Shannen Doherty |
Muere la actriz Shannen Doherty, Brenda en ‘Sensación de vivir’
La también intérprete de la serie ‘Embrujadas’ ha fallecido a los 53 años a causa de un cáncer de cerebro que le fue diagnosticado en 2020, aunque ya pasó por uno de mama en 2015
María Porcel
14 de julio de 2024
La actriz Shannen Doherty, que participó en más de 80 títulos, pero que siempre será conocida como Branda Walsh por sus 111 capítulos en la popular serie Sensación de vivir, emitida a principios de los años noventa en España, así como por ser Prue, la más rebelde de las hermanas Halliwell de Embrujadas, ha fallecido a los 53 años. Así lo ha confirmado su representante a la revista People. “Con todo el dolor de mi corazón anuncio la muerte de la actriz Shannen Doherty este sábado, 13 de julio. Ha perdido la batalla contra el cáncer contra el que luchaba desde hace años”, se lee en el comunicado de Leslie Sloane hecho público el domingo a primera hora. “La devota hija, hermana, tía y amiga estaba rodeada de sus seres queridos, así como de su perro, Bowie. La familia pide privacidad en este momento para llorar en paz”.
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Doherty padecía cáncer desde hace años y ya en abril había explicado que estaba preparándose para morir, sobre todo preparando a su madre y “a la gente que se va a quedar a tener una transición más limpia y más sencilla”. Su enfermedad iba avanzando y el cáncer estaba en estadio IV. La intérprete llevaba casi una década padeciendo la enfermedad, en distintos grados. Fue en agosto de 2015 cuando contó por primera vez que sufría cáncer de mama y expuso públicamente los problemas por los que estaba pasando, como su pérdida de pelo. Dos años después anunció que la enfermedad estaba por fin en remisión, y regresó al trabajo con una nueva serie. Sin embargo, la enfermedad volvió a atacar a principios de 2020 y con mayor gravedad, ya que se había manifestado en el cerebro.
Desde el principio, Doherty se mostró muy abierta sobre su enfermedad y sobre su deseo de seguir adelante. Siguió trabajando, protagonizando películas y algunas series —aunque de menor rango— e incluso dirigiendo. En 2021 afirmaba que sentía “una mayor responsabilidad” en su vida pública “acerca de hablar sobre el cáncer y quizá de educar más a la gente, de hacerles saber que quienes están en grado cuatro están muy vivos, muy activos” “Nunca me quejo. Ni hablo de ello. En este punto, es parte de la vida”, aseguraba. A lo largo de estos años fue contando el avance de la enfermedad, y hace un año explicó que tenía metástasis en el cerebro y que estaba “aterrada”; el pasado noviembre afirmaba en una entrevista que no quería morir y que, de hecho, tenía nuevos proyectos, como el lanzamiento de un pódcast. “Cuando te preguntas: ‘¿Por qué yo? ¿Por qué tengo cáncer’ y después ‘¿Por qué ha vuelto mi cáncer? ¿Por qué estoy en fase cuatro’?, eso te hace mirar por un propósito mayor en la vida”, aseguraba en People. “Para mí, es una locura que aún no tengamos una cura”.
Fue el pasado 1 de enero cuando la intérprete lanzó Let’s Be Clear with Shannen Doherty (Seamos claros con Shannen Doherty), el pódcast que dirigía y presentaba y que tuvo hasta 40 episodios. En él entrevistó a diversas especialidades, doctores, actores... y a muchos de quienes fueron sus compañeros a lo largo de los años. De hecho, en el último de ellos, lanzado el día 7, entrevistaba a Holly Marie Combs, quien interpretaba a su hermana Piper en Embrujadas. Ella estuvo durante tres temporadas en la serie, hasta 2001, pero Combs y Alyssa Milano, sus coprotagonistas, completaron las ocho que duró, hasta 2006.
