Philip Larkin
Cuando en un vaso pongo cuatro
cubitos tintineantes, luego tres
chorros de gin, la raja de limón,
y en espumosos borbotones vierto
una tónica que lo ahoga todo
antes de alcanzar el borde,
en brindis íntimo levanto el vaso:
Consagró su vida a los demás.
Mientras otros usaban como prendas
a los seres incluidos en sus días,
yo me apliqué a acercar la esquiva excitación
a quienes me entregaron su confianza;
nada nos reporte, ni a mí ni a ellos,
pero así (nos parecía) todos tuvimos
mucho más cerca el gran jolgorio
que de habérnoslo perdido separados.
Un tipo recto, la mejor madera
puede romperse, pero no se dobla,
aguantador, bondadoso, compañero,
un palmo por encima de la turba.
Qué mediocres hubiesen sido muchas vidas
de no haberlo tenido entre nosotros.
A la salud de la blancura encarnada.
Aunque mi color favorito no es el blanco.
PHILIP LARKIN
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