Florence Pugh, Rihanna e Irina Shayk con looks transparentes.Gtres
La desnudez femenina que arrasa en las alfombras rojas: ni Irina Shayk fue la primera ni será la última
El Festival de Cannes ha sido la última gran alfombra roja donde transparencias, diseños cut-out y escotes tamaño XXL han campado a sus anchas. ¿En qué contexto se explica esta abrumadora presencia en público del desnudo femenino?
Irina Shayk |
Por qué aquí y ahora
¿De dónde viene este gusto por la desnudez femenina a la vista de todos? ¿Es una moda sin más o responde a un contexto sociológico determinado? ¿Nunca antes se había visto tanta carne expuesta? ¿No significa en la práctica un paso atrás para las mujeres, que se vuelven a ver cosificadas?
Seguro que al ver el paseo de Irina Shayk hubo alguien que puso el grito en el cielo (¿no puede llevar menos ropa?). Pues bien, no es la primera vez en la historia que las mujeres han utilizado su cuerpo como medio de expresión.
Un repaso a la historia de la moda
Nos lo cuenta la especialista en cultura de moda, docente, periodista y comisaria de exposiciones Charo Mora, que se retrotrae hasta el Egipto faraónico para encontrar el primer ejemplo histórico de desnudez: "No había ningún tipo de problema moral con el cuerpo, es más, se ponía en valor y se utilizaban mucho las transparencias".
Más cerca de nuestra época, en los años posteriores a la Revolución Francesa, encuentra otro ejemplo: "Un grupo de mujeres, a las que se llamó Las Maravillosas (Les Merveilleuses), muy fashionistas, vistieron a la manera de la antigüedad grecolatina, con túnicas de tejidos transparentes, como se puede apreciar en las pinturas de la época".
De la Revolución Francesa a las flappers
Hablamos del siglo XVIII. Se supone que estas mujeres maravillosas causaron un gran revuelo. Pues no fue así. "No estaba mal visto", puntualiza Mora, "pues recogían esa idea clásica de que la verdad siempre se representaba de forma simbólica a través de una mujer desnuda, la virtud".
Esto ocurrió en un "periodo muy corto de la historia de la humanidad y de la moda, pues el siglo XIX se distingue por tapar mucho a la mujer y no fue hasta después de la Gran Guerra cuando, en los años 20, las flappers, con sus vestidos lenceros, volvieron a mostrar escotes, piernas y brazos".
La libertad del siglo XX
Centrándonos en la abrumadora presencia de desnudo femenino en estos últimos años, hay un porqué. Mónica Codina, profesora titular de Ética de la Comunicación de la Universidad de Navarra, asegura que "desde los años 60 la revolución sexual se ha plasmado en una progresiva presencia de la sexualidad en la industria cultural. Los espectáculos, el cine, los programas de entretenimiento se han hecho eco de un modo de entender la sexualidad que se refleja de forma plástica en la exposición gratuita del cuerpo".
En el mismo sentido se pronuncia Charo Mora, al afirmar que "en el siglo XX se empieza a ver la conquista del cuerpo de la mujer como reflejo de las libertades que logra. Celebra su propio cuerpo, y el hecho de exhibirlo no es razón para que sea agredida por ello".
¿Operación de márketing?
El desnudo femenino actual en público tiene que ver por tanto con una libertad que lograron ellas en el siglo pasado, pero también se enmarca en el puro y simple (o no tan sencillo) márketing. "Una estrategia de comunicación" lo llama Mónica Codina, "mediante la cual algunas marcas alcanzan notoriedad por medio de la transgresión. El desnudo es una forma de lograrlo".
Y no sólo las marcas. El propio Festival de Cannes, por ejemplo, invita por tradición a mujeres, más allá de las actrices protagonistas de las películas que se presentan, para darle más color y alegría. Es la opinión de Marina Fernández, directora de Comunicación y RRII en la Escuela Internacional de Protocolo, quien recuerda a las starlettes de los años 50 posando en la playa de Cannes y quien introduce a Irina Shayk, modelo, en esta categoría: "Ella está haciendo su trabajo, que es dar vida al festival como starlette de 2023, afianzando su marca personal a través de esta decisión de estilo y ayudando a que se hable del certamen un día en el que el cine no era para un público masivo".
La inmediatez digital
Eso sí, hay una grandísima diferencia entre esas fotos de starlettes de los 50 a la de Irina: mientras estas últimas sólo llegaban a quienes compraban un periódico o una revista, la de la modelo rusa no dio la vuelta al mundo en 80 días, como hizo Phileas Fogg a duras penas, sino en menos de un minuto. Y aquí hacen su entrada el mundo digital y las omnipresentes redes sociales, que en opinión de Mónica Codina "permiten a sus usuarios volverse protagonistas del espectáculo, imitan a las celebrities y buscan notoriedad".
"Como la moda es un fenómeno de imitación y distinción, los usuarios reproducen acríticamente los estilismos de las celebs. Una forma de divertirse que plantea problemas cuando la identidad y la autoestima personal dependen de la aprobación colectiva expresada en el número de seguidores y de 'me gusta'", afirma Codina, quien va un paso más allá: "La sobreexposición del cuerpo también es imitada por sus seguidores como si fuera un signo de belleza, obviando que el desnudo también puede resultar sórdido y es, desde luego, poco funcional".
¿Dónde queda el pudor? "Nuestra cultura lo ha diluido", explica Mónica Codina, "y no sólo respecto a la exposición de la corporalidad, sino también en otros aspectos que afectan a la intimidad". Y Charo Mora, situada ya en 2023, asegura que un look como el de Irina Shayk "es posible y viable en el contexto histórico actual".
Así que transgresión hasta cierto punto y márketing a raudales...
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