viernes, 25 de septiembre de 2015

Esteban Carlos Mejía / Los tiempos paralelos de Haruki Murakami


Esteban Carlos Mejía

Los tiempos paralelos de Haruki Murakami

El Espectador
14 de agosto de 2015

Esteban Carlos Mejía
¿Qué hay en un nombre? ¿Qué oculta o qué disimula? ¿Qué revela o qué descubre? Si por casualidad ustedes han leído 1Q84, del escritor japonés Haruki Murakami, tales interrogantes les sonarán conocidos. ¿Qué significa su exótico título? ¿Qué sugiere? ¿Es acaso un juego de palabras? ¿Un sudoku? ¿Ciencia ficción? ¿Una alegoría de momentos ya vividos en el pasado pero escondidos en el presente? ¿Una epopeya posmoderna? ¿Novela policíaca?




La primera parte de 1Q84, libros 1 y 2, apareció en 2009 con un tiraje monumental que se agotó en pocos días. Su continuación, libro 3, salió al año siguiente, con igual éxito. No voy a hacer una reseña aquí. Sería tiempo perdido pues su trama es tan compleja (o complicada) que la mejor manera de entenderla es devorándose las 1.151 páginas de ambos tomos, de corrido, en una maratón que bien puede empezar mañana domingo al mediodía y terminar, con indicios de fatiga mental, el próximo jueves a las 4 de la tarde, suponiendo que el lector no haya hecho un curso exprés de lecturas exprés. Diré, eso sí, que la trama de 1Q84 es jugosa, consistente, fértil, no sin inesperadas ramificaciones, un evidente tour de force. En cierto modo, el plot de 1Q84 hunde sus raíces en la trama de Matrix, de los hermanos Wachowski. “Si no lo entiendes sin que te lo explique, quiere decir que no lo entenderás por más que te lo explique” (pág. 519, segundo libro).



En una nota de pie de página, Gabriel Álvarez Martínez, traductor al español en la edición de Tusquets Editores, explica que “el número 9 y la letra q se pronuncian en japonés del mismo modo: kyü”. Entonces 1Q84 sería (o es) lo mismo que 1984. O, como dice Aomame, protagonista de la novela: “Me guste o no, ahora me encuentro en ‘1Q84’. El año 1984 que yo conocía ya no existe. Esto es 1Q84. El aire ha cambiado, el paisaje ha cambiado. Me tengo que adaptar rápidamente a la forma de ser de este mundo con signo de interrogación. Igual que un animal liberado en un nuevo bosque. Para protegerme y sobrevivir, tengo que comprender sin dilación las reglas del lugar y amoldarme a ellas” (pág. 149, primer libro).


Casi siempre los personajes de Murakami tienden a ser entrañables. Uno cae en sus redes con pasmosa facilidad. En 1Q84 la historia gira alrededor de una parejita: Masami Aomame y Tengo Kawana. Aomame, cuyo apellido significa algo así como “legumbre verde”, es una hermosa y sugestiva masajista de 30 años, hábil e inteligente, con un pequeño secreto: en sus ratos libres es asesina en serie: mata esposos, amantes o novios maltratadores. Tengo es un fornido profesor de matemáticas, también de 30 años, que quiere ser novelista. Aunque coinciden en un mismo ámbito espacial —el área metropolitana de Tokio— viven en dos tiempos paralelos, 1Q84 y 1984, cuya conjunción, al final de la novela, nos deparará sosiego, comprensión y hasta filantropía, mero amor por la humanidad.

Cualquier lector sagaz notará que 1Q84 es un reconocimiento a 1984, la novela distópica de George Orwell, publicada en 1949, con Big Brother y su espeluznante pesadilla totalitaria. Como homenaje, Murakami se ha inventado un espejo en un espejo, una ficción dentro de una ficción. ¡Antójense!




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