sábado, 11 de enero de 2020

María Gainza / El nervio óptico / Anagrama







María Gainza

El nervio óptico


Este es un libro hecho de miradas. Miradas sobre cuadros, sobre los artistas que los pintaron y sobre la intimidad de la narradora y su entorno. Este es un libro singular y fascinante, inclasificable, en el que la vida y el arte se entretejen. Consta de once partes: once partes que son once capítulos de una novela que relata una historia personal y familiar, pero que también pueden leerse como once cuentos, u once incursiones furtivas en la historia de la pintura, u once ensayos narrativos que tratan de desentrañar los misteriosos vínculos entre una obra pictórica y quien la contempla.
En sus páginas el Greco trenza lazos secretos con un paseo por un bosque de secuoyas cercano a San Francisco, la enfermedad y la muerte; Rothko y el misterio de los cuadros para el Four Seasons del Seagram Building que se negó a entregar se entrecruzan con un hospital donde el marido de la narradora recibe quimioterapia y una prostituta se pasea por los pasillos; el aduanero Rousseau y el banquete que, entre la admiración y la mofa, organizó Picasso en su honor conectan con el miedo a volar... Y aparecen Hubert Robert y la fascinación por las ruinas; las andanzas de Misia Sert en París y Venecia; Toulouse-Lautrec deslumbrado por las estampas japonesas; el joven Fujita que, atrapado por Cézanne, decide irse a París; Augusto Schiavoni, al que acaso una médium ponga en contacto con su gemelo muerto en una sesión de espiritismo en Florencia; la decisiva visita de Alfred de Deux al taller de Géricault; la relación de Courbet con el mar... Y todo ello actúa como catalizador de las vivencias de la narradora, de las historias de su familia de clase alta, de la evocación de la ciudad de Buenos Aires, de la pasión por el arte, el dolor de la pérdida, la confrontación con la enfermedad, la vivencia del paso del tiempo, la banalidad cotidiana, el desasosiego...
Este es un libro que habla de arte con erudición y de la vida con sabiduría. Y lo hace sin grandilocuencia, porque, como decía Cézanne, «lo grandioso acaba por cansar». El sublime resultado nos descubre una voz originalísima, que despliega sus múltiples recursos literarios con sutileza y osadía.
«Su flamante primera novela... Una novela que es también autobiografía, crónica social, reseña de arte, diario íntimo, aguafuerte porteña, guía de museos... Un artefacto híbrido» (Ana Wajszczuk, Página/12).
«En cada una de sus páginas, Gainza hace uso de un talento fino, de un humor mundano y fresco, para tejer un escrito que convierte en livianos los temas más solemnes y atraviesa a quien lo lee con la misma intensidad con que las obras repercuten en la protagonista» (Lucrecia Palacios)
«Inaugura un género donde confluyen límpidamente la historia del arte y la crónica íntima... Una voz narrativa que parece capaz de todas las proezas estilísticas» (Ernesto Montequín).  
«Entre la autoficción y las microhistorias de artistas, entre citas literarias y la crónica íntima de una familia, su pasado y sus desdichas, es un libro insólito, hermoso, en ocasiones delicado y a veces brutal» (Mariana Enriquez).

María Gainza

María Gainza nació en Buenos Aires. Trabajó en la corresponsalía de The New York Times en Buenos Aires y fue corresponsal de ArtNews. Durante más de diez años fue colaboradora regular de la revista Artforum y del suplemento Radar del diario Pági­na/12. Ha dictado cursos para artistas y talleres de crítica de arte, y fue coeditora de la colección sobre arte argentino «Los Sentidos», de Adriana Hidalgo Editora. En 2011 publicó Textos elegidos, una selec­ción de sus notas y ensayos sobre arte argentino. El nervio óptico, su primera incursión en la narrativa, ha sido traducida a diez idiomas y fue recibida con entusiasmo por la crítica: «Flamante primera no­vela» (Ana Wajszczuk, Página/12); «Se cuenta entre lo más trascendental (amén de íntimo y delicado) que he leído en el género en los últimos tiempos» (Christopher Domínguez, El Universal); «Una lectura tan inteligente como inaudita. Una inusitada joya» (Care Santos, El Mundo); «Emocionante» (Aloma Ro­dríguez, Letras Libres); «Sentida, vivaz, llena de hu­mor. Y justo por eso, seria, pertinente, refrescante» (Javier Montes, ABC); «Un libro insólito, hermoso, en ocasiones delicado y a veces brutal» (Mariana Enriquez); «No hay nada frívolo ni banal en el libro de Gainza, posiblemente uno de los mejores de este año» (Patricio Pron); «Excepcional» (Enrique Vila-Matas); «María Gainza ilustra de forma sumamente lúcida la relación de la fascinante protagonista con el arte y describe imágenes con palabras tan certe­ras que el lector tiene la impresión de estar junto a ella delante de un cuadro» (Cees Nooteboom).


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