Patricia Highsmith, 1974 Foto de Martine Franck |
Patricia Highsmith: el viaje (literario) a nuestro lado oscuro
Celebramos el centenario del nacimiento de la escritora que hizo del suspense un arte y del asesinato una excusa para recorrer el Mediterráneo.
Biografía de Patricia Highsmith
Clara Laguna
19 de enero de 2021
Tom Ripley viajaba con dos maletas. La suya propia y la del hombre que había matado y suplantado. Patricia Highsmith concibió la idea de este personaje, capaz de asesinar, engañar y no sentir remordimiento, durante su primer viaje a Europa, en el verano de 1952. Una mañana, mientras fumaba en el balcón de su habitación del romántico hotel Albergo Miramare, en Positano, vio a “un joven solitario en pantalones cortos y sandalias, toalla al hombro, caminando por la playa. Tenía un aire pensativo, quizá inquieto”, según recordó en 1989 para la revista Granta.
Cartel de 'A pleno sol', la libre adaptación de René Clément de 'El talento de Mr. Ripley' con Alain Delon como Ripley.© Robert et Raymond Hakim
La escritora tenía entonces 31 años y su novela Extraños en un tren había sido adaptada al cine por Alfred Hitchcock; los derechos de la película le habían permitido realizar este viaje con su novia, Ellen Blumenthal Hill, con quien mantenía una tormentosa relación. Dos años después, recuperó aquella evocadora imagen para escribir El talento de Mr. Ripley (1955), tal vez el más especial y diferente de sus libros, de lo que ella misma era consciente, según su biógrafa Joan Schenkar. El antihéroe, un psicópata obsesionado con escalar socialmente, hizo de las suyas en otras cuatro novelas, conquistando a un público no familiarizado aún con retorcidos y encantadores asesinos al estilo Dexter o You
.Gwyneth Paltrow y Jude Law en la adaptación al cine de 'El talento de Mr. Ripley' de Anthony Minghella (1999).
Simpatizar con este criminal algo misógino y esnob, acomplejado y pretencioso, capaz de llevar una vida ‘respetable’ y hasta de cuidar con cariño a su esposa es casi inevitable. Tal vez porque hay una cosa que compartimos de corazón con él: sus ansias de belleza, su amor por el viaje. ¿Quién podría culpar a Ripley por querer vivir unas interminables vacaciones, disfrutando de islas italianas y griegas, los mejores hoteles, la sociedad más exclusiva de aquí y de allá, recopilando selectos souvenirs, desde vinos, instrumentos y obras de arte hasta zapatos de Gucci?
Portada de la célebre novela 'El talento de Mr. Ripley' (1955).© Vintage
“Resultaba maravilloso pensar que volverían a Roma (...) y visitarían todos los museos que no habían podido ver esta vez, y resultaba maravilloso pensar que aquella misma tarde podrían tumbarse en la playa de Mongibello, tostándose al sol”, escribió la autora texana, que hizo viajar a millones de lectores a ese pueblo ficticio, Mongibello, de la mano de un impune estafador, ladrón y homicida. En la gran pantalla lo han encarnado Alain Delon y Matt Damon, entre otros, inoculándonos por siempre el ansia de perdernos entre casitas de colores y acantilados sobre aguas turquesas. Si René Clément filmó su versión de 1960 al estilo nouvelle vague en la isla de Ischia, Anthony Minghella hizo lo propio en 1999 añadiendo Procida a la ecuación. Ambas islas preservan cierto encanto salvaje y se pueden recorrer en Vespa, como hacía Jude Law en la versión de los 90.
Patricia Highsmith
Aunque estos sean los escenarios que más se han grabado en nuestra retina, Highsmith no nos ha llevado de viaje únicamente al azul Mediterráneo. Berlín, Hamburgo, París, Londres, las calles de Nueva York, sus barrios residenciales y la bucólica y refinada mansión de Ripley en el sur de Francia –cadáver en el jardín incluido–, son otros destinos y escenarios que retrató en sus novelas.
Este 2021 se cumplen cien años del nacimiento de Highsmith, nacida un 19 de enero en Fort Worth, Texas, con el nombre Mary Patricia Plangman, que adoptaría luego el apellido de su padrastro. El autor de cómic Miguel Gallardo, quien se ha inspirado en dos de sus relatos para homenajearla en el cómic Un extraño asesinato y otras historias (Fnac), sugiere que su espíritu ‘malrollero’ encaja a la perfección con la pandemia y el confinamiento.
El St. Regis Venecia es uno de los escenarios que recorre Ripley.© Marriott
El encargo le llegó, además, cuando le operaban de un tumor en el cerebro. “Me venía al pelo porque en sus tramas todo es muy psicológico, y en mi situación todo pasaba por mi cabeza”, nos cuenta Miguel. En los próximos meses también van a publicarse los controvertidos diarios de Highsmith, lectora voraz de Dostoievski y Poe, que seguramente sacó del psiquiatra Karl Menninger la idea de que ‘los vecinos de al lado’ podían padecer una extraña e inapreciable psicosis. Siempre mantuvo una complicada relación con su madre, pudo sufrir abusos en la infancia y fue amiga de Truman Capote, que la apoyó en sus comienzos.
Viggo Mortensen protagonizó la adaptación al cine de 'Las dos caras de enero', de Hossein Amini (2014).© Album
Tuvo un trabajo fijo como guionista de cómics, algo que ocultaba con el mismo esmero con que Ripley hacía lo propio con sus ‘asuntos’. También fue sospechosa de fraude fiscal y, al igual que él y la protagonista de su novela El diario de Edith (1977), fabulaba de lo lindo en sus escritos personales. Esconderse a plena vista era su forma de vida: durante años, escondió su autoría de El precio de la sal, una novela de tintes autobiográficos sobre un romance lésbico, que luego admitió como suya y retituló Carol. Los datos más siniestros de su biografía incluyen haber creado una lista de consejos para niños (a los que odiaba) que desearan asesinar a sus padres y admitir su desprecio por las mujeres en una entrevista para el New York Times porque “están atadas al hogar, a alguien, no son tan independientes para viajar y no tienen la fuerza física necesaria”.
La novela 'El precio de la sal' (1952), se publicó bajo seudónimo. Luego la 'aceptó' y republicó como 'Carol'.© Bantam Books
Su pesimismo morboso no triunfó en EE.UU. (tampoco sus inclinaciones comunistas) y, finalmente, se exilió, primero en Gran Bretaña y Francia, luego en Suiza, donde siguió una autodestructiva dieta de insomnio, whisky, cerveza y cigarrillos, rodeada de gatos y caracoles. Murió en Locarno en 1995, legando una colección de novelas negras imprescindibles, un paseo a nuestro lado más oscuro.
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