Waterman 9, de Ferdinanda Florence |
Bettina Simon
DIEZ CONFESIONES VERDADERAS
Fui a visitar a mamá,
pero en su lugar me esperaba una foto.
Decidí escribirle un poema.
Y entonces, brevemente, me dirijo a ella
como si estuviera plantando cebollas en el jardín,
le explico que no vendré más.
A partir de ahora, tendré mucho qué hacer.
Ayudo a los extraños
a recordar su infancia,
y si no la tuvieron, me invento algo.
Poco a poco, como los enfermos que caminan
fumando en círculos alrededor del hospital,
esto se convirtió en una carta, y la repetí, como un poema.
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