En el pódcast, como en su vida pública durante los últimos años, la nostalgia noventera se convirtió en la protagonista, siendo la propia Doherty muy consciente de ello. Uno de los primeros invitados a su espacio fue Jason Priestley, que en Sensación de vivir interpretó a su hermano Brandon, en una reunión inédita hasta el momento casi 25 años después de la serie; en abril fue protagonista en el espacio Tori Spelling, quien fue Donna en el culebrón hollywoodiense. Otros intérpretes como Christina Ricci o, más recientemente, Katherine Heigl (la doctora Izzie Stevens en Anatomía de Grey) también estuvieron en los micros.
Fue aquella serie adolescente en la que Doherty saltó a la fama, llamada en EE UU Beverly Hills: 90210. Estrenada en 1990 y con casi 300 episodios que duraron hasta 2020 y recorrieron los años noventa, la serie se ha convertido en un clásico de los noventa sobre la vida en un instituto de una riquísima zona de Los Ángeles.Sensación de vivir partía del conflicto entre entre los valores tradicionales de la familia Walsh, recién mudados de Minnesota, y la frivolidad insolente del instituto Beverly Oeste. El público descubría, de la mano de los gemelos Brandon y Brenda (él, una brújula moral; ella obsesionada con que la tomasen en serio, lo cual la convertía en la adolescente más realista de la serie), el ecosistema de Beverly Hills. Darren Star fue el creador de este éxito cuando ni siquiera existían series de adolescentes en la parrilla estadounidense. El culebrón logró lanzar a la fama a todos sus actores; ya ninguno de ellos igualaría nunca más ese primer éxito y, durante el resto de sus carreras, cargarían con haberse convertido en un referente juvenil irreemplazable en la televisión. Y eso que Doherty se marchó de ella antes de tiempo. Sus enfrentamientos con los creadores y con el todopoderoso productor Aaron Spelling la mandaron a casa al acabar la cuarta temporada.
De izquierda a derecha, las actrices Tori Spelling, Jennie Garth, Gabrielle Carteris y Shannen Doherty.AARON RAPOPORT (GETTY IMAGES)
Años después, Spelling volvió a contar con ella en el que llegó a ser el otro gran proyecto de su vida profesional. Doherty fue una de las protagonistas de la serie Embrujadas, que se lanzó en 1998, justo cuando otro título de fantasía sobrenatural protogonizado por una mujer, Buffy Cazavampiros, cosechaba un éxito inigualable. La serie se centraba en la lucha de Prue (Doherty), Piper (Combs) y Phoebe (Milano), las tres hermanas Halliwell, contra los oscuros avatares del mal: demonios, brujos, monstruos y también novios, ex y jefes muy malvados. Sus tramas de tres mujeres en lucha contra el mal —especialmente en las primeras temporadas, capitaneadas por su creadora, Constance M. Burge— la llevaron a ser una de las series con un elenco protagonista femenino más vistas del momento, y Doherty llegó a cobrar hasta 75.000 dólares por episodio, entre 1998 y 2001. Sin embargo, las desavenencias de Doherty con el resto de compañeros de reparto, y muy especialmente con Milano, acabaron con un despido abrupto.
De hecho, ella explicó en más de una ocasión que en varios de sus trabajos se la tachó de difícil por quejarse de las condiciones laborales o de su salario. En el pódcast con Heigl, por ejemplo, habló de las dificultades de ser mujer en un plató de televisión a finales de los noventa y principios de los 2000, y de cómo su opinión no contaba. “Miro atrás y no, nunca les han gustado las mujeres muy fuertes. Les gusta que sepan su lugar. Muchas veces, en la empresa de Aaron Spelling, me decían: ‘Calladita y en tus marcas’. Y yo respondía: ‘Espera, no me pagáis lo suficiente como para esto, si me queréis callada y sin opinión, pagadme mucho más”, rememoraba.
En las últimas décadas, la vida de Doherty se limitó a telefilmes, películas orientadas al videoclub (cuando aún había) y realities televisivos (ha vendido desde su vida hasta sus aptitudes para el baile). Su último gran proyecto, con seis capítulos, tuvo lugar en 2019. Era una serie basada en la eterna Sensación de vivir.
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