Corinna Larsen y Juan Carlos I |
Corinna Larsen, la mujer que volvió locos a un príncipe y a un rey
Inteligente, ambiciosa, fría y bella; así es Corinna, la mujer que ha puesto en jaque al Rey.
Angela Portero
17 de marzo de 2020
El nombre de Corinna Larsen comenzó a sonar en los círculos de la jet set y en los salones de los palacios a principios del nuevo milenio, cuando la “ambición rubia” se convirtió en princesa tras contraer matrimonio con su segundo marido, Johan Casimir Sayn-Wittgenstein. Hasta entonces había sido Corina Larsen, tras los años que utilizó el apellido de su primer esposo, Philip Adkins, un empresario inglés, que le permitió acceder a a la elitista alta sociedad londinense.
Fruto de estos dos matrimonios, tiene dos hijos. La mayor Anastasia Adkins, nacida en 1992 y el segundo, Alexander Kyril, de 19 años, nacido de su matrimonio con el príncipe alemán y el destinatario de los 65 millones de euros que envió el Rey Juan Carlos tras poner fin a su relación con Corinna.
Entre ambos matrimonios se le adjudicó una relación sentimental con Gert-Rudolf Flick, un millonario con residencia en Suiza, nieto de Friedrich Flick, fundador de uno de los grandes consorcios industriales de la República Federal. La irrupción de la bella alemana en el círculo del magnate iba a conseguirle el pase a su nuevo estatus como princesa a la vez que acabar con el matrimonio de Gert con la princesa Johanna von Sayzn Wittgenstein, familia directa de su próximo marido, que tuvo conocimiento de la infidelidad.
Corinna, se divorció del príncipe alemán en 2005, cuando ya había conocido a Juan Carlos de Borbón, que por entonces era el Jefe del Estado.
Corinna nació en 1964 en Alemania y tiene un hermano.
Aunque hay medios que aseguran que nació en los países nórdicos, probablemente por su apellido danés, nació en Frankfort dónde su padre, Finn Bönning Larsen trabajaba como director para Europa de la aerolínea brasileña Varig, con sede en la mencionada ciudad alemana. Finn, muy respetado en la ciudad y en los negocios, llegó a recibir la orden de Caballero del Reino de Dinamarca y la ciudadanía honoraria de Brasil, estaba casado con Ingrid y Larsen, con quién tuvo dos hijos: Corinna y su hermano, Sven Erik.
En 1984, siendo muy joven, conoció al príncipe Alberto de Mónaco al compartir mesa en un Baile de la Rosa. A través de la princesa Ira von Fürstemberg, el padre de Corinna se acercó a Rainiero y consiguió presentar al príncipe a su hija en la velada. La amistad de Corinna y Alberto se ha mantenido desde entonces como demuestra el hecho de que ella fuera una de las invitadas a su boda con Charlene, en 2011. Parece que aquel fue el motivo real por el que ningún miembro de la familia del Rey, que entonces estaba convaleciente, acudiera al enlace en el Principado.
Rubia, guapa y con un cuerpo de infarto, la bella Corinna se movía como pez en el agua entre la clase alta alemana y la jet set internacional. Inteligente, elegante, ambiciosa, de gustos sofisticados, vivió en París tras finalizar sus estudios de Relaciones Internacionales. Allí conocería a Adkins con quién se casaría a los 25 años, trasladándose a Londres dónde, en 1992, nacería su primogénita, a quién llaman Nastassa. Según algunos medios, su hija mayor, que tiene 28 años, reside en Mónaco.
Tras divorciarse del rico empresario inglés, en diciembre de 2000, contrae matrimonio en una ceremonia civil en Chelsea, Londres, con Casimir, el segundo hijo de Alexander del príncipe de Sayn-Wittgenstein y de la condesa Gabriella de Schönborn-Wiesentheid. La boda no agradó a la aristocrática familia de su novio, que tiene rango real, y que no acudió al enlace. No en vano, los Wittgenstein son una de las casas soberanas del Sacro Imperio Romano Germánico y una divorciada sin sangre azul, once años mayor que su hijo y con fama de caza millonarios no les parecía apropiada para emparentar con su hijo.
Tras la anulación matrimonial del matrimonio con el padre de su hija Anastasia, se casaron en una nueva ceremonia religiosa, en Salzburgo, al año siguiente. En 2002, nacería Alexander, pero tan sólo tres años después Corinna, que ya era princesa, se divorciaba de Cassi, quién nunca aceptó la ruptura. Corinna quedó totalmente apartada de la familia aunque siguió utilizando su título de princesa sin tener derecho al mismo desde el divorcio. Algo que molestaba especialmente al jefe de la Casa Wittgenstein.
Quizás por despecho, ya que cuentan que Casimir seguía locamente enamorado de Corinna, el príncipe empezó a dejarse ver con otras mujeres, conquistas de las que se hacían eco los tabloides británicos. El aristócrata alemán era conocido en la sociedad de Reino Unido por su amistad con lord Frederick Windsor, uno de los primos de la reina Isabel II. Al exmarido de Corinna se le relacionó con la ya difunta condesa Celia von Bismarck y con varias modelos como Amanda Cronin, hasta que se casó con Alana Bunte, con quién tiene un hijo.
