "He pensado sobre todo en la presión que ejerce la sociedad japonesa en las mujeres, la manera como hay una mayor condescendencia ante cualquier falta que cometan los padres con sus hijos, pero la severidad con la que se mira a las madres que le fallan a sus niños de cualquier manera", resume Kakuta.
El libro está dividido en dos partes. En la primera la protagonista es Kiwako, una mujer a principios de los treinta que ha sufrido un desengaño amoroso al involucrarse con un hombre casado del que queda embarazada y que la obliga a abortar bajo el falso argumento de que el embarazo solo dificultaría el proceso de divorcio de su esposa. Poco tiempo después del aborto, Kiwako recibe la noticia sobre el nacimiento de una niña en el matrimonio de su amante. Esta situación y la sensación de sentirse burlada la hunden en la desesperación y le llevan a tomar un sinfín de pasos erráticos y exasperados, que inicia con el rapto del bebé de seis meses. El secuestro dura cuatro años, un período en el que la protagonista está siempre a la huida, refugiándose temporalmente en una especie de secta para mujeres. La fuga llega a un fin cuando la secuestradora es localizada y capturada por la policía, y la niña vuelve a su hogar.

Pensé siempre en el lector y cómo mantenerlo interesado de manera constante
Mitsuyo Kakuta
En la segunda parte del libro la protagonista es la niña secuestrada, convertida en una joven de 21 años. Desde su perspectiva se evidencia la vida en el interior de su familia, el desacierto con el que sus padres biológicos asumen su papel. A través de los personajes, la escritora explora los temas de la soledad, la culpa y el egoísmo. La pregunta que se hace cada uno es "¿por qué a mí?, ¿por qué a mí me ha tocado este destino?". El desamor, el escape a través de la indiferencia, de relaciones superficiales, del descontrol es el ritmo que marca los pasos y las relaciones de los personajes.


Fotograma de la película basada en el libro 'La cigarra del octavo día'.
"La pregunta de por qué yo, por qué me a mí, dejaría de golpear de manera constante a los protagonistas si entendieran que es solo la vida misma y sus reveses en la biografía de cualquier persona", señala la autora.
El libro mantiene un ritmo de expectativa y tensión desde el primer momento. Esta característica se debe al hecho de haber concebido la obra inicialmente como una historia a contar por entregas diarias para el periódico. “Pensé siempre en el lector y en cómo mantenerlo interesado para leer lo que pasaría al dia siguiente”, dice. Mientras escribía la historia paso a paso, la escritora recibió cartas de sus lectores pidiéndole un final feliz: el reencuentro entre secuestradora y secuestrada. "Era difícil no dejarme influir por mi audiencia, sin embargo, mantuve la línea e idea que había trazado desde un principio", y añade, "no soy de los escritores que se adentran en la historia, siempre logro mantenerme como una observadora más de mis personajes. Pero, al terminar esta novela sentí que dejaba de huir, como la protagonista". Una sensación que le puede ocurrir a más de uno que lea esta historia.


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