Carlos Ruiz Zafón, entrevistado por Olga Viza durante la presentación de su novela 'El juego del ángel', en el Liceo de Barcelona en 2008. En 1992, tras dejar su empleo, comenzó a escribir la primera novela, 'El príncipe de la niebla' (1993), que obtuvo el Premio Edebé de Literatura Juvenil, cuya dotación utilizó para irse a Los Ángeles, en California (Estados Unidos), donde residía desde 1994 con su familia. Foto de Carles Ribas |
Carlos Ruiz Zafón pone en escena su nueva novela con un gran 'show'
'El juego del ángel' llega a las librerías con una tirada de un millón de unidades
Carlos Geli
Barcelona, 16 de abril de 2008
El dragón (su fetiche) Carlos Ruiz Zafón empieza hoy a mover sus alas en las librerías con El juego del ángel (Planeta), su nueva novela tras el éxito internacional (10 millones de ejemplares en todo el mundo) de La sombra del viento. Y a tenor de la presentación mundial ayer en Barcelona (370 invitados, 150 periodistas, 15 cámaras de televisión, una cuarentena de azafatas...), el aleteo ya amenaza con convertirse en un huracán, acaparando las ventas de libros en España unos cuantos meses.
La puesta en escena de la salida de Zafón no fue muy distinta de la que hubiera podido protagonizar la première de la última película de Javier Bardem y debió estar por encima de la inauguración de la ópera Tannhauser que este mes se representa en el Liceo y cuyos carteles estaban semicubiertos por la portada del libro.
De esta guisa, hubo photocall (sesión fotográfica), trailer audiovisual con escenarios barceloneses de los años veinte y treinta donde transcurre la acción y hasta reagrupamiento en la entrada de rezagados a la rueda de prensa porque, como en las funciones del coliseo, había empezado y el espectáculo no podía pararse.
El show parecía pensado para los medios audiovisuales. Sobre el escenario y ante un telón de fondo que reproducía una abarrotadísima librería de honda perspectiva, 4.000 libros viejos (la mitad comprados a peso por Planeta), largas mesas, escaleras de caracol y viejas esculturas querían recrear el Cementerio de los Libros Olvidados, escenario que reaparece en la nueva novela. "Podría ser más o menos así", concedió el escritor, desde una butaca de lectura frente a la periodista Olga Viza.
Con aparente aplomo (tocó el piano para relajarse en el camerino antes de ir al escenario), Zafón -pulgar e índice sujetando cabeza y corazón encima del labio (defensa y distancia, según el lenguaje no verbal)-, fue respondiendo a Viza y con posterioridad a los periodistas. Éstos vieron en su mayoría el libro por vez primera en el acto (junto a un lujoso dosier de prensa, a manera de álbum antiguo), mientras que los que lo necesitaron antes debieron acordar confidencialidad.
El vértigo ante su propio fenómeno (un millón de ejemplares de primera edición de la nueva novela sólo en España, el doble del último Ken Follet, "y eso que las peticiones de libreros nos llevaban a 1.200.000 ejemplares", reconocía un directivo de Planeta) ha debido pasar factura al autor, parco y un poco distante. Así lo pareció cuando usó un símil para explicar que el nuevo libro no era precuela ni continuación de La sombra... "Será una tetralogía, sí, pero funcionarán como cuatro puertas distintas a un laberinto cuyo centro será el cementerio de libros", informó, tras aclarar: "Es tan difícil como explicar cómo funciona el motor de un Porsche: mejor ponga sólo la llave y verá cómo va". O al justificar su escasa y adusta presencia pública: "No quiero pasar por gracioso y decir bobadas". También admitió que había rechazado "bastantes ofertas" para llevar la obra al cine. "Conozco ese mundo y suele ser un salto al vacío".
En un ambiente más oscuro que la anterior, mezcla de "thriller, novela gótica, historia de amor y literatura fantástica", Zafón ha trazado la historia del joven escritor David Martín, que en el peor momento de su vida profesional recibe un misterioso encargo para escribir un libro único que le llevará a mil intrigas.
La novela, que llegará a Suramérica el día 24 y que el 29 de mayo saldrá en catalán, empieza: "Un escritor nunca olvida la primera vez que acepta unas monedas o un elogio a cambio de una historia (...) Un escritor está condenado a recordar ese momento, porque para entonces ya está perdido y su alma no tiene precio". Zafón abandonó el Liceo para comer con 70 libreros de toda España. Igual hay en ese inicio una inquietud autobiográfica.
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