Javier Montes Foto de Kim Manresa |
El relato de una búsqueda y un misterio: la fogosa vida y violenta muerte de la brasileña Luz del Fuego, una leyenda libertaria y adelantada a su tiempo.
«Soy como un cuerpo líquido: tomo cualquier forma. Muera la realidad. Quiero la fantasía y puedo comprarla.»
¿Quién fue Luz del Fuego? ¿Quién fue la mujer que desafió así al mundo y en 1952, en pleno Gran Baile de Gala del Carnaval de Río, sacó dos pistolones y al grito de «¡No soy la novia de Brasil! ¡Yo soy la Novia Pistolera!» disparó todas sus balas contra el techo? ¿Por qué la asesinaron en 1967 en su paradisíaca Isla del Sol y arrojaron al mar su cuerpo relleno de piedras?
Esta es la historia de una leyenda que existió en carne y hueso. Dora Vivacqua dio su vida por encarnar el mito de Luz del Fuego: guerrera sin antifaz y vengadora sin máscara, heroína o villana, amada u odiada por todo el Brasil. Escribió novelas malditas, fundó partidos políticos e islas utópicas. Bailó con serpientes y jugó con fuego para hipnotizar a un país entero: una Lilith moderna y radicalmente libre, una mujer de acción cuyas ideas brillan hoy con más luz que nunca.
Entre la quest detectivesca y la evocación novelada, la realidad y los recuerdos, Javier Montes modula géneros y voces para seguir con vibrante ritmo narrativo las huellas misteriosas de un personaje fascinante. Retoma los hilos de su anterior Varados en Río y arma como telón de fondo un gran fresco de época: ese Brasil moderno ya desvanecido y que quizá nunca existió del todo.
De su obra anterior la crítica resaltó:
«Hay mucho que leer y no se puede perder el tiempo con irrelevancias. Montes me ayudó, con sus novelas, a aprovechar mi tiempo. El destino, al fin y al cabo, de la mejor literatura» (J. E. Ayala-Dip, El Correo).
«Excepcional» (Patricio Pron, El País).
«Brillo inusitado, espléndidos déjà-vus de nuestro día a día convertidos en fina literatura» (Mercedes Cebrián, Numerocero).
«Páginas sutiles, inteligentes, sueltas, medidas en distintos tonos, que harán sin duda disfrutar al lector inteligente. Magistral ironía» (J. M. Pozuelo Yvancos, ABC).
«Se lee sin respirar, como la novela más intrigante» (Francisco Arbós, Quimera).
«Una absoluta delicia» (Libros:instrucciones de uso).
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