William Somerset Maugham,
un escritor de cine
Hildy Johnson
21 de septiembre de 2016
Uno de los grandes placeres veraniegos ha sido hundirme en la lectura de novelas y cuentos de William Somerset Maugham, una asignatura que tenía pendiente. Las películas que adaptaban sus obras siempre me habían llamado la atención y llevaba años detrás de leer su legado literario. Así que manos a la obra… y estoy disfrutando de lo lindo. Así he podido ir a las fuentes originales de películas que forman parte de mi memoria cinéfila y sigo buscando los relatos o cuentos que han vomitado películas que me han interesado. Lo que más me ha fascinado de Somerset Maugham como autor es sin duda la psicología de sus personajes. Así sus novelas y relatos trazan un mapa de la naturaleza humana, con sus luces y sus sombras, y la fuerza de sus historias reside en unos personajes perfectamente construidos.
Conocí la existencia de Somerset Maugham a través del cine y fui descubriendo cómo me gustaban todas las películas que adaptaban sus novelas o relatos. Me fascinó descubrir Bajo la lluvia (Rain, 1932) de Lewis Milestone con una Joan Crawford impresionante como Sadie Thompson, y hace relativamente poco pude ver la versión de cine mudo que realizó de este mismo relato, Raoul Walsh, La frágil voluntad (Sadie Thompson, 1928), donde Sadie tenía el rostro de Gloria Swanson. Otra película que se me quedó grabada en la memoria, y sobre todo el personaje de Bette Davis, Mildred, fue Cautivo del deseo (Of human bondage, 1934) de John Cromwell. Luego mi pasión por William Wyler me llevó a uno de sus grandes melodramas con precisamente Bette Davis, La carta (The letter, 1940). Sin duda siguiendo con el melodrama uno de los que más me ha gustado de este siglo XXI fue sin duda El velo pintado (The painted veil, 2006) de John Curran, que me llevó directamente a la versión protagonizada por Greta Garbo y Herbert Marshall, y dirigida por Richard Boleslawski en 1934. Mientras estaba descubriendo la filmografía de Gene Tierney, también recuerdo que me llamó la atención El filo de la navaja (The razor’s edge, 1946) de Edmund Goulding, película que estoy deseando ver de nuevo y refrescar mi memoria. Otra película que recuerdo cómo me gustó fue Conociendo a Julia de (Being Julia, 2004) István Szabó, con una magnífica Annette Bening. Somerset Maugham también escribió relatos de espionaje (donde además vierte algo de sus vivencias, como en muchas de sus novelas y relatos, se recoge en ellos. Él fue espía durante la Primera Guerra Mundial), así que esto no pasó desapercibido a un joven Hitchcock que iba construyendo su filmografía en Gran Bretaña y recreó algunos de estos relatos en El agente secreto de 1936. Y algo de fatalidad sobrevuela en sus novelas y algunos de sus relatos, así como la descripción de amores y pasiones complejas (su vida emocional tampoco fue nada fácil) y que se refleja en películas como Luz en el alma (Christmas holiday, 1944) de Robert Siodmak. Y aún sigo descubriendo películas que adaptan sus novelas y relatos, sin ir más lejos el otro día emitieron en un canal de televisión: El misterio de la villa (Up at the Villa, 2000) de Philip Haas, que nunca había visto.
Mi lectura empezó con una novel, Cautiva de amor, que contaba con un curioso prólogo sobre la edición y corrección escrito por el propio Maugham. La lectura de ese prólogo hizo que me decidiera a leer la novela. Y ahí ya me encandiló tanto por la construcción de un fascinante personaje femenino como por su original estructura donde domina el paso del tiempo. Y es que otro de los fuertes del novelista es también las radiografías que realiza de las relaciones humanas, y el comportamiento social así como las apariencias.
Después en una librería de viejo conseguí un volumen antiquísimo de relatos breves del autor. Y de nuevo me fascinó no solo sus personajes, sino también el uso continuado en muchos de ellos de la primera persona, su yo como escritor y personaje, como contador de historias. Además también es fascinante su faceta de hombre de mundo, como autor viajero…, sus personajes viven sus aventuras y relaciones en distintos lugares y continentes, pero sobre todo en localizaciones de los mares del sur. No es de extrañar que muchas de sus historias transcurran en medios de transporte, sobre todo en barcos.
Luego le tocó el turno a Servidumbre humana, donde de nuevo no solo muestra un dominio de la construcción de personajes y del paso del tiempo, además de regarlo con vivencias personales, sino que dibuja perfectamente viajes interiores de sus personajes hasta alcanzar una espiritualidad especial y una paz interior después de varios tormentos emocionales. Y esos viajes emocionales suelen ir acompañados también de viajes físicos, y los lugares y ambientes suelen influenciar a los personajes protagonistas.
Y a continuación cayó en mis manos un nuevo libro de este año de la editorial Atalanta que reúne también varios de sus cuentos donde se encuentran los relatos breves de Lluvia y La carta. Y efectivamente ahí está el germen y la fuerza de esos relatos que se trasladaron a la pantalla blanca. Llama la atención en Lluvia que Sadie Thomson es mucho menos sofisticada que Joan o Gloria, y el enfrentamiento de fuerzas entre el predicador y ella mucho más claro y directo. Para entendernos Sadie recuerda mucho más a una Mae West o una Jean Harlow descarada. Queda mucho más evidente la absoluta victoria de Sadie en la batalla moral que llevan a cabo y también se profundiza mucho más (tiene más hondura) el personaje del predicador. Respecto La carta, el relato es absolutamente perturbador y más crudo, y en la versión maravillosa de Wyler se nota el malabarismo que se realiza para salvar las prohibiciones del código Hays. El personaje de Bette Davis es redimido y castigado…, en el relato su personaje ni es redimido ni castigado…
Ahora estoy terminando, y me está apasionando, las páginas de El velo pintado. Esta vez, a través de capítulos breves y un tempo y ritmo absolutamente conseguidos, nos hace viajar al interior de su protagonista Kitty, y su transformación espiritual. Y cómo a través de esa transformación cambia su mirada hacia su marido Walter, con el que se casó sin amor.
No será mi última lectura de Somerset Maugham…
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