lunes, 11 de enero de 2021

De paseo (y risas) por Nueva York con Fran Lebowitz y Martin Scorsese

Fran Lebowitz


De paseo (y risas) por Nueva York con Fran Lebowitz y Martin Scorsese

Si echas de menos Nueva York, lo mejor que puedes hacer es ver a estos dos genios (y amigos) en 'Pretend It's a City', su nueva serie de Netflix.


Irene Crespo

8 de enero de 2021

“Fran, ¿por qué sigues viviendo en Nueva York?”, le preguntan constantemente a la escritora, ensayista, cómica, opinadora profesional Fran Lebowitz, porque son famosas sus críticas satíricas a la ciudad en la que lleva unas cinco décadas viviendo. A lo que ella responde, “Si me dices dónde voy”. Si supiera dónde ir, quizá se marcharía. Pero cómo dejar atrás la última mala decisión inmobiliaria que tomó: un apartamento de precio inflado con habitaciones de más para albergar sus más de diez mil libros. En uno de los divertidos finales de capítulo (hay que ver hasta el final de los créditos), además, le confiesa a su amigo, el director, Martin Scorsese, que probablemente no la dejarían vivir en ningún otro sitio, que allá donde fuera la acabarían echando.

Diez años después de su primera película juntos, Public Speaking, y siguiendo un poco aquel formato, pero dividido en siete capítulos, Fran Lebowitz y Martin Scorsese se han juntado de nuevo para hablar de Nueva York, de deportes, de cultura, de la vida, para pasarlo bien y hacer que lo pasemos bien. El título de la serie Pretend It’s a City (Haz como que esto es una ciudad) es una frase también famosa de la autora. Haz como que esto es una ciudad cuando vas por la calle sin mirar por dónde vas, cuando te paras en mitad de la acera para mirar tu móvil. Según Lebowitz, ella es la única que mira por dónde va. Ayuda que no tenga móvil, ni tableta, ni siquiera lleva libros cuando sale a la calle, coge el metro o el autobús, porque lo único que sigue siendo divertido de Nueva York, dice, es observar a la gente. Por eso, “Nueva York nunca es aburrido”. Solo hay que mirar, observar.

Pretend It's a City

Lebowitz no deja de mirar, mira las cara de los otros transeúntes, esos que molestamente ya no esquivan a otros transeúntes, mira los escaparates de las tiendas, siempre en su pelea por encontrar la tintorería, mira al suelo. “Hay muchas cosas en el suelo de Nueva York”, dice. Anuncios, grafitis y muchas placas conmemorativas, como las de escritores que rodean la New York Public Library de la Quinta Avenida.

“Soy una fan de la diversión. Me gustan las fiestas”.

Pretend It’s a City es un resumen detallado de los problemas de la ciudad. Todos de los que se ríe ella. No es para nada una mirada nostálgica a aquel Nueva York de los 70 en el que aterrizó Lebowitz con 18 años, sí, puede que fuera más divertido, también más sucio y peligroso. Si algo echa de menos ella es ver empapelada la ciudad con los periódicos que la gente leía y tiraba constantemente. Eso y el origen de esos papeles, el kiosco abierto 24 horas de Columbus Circle, hoy una tienda de alquiler de bicis.

Si hay nostalgia en la serie es porque habla de una ciudad y enseña una ciudad pre-pandemia, repleta de gente, de turistas que Fran probablemente no eche de menos, pero sí una ciudad aún con muchos negocios y a la que podía salir a la calle libremente. Aun así, ella ya ha visto tantos cambios en una ciudad que odia tanto como ama, que ya nada le sorprende. 

Pretend It's a City

“Nueva York nunca fue particularmente bonita. No era París, ni Florencia. Al menos era una ciudad original”.

Pero Lebowitz ve lo bueno y malo de Nueva York entonces y ahora. Ahora es una ciudad en la que nadie puede permitirse vivir, dice, y entonces también lo era. Que se lo digan a ella y la retahíla de trabajos cutres que encadenó: taxista, limpiadora de casas… todo por evitar ser camarera. Porque ser camarera implicaba tener que acabar acostándose con el manager para conseguir un turno nuevo, explica, y así arremete de nuevo contra el mundo dirigido por hombres. Por el que, entre otras cosas, se le da más importancia (y se pagan con impuestos) estadios de fútbol en vez de óperas o teatros. Su discusión deportiva con otro amigo cineasta, Spike Lee, es otro momento genial de la serie.

Lebowitz se mete con la nueva arquitectura de la ciudad. Adora Grand Central Station, el Chrysler (“tiene el tamaño perfecto para ser una casa”), pero odia toda esta nueva ola de rascacielos de la calle 57 que copian el estilo de los Estados del Golfo. “Dubái copió a Nueva York y ahora nosotros copiamos a Dubái”.

Pretend It's a City

Aunque su gran foco de críticas es la red de transportes. El autobús que solo puedes coger si tienes menos de ocho años “cuando te sobra tiempo”. Y, en especial, el metro de Nueva York. El metro sería lo primero que cambiaría si fuera alcaldesa, pero alcaldesa en el turno de noche, especifica. “El Dalai Lama solo necesitaría hacer un viaje en metro para convertirse en una persona rabiosa”, dice. Y mientras, todo el rato, Marty (Scorsese) a su lado se muere de la risa. “Podría estar escuchando qué piensa Fran todo el día”, contaba en una entrevista el director de Jo, qué noche –precisamente, esa película a la que Lebowitz culpa de la ola de taxistas enloquecidos que poblaron Nueva York a partir de entonces–.

“Los libros son una forma de ser inmensamente rica”.

Scorsese y Lebowitz hablan de libros y películas, comparten algunos de los títulos que han visto o se han recomendado. Y, además de charla tras charla, la serie va siguiendo a Fran por las calles de Nueva York, poniendo mala cara a un grupo de crossfiteros, a esa gente que no se aparta, o a Times Square en general… y perdiéndose por sus lugares favoritos: las librerías Argosy o Strand, la biblioteca de la Quinta… Ese lugar en el que venden imanes con una de sus frases más famosas, escrita en 1978: “Think before you speak. Read before you think” (Piensa antes de hablar. Lee antes de pensar). “Media frase”, aclara. El resto era una serie de recomendaciones para jóvenes, esos que se le siguen acercando, incordiando por las calles condudas que después le dan para muchas anécdotas. Como cuando le preguntan: “¿Qué consejo le darías a un veinteañero que viene a Nueva York?”. “Trae dinero”.



Piensa antes de hablar. Lee antes de pensar.
TRAVELER



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