UN CUERPO PARA TRES:
Partitura De Un Vacío Compartido.
Acercamiento a Mar de leva de Octavio Escobar Giraldo
Por Óscar Mauricio Castañeda Morales
El cuerpo no se defiende, es un
cuerpo que no debe ser negado sino compartido, que invita al pecado y que en
medio de la desolación de la condena eterna aparece como un barco al cual
aferrarse en medio de un Mar de Leva.
La realidad que trasciende la piel es el pretexto que sirve de cohesión para el
desarrollo de la más reciente novela del escritor colombiano Octavio Escobar
Giraldo; Mar de leva desencadena una
historia en la que tres personajes
exteriorizan sus cicatrices emocionales al compás de una partitura que
los lleva a involucrarse íntimamente.
Es notoria la cercanía entre pecado
y carne que se da en la sociedad prostituida por la agonía de la violencia que viene
azotado a Colombia los últimos años. Unos y otros acuden al cuerpo como
salvación, como expiación. El cuerpo como vehículo de
encuentro y desencuentro actualiza el imaginario colectivo y pone en práctica el
discurso corporal como puente al vacío; recíprocamente, el espacio común de los
protagonista de Mar de leva se va
convirtiendo en un cataclismo de sensaciones inacabadas y perennes. Ante el
cuerpo de sí mismo, Javier delimita las sensaciones de su espacio vital, es el
mundo del afuera plasmado en sus atormentadas manos, manos de padre que ya no
ve, manos de deseo que crece, manos que hilan y rasgan su realidad.
La necesidad de fundar corpóreamente
el imaginario del otro y poner en práctica la deshumanización del adiós, es lo
que lleva a Mariana a ese travestismo de sentimientos, de identidades y de
sexualidad. Octavio Escobar supone un mundo que no se cuenta en las reuniones
sociales pero que se describe en el interior del marco de cada ventana. El
mundo del día a día se desdobla en la visión sensualista de una ciudad del
Caribe instrumentalizada por el escritor para relatar los testimonios de la
experiencia de tres voces, que a manera de trípode, sostienen una obra que se
distancia de preocupaciones morales y se desdibuja con cada pregunta que surge
de los protagonistas; es así como Elena, Mariana y Javier se descubren en sus
propios paisajes.
Al analizar los relatos
presentes en Mar de Leva de Octavio
Escobar se puede evidenciar que durante los últimos años se ha venido generando
un interés por las experiencias que impliquen un moldeamiento a las realidades secretas
del ser humano; se emplea la labor del escritor a favor de intereses íntimos
que representan a su vez intereses sociopolíticos, económicos y de
posicionamiento geográfico. Mar de
Leva desentraña una moral soterrada que funda un cuerpo que se puede besar
y odiar, un cuerpo que erotiza la mirada y el tacto, un cuerpo que se desnuda y
se abandona.
La estructura familiar, su incidencia en los comportamientos
y preferencias, la relación sexo-placer y deseo-pecado son el telón que anuncia
las migajas que Octavio Escobar va
dejando alrededor del relato y que abren escenarios de debate y análisis frente
a la obra y su visión de cuerpo, moral y dolor.
En el intersticio
de lo desconocido podríamos configurar un momento para degustar una novela que
no se gasta y que no se olvida, al igual que Después y antes de Dios nos encontramos con Mar de Leva ante un espejo que va desempañando la imagen de lo
íntimo. Octavio Escobar ha logrado contar las historias nacionales desde la
periferia, no es necesario descubrir el horror en los personajes que revitaliza
el imaginario mediático de los noticieros, lo que interesa realmente, es
descubrir a qué sabe la agonía del anonimato, del desencuentro, de las
pesadillas y de la perversidad que nos convierte en héroes. La lectura de Mar
de Leva debe ser por tanto garantizada desde la inclusión de un marco
narrativo verosímil, una inserción no sólo de elementos circunstanciales y
anecdóticos sino conceptuales, en suma, la inclusión del mundo de la vida como
un campo de experiencias posibles del ser en el mundo. El lector de esta novela
debe entender que en su desarrollo temático el escritor nos devela una realidad
aún más perturbadora que la misma relación incestuosa de sus protagonistas: nos
desnuda los propios demonios, nos denuncia el despiste de Dios.
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