DESTINOS INTERMEDIOS
de Octavio Escobar
Por Elmer Mendoza
Destinos Intermedios, de Octavio Escobar Giraldo, es una novela publicada por Periférica en 2010, en España, y por Intermedio editores en mayo de 2014, en Bogotá Colombia; es una historia creada a partir de un registro lacerante de la realidad colombiana. Lo que significa que los personajes estarán inmersos en situaciones extremas en las que la vida no vale nada; pero también donde la belleza condiciona destinos y conductas, y una mínima solidaridad se convierte en la madre de toda la esperanza. Desde luego, se trata de una intensa novela negra.
A Octavio Escobar Giraldo, que nació en Manizales, Colombia, en 1962, le gusta arriesgar. Es un maestro del ritmo atemperado y trabaja un compás de espera acuciante con el que conmina al lector a comprometerse para seguir su propuesta hasta el final. Es un narrador correcto, mesurado y creativo que consigue que sus personajes emerjan de las páginas y se conviertan en parte de las conversaciones cotidianas. Logra dos aspectos muy apreciados en la narrativa contemporánea: cuenta una historia y emociona. En la presente novela, nos acerca a dos jovencitas en un auto deportivo del año, que deciden correrse una aventura con dos chicos de su edad. Sus dieciséis años son su mejor apuesta. Al regresar a casa, lo que toparán en una gasolinera las llevará a situaciones inesperadas y definitivas que las transformarán, más a Erica que es la más sensual y la más provocadora, en parte de la memoria y de las estadísticas. En el restaurant del lugar, serán obligadas por la banda de Ángel Espejo, un cruel sicario al servicio de un poderoso capo, a seguir al grupo, que va a la hacienda de su jefe. En esta coyuntura el autor nos presentará varios tipos muy interesantes generados por la violencia: el sicario controlador, el sicario dependiente, el traidor, el abusón y a Jimena Sombras, una cantante de música popular retirada, que tiene al capo como el amor de su vida.
El autor ofrece circunstancias ricas en matices que definirán los campos en que los personajes se desenvuelven. Cada quien ocupará su nicho y serán los hechos los que pondrán a cada quien en su lugar. Escobar no permite que crezca la animadversión entre el lector que llega a su universo y los personajes que lo habitan. Es verdad que estos personajes se escurren, pero no sin antes haber cumplido su objetivo de representación dentro del discurso; un senador corrupto, un hábil cocinero o un entrevistador de espectáculos, viven el papel conveniente. En general, al menos así lo percibí, conserva ese ritmo suave en que todo puede suceder y es importante. Octavio deja suponer que le ocurre como al maestro José Ramón Ribeyro que escribió en Prosas Apátridas: “Todo se convierte para mí en signo, en presagio. Las cosas dejan de ser lo que parecen para convertirse probablemente en lo que son.” He ahí una visión exacta del proceso creativo y sus resultados.
En la novela aparece Salvador Espejo, hermano de Ángel, que está tratando de romper el récord Guiness de tiempo contando chistes en la radio, cuya mujer sufre porque no se puede embarazar. Hay un burdel donde duerme John Jairo, un sicario enamorado de Saide, una chica hermosa que es herida en un atentado cuando sale con él. En el hospital encontrarán al doctor Guillermo Vargas, que vivirá gran tensión por la actitud irreverente de Jairo. Esta parte es una de las más tensas de la novela y donde se muestra el oficio del autor, que es uno de los escritores colombianos actuales de mayor prestigio. Expresa Gustavo Forero Quintero, en la introducción del libro Víctimas, novela y realidad del crimen: “La recreación de la realidad por parte del escritor representa un espacio de reflexión y sensibilidad respecto a las desigualdades en la aplicación de la ley.” Esto no es una regla, sin embargo, Destinos Intermedios está plagada de asuntos que no son producto solamente de la imaginación. Forma parte de esa literatura que no es ingenua frente a los problemas sociales.
Si usted profesa interés por los autores que están produciendo la literatura negra contemporánea en América latina, Octavio Escobar Giraldo llamará su atención; si le cautivan los estilistas, Destinos Intermedios le gustará, una novela penetrante donde se come y se bebe, entre otras cosas: “albóndigas, chunchurria, sopa de mondongo, tortas de carne, papas rellenas, flan de coco, jugos naturales de lulo, maracuyá o frutos rojos…”. Sin duda, la comida colombiana es un hilo poderoso que une al país con el resto del mundo, a poco no.
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