Alana, modelo americana, consiguió lo que Corinna siempre anheló y no consiguió: casarse en el histórico castillo de Sayn, una mansión de estilo neogótico ubicada en el estado federado alemán de Renania-Palatinado y que pertenece a la familia desde 1861.
A diferencia de su primer marido, el príncipe alemán no acabó en buenos términos con la bella Corinna.
La relación con su primer marido continuaría en términos de amistad pese al divorcio y a su nuevo matrimonio con el aristócrata alemán. De hecho, continuó incluso, cuando inició su romance clandestino con el Rey Don Juan Carlos, con quién Adkins sigue manteniendo una relación de amistad. Hasta la ruptura con el Rey, tras el incidente de Bostwana, safari al que también acudió el empresario inglés, siempre estuvo a su lado. Y no dudó en manifestarse en contra su ex esposa definiéndola como una “psicópata ambiciosa”, cuando la rubia decidió vengarse de su ex amante, acusándole de amenazarla y de otros delitos económicos que han puesto en jaque a la Corona de España y acabado con la imagen del Rey Emérito.
A diferencia de su primer marido, el príncipe alemán no acabó en buenos términos con la bella Corinna. Nunca perdonó a Corinna que le rompiera el corazón para empezar un idilio con el Rey Don Juan Carlos. Corinna iba subiendo peldaños dentro de las Casas Reales Europeas con paso seguro y desvergonzado.
En 2005, Corinna deja a un príncipe por un rey.
De acuerdo al artículo del periodista italiano, Gian Antonio Orighi, el primero en desvelar el romance del monarca con la empresaria alemana, se conocieron en 2006, en un banquete en honor del monarca cuando visitó Ditzingen, un pueblo del sur de Alemania.
Sin embargo, la imagen de la Princesa Corinna descendiendo del avión de las Fuerzas Españolas en el que viajó con el Rey Juan Carlos a Alemania, indican que entre ellos ya existía una amistad más que “entrañable”.
La imagen tomada en el aeropuerto de Sttutgart en febrero de 2006, durante un viaje oficial del Rey, era demasiado elocuente. Corinna pisaba fuerte la alfombra roja del aeropuerto alemán, a pocos pasos del Jefe del Estado español a quién se le rendía honores de Estado.
Cuándo y a través de quién conoció la princesa a Don Juan Carlos es un secreto que guarda con celo su ex marido, el primero en intuir, que su esposa tenía un nuevo objetivo: el Jefe de la Casa Real de los Borbón y el Jefe del Estado español. En cualquier caso, parece claro que a Don Juan Carlos le sería presentada con su título de princesa, pues aún estaba casada y que su belleza, elegancia y saber estar le cautivaron al instante.
La imagen de Corinna en mayo de 2006 posando junto al Rey de España y los Duques de Palma indica claramente que la familia del Rey ya era consciente del importante papel que desempeñaba la alemana en la vida de Don Juan Carlos. A esto se añade, la cercanía de Iñaki Urdangarín con la rubia, con quién se intercambiaba cariñosos mails que formaron parte de la instrucción del Caso Noós que acabó con su encarcelamiento.
Esta época coincide con los peores momentos del matrimonio de los Reyes de España. La reina Sofía, que había mirado siempre hacia otro lado en los habituales devaneos de Don Juan Carlos, no podía soportar las constantes humillaciones de su marido, que ya había instalado a su amante en una casa en el recinto del Monte del Pardo, a escasos dos kilómetros del Palacio de la Zarzuela. El Rey estaba loco de amor y quería divorciarse. Nunca antes había perdido la cabeza por una mujer como por Corinna, la alemana por la que estaba dispuesto a dejar el trono, si era la única forma de pasar los últimos años de su vida a su lado.
¿A qué se dedica Corinna?
Corinna es la directora general de Boss & Co gunmakers, una prestigiosa armería fundada en 2000, con base en Londres, y que se dedica a organizar lujosas expediciones de caza y tiro en lugares especiales, con packs que incluyen alojamientos en castillos o safaris de lujo.
Pero además tiene un conglomerado de empresas agrupadas bajo la marca Apollonia Associates, la matriz con la que lleva años asesorando a clientes en transacciones transfronterizas para determinar la mejor estrategia para conseguir sus objetivos. Además, Corinna colabora con varias causas filantrópicas a través de Authentics Foundation, una ONG que se dedica a la lucha contra las redes de blanqueo de dinero, narcotráfico o explotación laboral infantil.
Y es que según explicaba la ex amiga entrañable del Rey Juan Carlos, en la entrevista que concedió a la revista Point de Vue: “La filantropía ocupa el 50% de mi tiempo. El otro 50% lo ocupo con mis actividades empresariales."
LA RAZÓN
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